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En México, la disposición final de residuos sólidos carece de una planeación sólida; muy pocos rellenos sanitarios cumplen con la NOM-083-SEMARNAT-2003, y son escasos los sitios que operan de forma adecuada.
En México, las prácticas más comunes para la disposición final de los residuos sólidos en el suelo son: relleno sanitario (RS), relleno controlado (RC) y tiradero a cielo abierto (TCA).
Un RS es una obra de infraestructura que involucra métodos y obras de ingeniería para la disposición final de los residuos sólidos urbanos (RSU) y de manejo especial, con el fin de controlar, a través de la compactación e infraestructura adicional, los impactos ambientales. Un relleno de este tipo debe cumplir cabalmente con la normatividad señalada en la NOM-083-SEMARNAT-2003. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales reportó que, en 2010, existían 186 RS.1
Un RC es un sitio inadecuado de disposición final que cumple con las especificaciones de un relleno sanitario en cuanto a obras de infraestructura y operación, pero no cumple con las especificaciones de impermeabilización ni con las condiciones y requerimientos técnicos, de acuerdo con las disposiciones legales y sanitarias vigentes. El Instituto Nacional de Estadística Geográfica e Informática reportó 23 sitios de este tipo en 2006,2 y no se cuenta con datos más recientes.
En un TCA los residuos se vierten directamente y de manera cotidiana al suelo sin cubrirlos con tierra (figura 1); práctica inadecuada por los problemas sanitarios y ambientales que provoca, pero es la más utilizada en el país por ser la más económica y fácil de operar para los municipios. La mayoría de los TCA son clandestinos y pueden ser familiares o municipales. Por su diversidad e irregularidad no se tiene registro de la mayor parte de estos sitios.
Para implementar los TCA no se acostumbra realizar un estudio preliminar, sólo se crean de manera arbitraria en los diferentes estados de la república mexicana y, para tal propósito, se utiliza barrancas y cauces de ríos, lagos y lagunas, minas abandonadas, zonas pantanosas, terrenos baldíos y áreas geológicamente inestables. Esta inconsciente disposición final de los residuos sólidos ha provocado problemas de contaminación de agua, aire y suelo, así como la proliferación de fauna nociva, por lo que los efectos negativos para la salud pública y el ambiente podrían ser enormes, pero se desconoce la dimensión exacta del problema. Sobre estos residuos sólidos urbanos, el INEGI reportó que, en 2010, se depositaron 10,211.5 toneladas en TCA.
A esto se suma la problemática social entre los grupos de pepenadores, por las condiciones inadecuadas en que viven y realizan sus actividades; no obstante, el temor a perder su única fuente de trabajo provoca que se opongan a cualquier alternativa encaminada a mejorar las técnicas de disposición final y/o clausura y saneamiento de los TCA.
Y, a pesar de todo esto, poco se sabe sobre los TCA, por lo que el objetivo de nuestra investigación es analizar la información existente sobre la situación actual de los TCA del país.
Situación actual de los TCA
En la mayoría de los estados de la república mexicana se sigue utilizando los TCA para la disposición de residuos sólidos, de modo que, en la actualidad, se ha llegado a identificar aproximadamente 5,000 tiraderos de esta índole y, desafortunadamente, no son todos; además, no se cuenta con la ubicación de una gran parte de ellos, y su número no deja de crecer.
En los estados de la península de Baja California y del Norte de México se encuentran 510 TCA; tan sólo en Coahuila hay 205. Los otros estados de la zona norte tienen un menor número de tiraderos, en particular Nuevo León, donde se ha prohibido seriamente la instalación de los tiraderos, y se ha reducido su número.
Como se puede ver en la figura 2, con respecto a los estados ubicados hacia la Costa del Pacifico, de Sinaloa a Oaxaca, se han registrado aproximadamente 1,411 TCA, entre los cuales destaca Oaxaca con 570, estado al que llegan 791,000 ton de basura por año. En la capital de Michoacán se detectaron 97 TCA.
En los estados ubicados en el Golfo y Sur de México, la situación es seria, en particular, en Veracruz, donde hay 1,500 TCA registrados, algunos con consecuencias graves, por ser focos de infección, proliferación de plagas y enfermedades gastrointestinales, respiratorias y micóticas (generadas por hongos). A esto hay que agregar que la fauna nociva atraída y generada por la basura –roedores, pulgas, moscas…– son un factor importante en la transmisión de bacterias y virus causantes de enfermedades en el ser humano, como la peste bubónica, la rabia y otras producidas por los hongos como la tiña, lo que se ha observado en los municipios de Papantla, Tantoyuca y Coatzacoalcos. El estado de Tamaulipas tiene 28 sitios, Tabasco 17 y Chiapas 118, entre municipales y clandestinos.
Los estados de la península de Yucatán tienen registrados 127 TCA, el menor número de tiraderos, pues solamente hay tres estados con una población menor, hay menos industrias y la alimentación es más natural, ya que consumen frutas, legumbres y poco alimento industrializado.
En los estados del centro de México hay 1,291 TCA registrados, de los cuales 672 corresponden a Aguascalientes. En otros estados únicamente se reporta el número de los que están ubicados en áreas urbanas; por ejemplo, en Morelos hay, al menos, 22 tiraderos clandestinos a las orillas del centro; seguramente existen muchos más sin contabilizar.
Anteriormente, en el D. F., los pequeños tiraderos eran recubiertos con tierra y lotificados. Un ejemplo es la colonia del Valle, al Sur del D. F., que fue un basurero de la ciudad. Los grandes tiraderos que operaron desde los años cuarentas y cincuentas, en la Ciudad de México, fueron: Santa Cruz Meyehualco, San Lorenzo Tezonco, Prados de la Montaña, Santa Fe y Santa Catarina. En 1982, operaban siete sitios: Tlalpan, Tláhuac, Milpa Alta, el vaso de Texcoco, San Lorenzo Tezonco, Santa Cruz Meyehualco y Santa Fe.
Recientemente, se han contabilizado 96 TCA en el D. F., aunque no hay análisis detallados al respecto: a título de ejemplo, en la calle Madrid, de la colonia El Carmen, Coyoacán, tan sólo en el tramo de Avenida México a Centenario, hay dos tiraderos clandestinos y existen otros sin contabilizar en las centrales camioneras o en las terminales del sistema de transporte colectivo metro.
Riesgos de disponer residuos sólidos urbanos en TCA
Los tiraderos a cielo abierto para el depósito de residuos sólidos urbanos proliferan sin control ni estudios preliminares y, dado que una gran cantidad son clandestinos, tampoco reciben labores de saneamiento.
Sin importar si un TCA se encuentra en el norte o en el sur de la república, una mala práctica de disposición final de los residuos sólidos urbanos causa efectos nocivos en el ambiente y la salud, los cuales se enlistan a continuación:
» Eventualidad de incendios, que podrían provocar el deterioro del suelo y la vegetación, así como la contaminación del aire con humo, ceniza y gases tóxicos, además de daño patrimonial en zonas residenciales aledañas.
» Posibles infecciones y epidemias transmitidas por aire, aguas y vectores de fauna nociva, a causa de las condiciones climatológicas del país, como altas temperaturas y precipitaciones.
» Contaminación del suelo y el manto freático, ya que los TCA no cuentan con un subsuelo impermeable y/u obras de ingeniería para evitar infiltraciones de lixiviados.
» Impacto estético negativo en el paisaje alrededor de los TCA, que afecta no sólo a la gente que vive en la zona, sino también la plusvalía socio-económica de la región.
» El polvo y residuos ligeros levantados por el viento, así como los materiales arrastrados por posibles escorrentías superficiales, pueden llegar a los terrenos de cultivo y caminos cercanos, afectando así la actividad agrícola y el tránsito vehicular.
Subproductos generados en sitios de disposición final
En la operación de todos los sitios de disposición final, incluyendo RS, RC y TCA, se generan, principalmente, dos tipos de emisiones: gaseosas y líquidas. Las primeras, denominadas en conjunto biogás, compuestas principalmente por metano (CH4) y bióxido de carbono (CO2), en tanto que las segundas son lixiviados provenientes de desechos heterogéneos en composición, los cuales arrastran concentraciones elevadas de todo tipo de contaminantes orgánicos e inorgánicos, incluyendo ácidos húmicos, nitrógeno amoniacal y metales pesados, así como sales inorgánicas y una gran variedad de microorganismos existentes en la biomasa de los residuos sólidos,3 por lo que se considera que éstos son de los residuos más complejos y difíciles de tratar.4
El tratamiento practicado a los lixiviados en RS –si se lleva a cabo– es cuestionable, por la utilización de tecnologías inadecuadas, como la evaporación y recirculación, mientras que, en el caso de los TCA, no se suministra tratamiento alguno.
Con respecto al biogás proveniente de la descomposición de la materia orgánica,II entre sus componentes más importantes están el bióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), este último, con características de flamabilidad, y capaz de formar mezclas explosivas al contacto con el aire, en concentraciones de 5 a 15%. Por tanto, los sistemas de control de biogás deben estar equipados con dispositivos de combustión diseñados para destruir: metano, compuestos orgánicos volátiles e hidrocarburos aromáticos, antes de ser emitidos a la atmósfera.
Clausura y saneamiento de TCA documentados
La clausura de un sitio de disposición final significa suspender en forma definitiva el depósito de residuos sólidos por: haberse agotado su vida útil, sus efectos de contaminación al ambiente, y/o bien, por molestias y daño causados a la sociedad. Las acciones encaminadas al control de los contaminantes, después de la clausura, forman parte de un proceso conocido como saneamiento ambiental.
En México, en la mayor parte de los casos, los criterios y lineamientos técnicos para la clausura y saneamiento de TCA son limitados; generalmente, éstos son cubiertos con una capa de tierra y, posteriormente, abandonados; una práctica que sólo resuelve el problema visual, pero no evita que los contaminantes se distribuyan en el suelo y lleguen a contaminar los mantos acuíferos o las zonas de cultivo cercanas. También hay evidencias de que en varias regiones del país, cuando los tiraderos han agotado su vida útil, se prende fuego a los residuos para poder continuar con el depósito de los mismos y extender su vida útil. El resultado es que desaparecen los residuos del suelo, pero se contamina el aire con los gases producidos, principalmente, bióxido de carbono, el cual llega a formar parte de los gases de efecto de invernadero.. Lo más lamentable es que, por lo regular, los tiraderos son abandonados sin control alguno, y la regeneración del sitio ocurre únicamente a partir de los procesos naturales, lo cual es muy lento, y los contaminantes o subproductos líquidos (lixiviados) y gaseosos (biogás) descritos en la sección anterior, se liberan sin el menor control en suelo, agua y aire.En la actualidad, las acciones realizadas para la cubierta y saneamiento de un tiradero a cielo abierto, supuestamente, se basan en la Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT-2003, específica para rellenos sanitarios; sin embargo, muchas veces no son aplicadas por el costo que ello implica.
Mientras la Agencia Estadounidense de Protección Ambiental tiene planes específicos de clausura para tiraderos a cielo abierto, y dicta que la construcción de una cubierta final consiste en las siguientes capas:5 1) de ventilación de biogás, 2) de baja permeabilidad, con material natural, 3) impermeable, de material sintético, 4) de drenaje, 5) biótica, 6) filtrante y 7) vegetación, cuyas características, en cada caso, han sido descritas en U.S. EPA, 1994; los métodos documentados de clausura y saneamiento llevados a cabo en algunos TCA, en México, se presentan a continuación:
» Prados de la Montaña, delegación Álvaro Obregón, inició su operación en 1952, con una recepción de 2,300 toneladas diarias de residuos, y fue cerrado en 1987, cuando se comenzaron a esparcir los residuos, los cuales se compactaron y fueron cubiertos con material limo-arcilloso de 30 cm de espesor. Su cubierta final consistió de seis capas de diferentes materiales y grados de compactación, así como diversos sistemas de extracción de lixiviados y biogás, el cual aún en la actualidad es quemado en ese mismo sitio, empleando antorchas, para evitar que lleguen libremente a la atmósfera el bióxido de carbono y el metano a formar parte de los gases de efecto de invernadero sin tratamiento (figura 3). Actualmente, se cuenta con 300 hectáreas en donde los procesos de rehabilitación han sido concluidos, conformando las alamedas del oriente, el poniente y el parque Cuitláhuac. También se construyó la unidad habitacional Tlayapaca, donde se albergó, aproximadamente, a 510 familias de pepenadores que habitaban en ese tiradero.
» San Lorenzo Tezonco, delegación Iztapalapa, ocupa el tercer lugar en importancia por la cantidad de residuos sólidos urbanos depositados del D. F. Recibía cerca de 2,000 ton diarias de basura y albergaba a más de 2,500 pepenadores. En 1985 fue sellado con membranas sintéticas y material de cubierta final, para evitar al máximo la infiltración de agua pluvial; además, se perforaron sus correspondientes pozos de venteo de biogás con la finalidad de captarlo y controlarlo, evitando así que se quede entre la basura, lo cual puede provocar una explosión.
» Santa Catarina, al oriente de la Ciudad de México, colindante con la autopista México-Puebla, inició su operación en 1951, con una superficie de 34 hectáreas. En 1988 fue clausurado como TCA y se destinó a ser relleno sanitario; en 1989 se clausuraron las primeras etapas de crecimiento numeradas como: II, III, IV y V, cuyas actividades consistieron en el esparcimiento de los residuos, su compactación y cubierta con material limo-arcilloso.
» Santa Cruz Meyehualco, en Iztapalapa, tenía una extensión de 150 ha. Estuvo en operación a lo largo de 50 años, con una recepción de residuos sólidos de 500 toneladas por día, en los primeros años de operación, y 6,000 al término de la misma. Su clausura fue similar al de Santa Catarina.
» En el Peñasco, San Luis Potosí, se planteó un programa de remediación del sitio, para lo que se realizaron trabajos de compactación, cubrimiento de residuos y pruebas de extracción, así como quema de biogás, además de obras de excavación y cobertura de cárcamos y fosa de lixiviados con geomembrana, para asegurar la recolección de lixiviados.
» En el municipio de Tultitlan, Estado de México, las actividades de clausura fueron: eliminación de fauna nociva, estabilización y formación de taludes sobre los residuos, perforación de pozos de venteo de biogás, evacuación y drenaje de lixiviados, tendido y compactación de una capa de baja permeabilidad, tendido de una capa de suelo vegetal y construcción de un parque recreativo.6
El control postclausuraV es muy importante en este tipo de obras, pues alguna empresa u organismo debe encargarse de mantenerla en buen estado y en condiciones de seguir operando en la forma que se diseñó.
Visión a futuro
En la mayoría de los estados de la república mexicana se desconoce el número exacto de TCA, ya que existe una infinidad de sitios clandestinos, lo que dificulta su contabilización, y diariamente surgen otros.
La disposición final de RSU en TCA es una gran problemática nacional por su significativa contaminación del ambiente; por ello, se requiere un manejo responsable de los RSU e industriales y, como última instancia, disponer de los residuos en los rellenos sanitarios, además de clausurar y remediar adecuadamente los terrenos que han funcionado por años como TCA, en múltiples sitios del país.
Se recomienda prohibir estrictamente la operación de TCA en todo el país, al igual que se ha hecho en Nuevo León, e implementar alternativas que no dañen la salud pública ni el ambiente.
Referencias
1. SEMARNAT (2010), Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales.www.semarnat.gob.mx (03 marzo 2011).
2. INEGI (2010). Instituto Nacional de Estadística Geográfica e Informática. www.inegi.gob.mx.(23 febrero 2011).
3. Gray, D., S. Pollard, L. Spence Smith, y J. Gronow. (2005). Spray Irrigation of Landfill Leachate: Estimating Potential Exposures to Workers and Bystanders Using a Modified Air Box Model and Generalized Source Term. Environmental Pollution, p 133.
4. Luna, Y., E. Otal, L. Vilches, J. Vale, X. Querol y C. Fernández. (2007). Use of Zeolitised Cal Fly Ash for Landfill Leachate Treatment: A Pilot Plant Study. Waste Management. 27. 1877-1883.
5. López, S. F. y L. H. J. Sámano. (1996). Clausura del relleno sanitario de Prados de la Montaña: Primera Experiencia Mexicana Apegada a una Rigurosa Normatividad. Memorias del XXV Congreso Interamericano de Ingeniería Sanitaria y Ambiental, Volumen III, Tratamiento y Disposición de Residuos Sólidos, Celanese Mexicana, México, D.F, pp 1-9.
6. Cruz, R., T. Orta, G. Sánchez y M. Rojas-Valencia. (2002). “Metodología propuesta para la clausura de tiraderos a cielo abierto. Caso de estudio.” XXVIII Congreso Interamericano de Ingeniería Sanitaria y Ambiental. Cancún, México, 27 al 31 de octubre, pp 1-8.7. U. S. EPA (1994), Design, Operation and Closure of Municipal Solid Waste. EPA/625/R-94/008, Office of Research and Development, Washington, D. C. O460.
Autores-Curriculum
María Neftalí Rojas-Valencia
Categoría
Técnico Académico Titular C
Subdirección
Hidráulica y Ambiental
Coordinación
Ingeniería Ambiental
Líneas de investigación
1. Residuos sólidos. Investigación en residuos sólidos urbanos, de manejo especial y peligroso, planes de manejo en edificaciones sustentables, tratamiento, reciclaje y disposición final de residuos sólidos municipales.
2. Microbiología ambiental y desinfección de aguas residuales.
Carla Sahagún Aragón