Ha llegado el verano y con él las vacaciones. Este descanso estival invita a viajar y a desconectar de la rutina, que supone un descanso para cuerpo y mente. Nos da la oportunidad de conocer otras culturas, y descubrir lugares únicos. Pero a ti que te preocupa el medio ambiente, igual has oído hablar del turismo sostenible. Te contamos lo que es, y qué puedes hacer para que el impacto de tus vacaciones sea el mínimo posible.
Durante los últimos años, viajar se ha vuelto una actividad más accesible para todos, y el sector turístico ha experimentado un crecimiento notable que mueve miles de millones de euros cada año. Sin embargo, el turismo convencional también produce efectos negativos, como es la contaminación medioambiental, la erosión, la construcción desmesurada, el desplazamiento de la población local… por eso ha crecido la conciencia de practicar el turismo sostenible para evitar estos posibles efectos adversos sobre el medio ambiente y la comunidad local.
¿Qué es entonces el turismo sostenible? Según indica la Organización Mundial del Turismo, es: “El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”. Gracias a la diversidad de relaciones implicadas en la actividad turística, el turismo sostenible tiene la capacidad de actuar como catalizador de cambio, beneficiando a la lucha de causas como el hambre, la paz y seguridad o el fomento de las economías locales.
Si quieres que tus viajes no tengan un impacto negativo, no dejes de leer. Te damos unos consejos que ayudarán a que disfrutes de tus vacaciones un poco más, generando un cambio positivo en diferentes ámbitos.
Respeta la cultura y las costumbres locales, para que la convivencia sea armoniosa. Ya sabes, donde fueres, ¡haz lo que vieres!
Cuida el patrimonio natural cultural y arquitectónico. Sigue las instrucciones que te den para conservar su belleza, y que otros puedan seguir disfrutando de ella.
Busca alojamientos comprometidos con el medio ambiente. Cuando estés allí sé responsable, y no abuses del consumo de energía o de agua. ¡Ahorra como lo harías en casa!
Muévete en medios de transporte no contaminantes siempre que puedas. Caminar y montar en bici harán que disfrutes mucho más del camino.
Disfruta y descubre la gastronomía local y los productos de temporada.
En el campo sigue los senderos. No destruyas la vegetación ni molestes a los animales. ¡Ese entorno es su hogar!
No hagas fuego. Recuerda que estamos en una época seca y el riesgo de incendios es muy alto.
No recojas ni compres animales plantas o minerales protegidos.
Separa tus residuos y recicla
Evita imprimir papel, siempre que puedas presentar tus billetes y comprobantes en formato digital. Podrás pensar que estos consejos son de sentido común. Sin embargo, son muchos pequeños detalles que, si todo el mundo lo pusiera en práctica, se notarían el impacto y los beneficios medioambientales, culturales, sociales y económicos.
Estos pequeños gestos consiguen que el impacto sobre el medio ambiente sea menor y se vigile, respetan los recursos naturales locales y tienen un impacto medioambiental muy pequeño. Además ayuda a conservar el patrimonio cultural, contribuye al entendimiento y la tolerancia, y mejora la autoestima comunitaria. Se reactivan las zonas rurales, mejora las infraestructuras y mejora la calidad de vida local. A nivel económico también se crea empleo, potencia el consumo de productos autóctonos, y por supuesto contribuye a reducir la pobreza. Como ves, lo beneficios son múltiples, y están alineados con el desarrollo sostenible.
El turismo sostenible sólo requiere viajar con conciencia de las consecuencias de nuestros actos, y poniendo sólo un poco de cuidado, realmente podemos conseguir que el mundo sea un lugar más sostenible y más justo.
¿Y tú? ¿Te animas a hacer tus vacaciones más sostenibles?
Foto: Vlad Bagacian