Las imágenes que ves son de una feria en la que estuvimos hace algunas semanas en Florencia. Y no, no era una feria de plásticos, era una feria de hilos. De hecho, podría hablar largo y tendido de lo mucho que nos ha sorprendido la cantidad de químicos perjudiciales para la salud que incorporamos a nuestros tejidos por criterios meramente estéticos o económicos pero eso sería otro post.
Las ferias, festivales y congresos son ejemplos de nuestra increíble capacidad de producir una gran cantidad de residuos en un tiempo y espacio mínimos. Lo peor, la mayoría de ellos son fácilmente evitables ya que corresponden al tan socorrido usar y tirar.
Pero, si ya el usar y tirar me parece excesivo, lo que ya me parece el colmo es usar plásticos simplemente para una decoración perecedera, en concreto para una instalación pensada para durar 3 días. Un desperdicio que no genera ningún tipo de beneficio, ni belleza, ni comodidad.
Por eso hoy te y me propongo el primer paso, el más lógico, el que ya deberíamos haber dado: aprende a distinguir lo útil de lo inútil y despréndete de este último. Empecemos por lo más cantoso, lo excesivo, lo que no te aporta nada, por el merchandising feo y aparatoso, por la falta de imaginación y conciencia. Es que, además de hacer un favor al medioambiente, serás más feliz.
Y, si ya estás preparado para ir un paso más allá, te recomiendo darte una vuelta por Vivir sin Plástico, Una Vida Simple, La Ecocosmopolita o Cualquier Cosita es Cariño. Aunque, te lo advierto, empezarás a ver plásticos por todas partes.
Ah, y si todavía no tienes disfraz de carnaval, aquí te cuento cómo puedes conseguir uno original, único y residuo cero.
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