Hace unas semanas Marian me dijo que le haría mucha ilusión publicar en nuestro espacio su rutina de desayuno y como, en la mayoría de los casos, todo lo que me propone me parece interesante.
Quiero hacer una pequeña aportación personal y es que cada persona tenemos unas necesidades diferentes, unos gustos alimentarios diferentes e incluso una predisposición a tolerar mejor o peor ciertos alimentos. Si hay algo que siempre repito aquí, es que no hay verdad absoluta aceptable para cualquier y lo que a uno nos va bien, a otros no... Con esto quiero decir que, en el caso concreto de Marian, su desayuno ideal es el que va a exponer pero no significa que para otra persona sea el elegido ni el aceptado. No hay que "echarse las manos a la cabeza" si os encontráis a personas que os dicen que no desayunan nada... Ni tampoco ver "como bichos raros" si os dicen que su desayuno es "macrobiótico". En alimentación no hay nada estático porque de hecho hay que adaptarse a las circunstancias y al medio como bien nos transmitió Darwin...
Y ahora sí, el desayuno ideal de Marian.
IDEAS PARA EMPEZAR BIEN EL DÍA: UN BIODESAYUNO
NUTRITIVO Y SALUDABLE
De siempre se ha dicho que el desayuno es la comida más importante del día. Yo realmente es la que más saboreo, con la que más disfruto. Como soy de poco cenar, de cenas ligeras (¿Conocéis el dicho: "desayuna mucho, come más, cena poco y vivirás"?), me levanto con un hambre canina y con mi ritual mañanero entre ceja y ceja, un ritual que hoy quiero compartir con todos vosotr@s.
LOS PROLEGÓMENOS
Lo primero que hago y aprovechando que estoy en ayunas, es beberme un gran vaso de agua, algo que me ayuda enormemente a luchar contra el estreñimiento (probadlo, ya veréis como es mano de santo).
Acto seguido comienzo a exprimir un limón (si puede ser de cultivo ecológico, mejor) y mezclo su zumo en otro gran vaso de agua tibia (no caliente). Esto lo descubrí hace ya varios años y lo repito sin falta cada mañana, porque estoy convencida de los múltiples beneficios que el zumo de limón puede aportarme. Enumero unos cuantos, para mí los más importantes:
Mejora la digestión, es depurativo, hepatoprotector y desintoxicante del hígado.
Es diurético, ayudándonos a eliminar las toxinas y desechos acumulados en el cuerpo.
Su riqueza en vitamina C o ácido ascórbico, lo convierte en un aliado maravilloso contra los catarros, gripes, y en general contra cualquier infección, por su poder inmunoestimulante, antivírico y antibacteriano. Además también mejora la absorción del hierro, importante para nuestras defensas.
Nos ayuda a mantener equilibrado el ph sanguíneo. En contra de lo que se suele pensar y a pesar de ser una fruta ácida, parece ser que el limón alcaliniza la sangre al ser metabolizado en el organismo. Últimamente se habla mucho y he leído bastantes artículos acerca del tema enfermedad/salud, en relación con el ph ácido/alcalino de nuestro cuerpo. Pero eso es un tema aparte, y quizás demasiado amplio para abordarlo ahora, quizás en otro momento.
Es una buena fuente de calcio, potasio, magnesio y vitaminas (A, B y C).
Dicen que ayuda a perder peso, así que si estás haciendo dieta, puede que contribuya a ayudarte a conseguir tu objetivo.
Limpia la piel desde el interior, refuerza la producción de colágeno y nos ayuda a combatir los radicales libres por sus componentes antioxidantes.
Después, espero entre veinte y treinta minutos antes de tomar mi verdadero desayuno, haciendo tiempo mientras me lo voy preparando.
EL DESAYUNO PROPIAMENTE DICHO
Hace tiempo que los lácteos desaparecieron de mi vida (bueno todos no, tengo que reconocer que consumo yogures, a veces queso, pero siempre, siempre de procedencia orgánica). También hay bastante controversia últimamente en este tema, tenemos los dos extremos: están por una parte los que defienden seguir consumiendo la leche de vaca de toda la vida, argumentando lo de siempre, que es imprescindible para nuestros huesos por el calcio que nos aporta y la bla bla bla? Y luego están los que aseguran todo tipo de maldades acerca de la leche, parece ser que algunas científicamente probadas, otras creo que no tanto.
Y en estos tiempos de incertidumbre que corren, en los que con frecuencia nos bombardean con informaciones contradictorias acerca de las buenas o pésimas propiedades de tal o cual alimento, creo que cada uno debe valorar lo que dice la ciencia en estos momentos, los pros, los contras, informarse y decidir tirar por un camino u otro (está claro que lo que hoy puede resultar para los expertos contraproducente, igual el día de mañana se descubre que es sanísimo y al contrario. De hecho ha ocurrido con el aceite de oliva, con el vino tinto, etc).
Pero, ¿cuál es mi opinión acerca de consumir o no leche de vaca? Os cuento que hace unos cuantos años mi marido se volvió intolerante a la lactosa, y me puse a investigar y a plantearme si verdaderamente era tan buena como siempre nos habían hecho creer. Entonces, él por necesidad y yo por cierta convicción, decidimos prescindir de ella. Hoy en día pienso que al menos los adultos no la necesitamos en absoluto, que puede producirnos más problemas que beneficios y que podemos obtener el calcio y la vitamina D necesaria para nuestros huesos, de otros alimentos, como por ejemplo algunos vegetales (la coliflor, los berros, las coles de bruselas, las cebollas, las espinacas, el brócoli etc). Además se sabe que el calcio de la leche solo lo absorbemos en un 30% y que el de otras procedencias se absorbe mucho mejor. Y para colmo, los casos de intolerancia a la lactosa en la población adulta va en ascenso cada vez más, eso es un hecho. Aquíos dejo un artículo interesante que aborda este tema. Que cada uno saque sus propias conclusiones?
En cualquier caso, lo que sí tengo claro es que si se consumen lácteos, deberían proceder siempre de ganaderías explotadas ecológicamente.
Yo he optado por tomar leches vegetales. Tenemos varias alternativas para elegir: la leche de arroz, de avena, de soja, de quinoa, de alpiste, de almendras, etc. No es que las haya probado todas, pero al final, siempre vuelvo a mis preferidas: la leche de avena (suelo comprar la marca Natumi en El Vergel o en el Naturasi, aquí en Madrid) y la leche de arroz con avellanas (de La Finestra sul Cielo). Pero lo verdaderamente importante al decantarse por una u otra, es asegurarnos de que no lleva azúcares, ni edulcorantes de ningún tipo añadidos y por supuesto que sea de agricultura ecológica.
La de avena es una de las leches nutricionalmente más completas que existen y de sabor más agradable (para mi gusto). Es muy rica en fibra, vitaminas B y E, ácido fólico, aminoácidos esenciales e hidratos de carbono de lenta absorción, con un índice glucémico bajo (de 30), algo que yo personalmente agradezco, ya que en la familia tenemos varios diabéticos, entre ellos mi madre y evidentemente tengo que cuidar ese aspecto de forma especial. Lo que hago es llenar el tazón hasta que falten como dos dedos y luego rellenar lo que falta con la leche de arroz con avellanas, que aunque está riquísima, por desgracia su índice glucémico es bastante más elevado (de 85) y por ello, su sabor también es más dulce. Algunas veces le pongo café orgánico (el soluble de Biocop, o el aromatizado con vainilla, de Comercio Justo), pero otras veces me la bebo tal cual, sin ni siquiera añadirle ningún tipo de edulcorante. Os aseguro que tanto una como la otra son una delicia en verano, sobre todo si están frías (a la de avellanas hasta le encuentro cierto saborcillo similar a la Horchata).
Y como en cualquier gran desayuno que se tercie, no podían faltarme unas buenas tostadas. Pero me gustaría especificar que yo ajusto mi tostador a la menor potencia y tiempo posible, permitiendo que sólo estén calentitas, porque no me gusta que queden demasiado oscuras, debido a la posible formación de acrilamida que ello podría acarrear (la archilamida es un compuesto que se forma en alimentos ricos en almidón durante su asado, horneado o fritura a altas temperaturas, más de
Por supuesto mi pan es integral y ecológico. Pero no de ese que nos venden en las panaderías o grandes supermercados, al que sólo le han añadido un poco de salvado para darle cierto color oscuro y ya por eso, te dicen que es integral. Hay bastante confusión a la hora de interpretar correctamente el etiquetado de los panes, así que os dejo este post que habla de ello y también de los problemas para la salud asociados al consumo de pan blanco.
Uno de los que más me gusta es el "pan de centeno con espelta" de la marca Paneco, que compro en la sección bio del Carrefour.
¿Con qué pensáis que unto mis tostadas? ¿Con mantequilla, con margarina? Pues ni con la una, ni con la otra. Las cubro con una buena capa de aceite de coco virgen orgánico y un poco de mermelada sin azúcares añadidos (de la marca Natura in festa o de la Finestra sul cielo).
Os podría contar muchas cosas del aceite de coco. Es una pasada, está muy rico (si te gusta el sabor del coco, claro, aunque es bastante suave, nada intenso) y es tan sano?
Aunque es un alimento rico en calorías (una cucharada sopera contiene unas 100 kcal) no hay que asustarse y ahora os cuento porqué.
Un 90% de sus ácidos grasos son saturados, por eso siempre se había creído que no era bueno para mantener a raya el colesterol. Pero lejos de ser así, hoy en día se sabe que son ácidos grasos de cadena media, que se metabolizan de manera muy distinta a los de cadena larga presentes en las carnes rojas, los quesos, etc. Y que cuando son absorbidos por el tracto digestivo, pasan al hígado directamente, siendo usados de forma inmediata como fuente de energía, sin ser acumulados en forma de grasa corporal. Además parece ser que también estimulan la termogénesis, de forma que algunos autores apuntan que incluso podría resultar útil en lasdietas de adelgazamiento.
Además el coco es rico en magnesio, fósforo, calcio y potasio y destaca su contenido de vitamina E, con su acción antioxidante y de ciertas vitaminas hidrosolubles del grupo B, necesarias para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Aquí podéis leer más cositas sobre este maravilloso aceite.
Puestos a encontrarle pegas, tan sólo podría decir que en verano, por el efecto del calor, su textura es completamente líquida, resultando algo incómodo de usar (en invierno su consistencia es más sólida y permite ser untado como si de una margarina se tratase).
Y por último, para rizar un poco más el rizo, pongo por encima una capa de frutos rojos bio que también compro en El Vergel, que además de aportarme su dosis de antioxidantes y vitaminas, le dan un saborcillo rico rico.
Y aquí termina mi particular ceremonia matutina. Espero que esta entrada os haya aportado alguna que otra buena idea para vuestro biodesayuno diario.
Publicado por Marian