Ante este panorama, lo que intentamos hacer es buscar respuestas: ¿Por qué se producen los incendios forestales? ¿Quién o qué es el culpable?…
BUSCANDO RESPUESTAS A LOS INCENDIOS FORESTALES
Y es que buscar respuestas es la reacción natural ante estas situaciones, pero al hacerlo es importante distinguir entre las causas directas de estos incendios y la causa mayor que hace que éstos sean tan poderosos.
En los últimos días estamos escuchando justas reivindicaciones por circunstancias que, combinadas, provocan desgracias como la que se está produciendo ahora mismo en nuestro norte o la que asoló Portugal el pasado verano. Causas que van desde la mala o inexistente planificación forestal y la dejadez de los terrenos, la proliferación de especies altamente inflamables (como el eucalipto, del que hablamos hace un par de semanas en este post), la falta de efectivos contra el fuego o la ineficiencia de la ley contra aquellos que, por enfermedad mental o por interés, encienden la llama.
Sin embargo, para que estas circunstancias generen incendios de tales dimensiones se necesitan unas condiciones específicas, y ahí es donde entra en juego esa causa mayor de la que hablamos: el cambio climático.
EL CAMBIO CLIMÁTICO Y EL AUMENTO DE TEMPERATURAS
Como bien explica Greenpeace en su web, el cambio climático de por sí no constituye una causa directa de los incendios forestales, sin embargo es el marco perfecto para que éstos se produzcan y se hagan fuertes.
Mientras tradicionalmente la temporada alta de los incendios era la época estival, en los últimos años todo el país ha ido sufriendo un aumento de temperaturas que comienza a principios de la primavera y da sus últimos coletazos en diferentes olas de calor en otoño e invierno. Esto, unido a la falta de lluvias, da como resultado un terreno y una vegetación cada vez más afectados por la sequía, lo que constituye una bomba de relojería preparada para estallar a la menor chispa.
Los expertos llevan años advirtiéndolo. El aumento de la temperatura del planeta es imparable. Según el “Climate Action Tracker”, herramienta del “New Climate Institute and Potsdam Institute for Climate Impact Research”, si no actuamos de manera inmediata, en el 2.100 la temperatura subirá unos 4,5 grados centígrados, mientras que si cumplimos con los acuerdos alcanzados en París la subida sería de “sólo” 2,7 grados. Sin embargo, como bien explica este artículo, hay que tener en cuenta que un aumento de la temperatura de tan sólo 2 grados en el agua significa que en tierra la subida sería de al menos 6 grados. Ahora imaginad que seguimos evitando actuar contra el cambio climático y el agua se calienta 4,5 grados dentro de 80 años. No parece divertido ¿verdad?
La buena noticia es que está en nuestras manos tratar de que el aumento de temperaturas sea el menor posible. Y para ello tenemos que frenar su avance ahora. Porque cuanto más tiempo dejemos pasar antes de actuar a nivel global, peores serán las consecuencias e incendios como los que están asolando el norte se convertirán en nuestro pan de cada día.
CONCLUSIONES DE FUTURO
Después de todo esto sólo nos queda una pregunta: ¿Qué podemos hacer nosotros para evitar incendios como éstos en el futuro?
Lo cierto es que no hay una sola respuesta, ya que, como hemos visto, son muchas las causas directas que contribuyen a que estás catástrofes continúen ocurriendo. Pero lo que sí está claro es que la lucha contra los incendios pasa por mirar al cambio climático a la cara.
Debemos tomar conciencia del papel del cambio climático y el aumento de temperaturas globales en los incendios forestales, que éste se convierta en un debate prioritario y usar nuestro voto para decirle a los partidos menos comprometidos con el medio ambiente que necesitamos despertar. Sólo así evitaremos ver nuestros bosques reducidos a cenizas en el futuro.
P.D. Y tú ¿qué opinas de la influencia del cambio climático en nuestros bosques?
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