La UNESCO, agencia para la Educación, la Ciencia y la Cultura de la Organización de las Naciones Unidas, calcula que al menos 773 millones de jóvenes y adultos en todo el mundo no cuentan con las competencias básicas en lectoescritura, así como 617 millones de niños y adolescentes, que no alcanzan los niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas.
Una brecha con respecto al resto de la población que ha ido disminuyendo en las últimas décadas, pero que con la crisis del Covid-19 corre el riesgo de acentuarse. Desde el inicio de la pandemia, los programas de alfabetización de adultos han sido los grandes olvidados en los planes de respuesta educativa, suspendiéndose en la mayoría de los casos. Además, en distintos momentos de la pandemia se llegó a interrumpir la educación de hasta 1.090 millones de personas, lo que supone más del 60% de la población estudiantil mundial.
Esta situación es especialmente dramática si tenemos en cuenta que muchas de estas personas no han tenido acceso a información vital para proteger su salud, por su baja o nula capacidad de alfabetización y por la falta de planes de respuesta para este colectivo.
“En un momento en el que necesitamos reinventar un mundo de esperanza, la cuestión de la alfabetización reviste más importancia que nunca. Por ello, en este Día Internacional, invito a todos los agentes que intervienen en la educación a que redoblen sus inversiones y movilicen todos sus recursos para realizar el potencial de todas las personas al servicio de un mundo compartido”, ha declarado Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo de la celebración de este día.
Desde Global Humanitaria, creemos que la educación es la herramienta más efectiva de lucha contra la pobreza y la exclusión. Con esa premisa, trabajamos desde hace más de 20 años para reducir el analfabetismo en las comunidades más desfavorecidas, sobre todo entre las mujeres. En proyectos como los de Korhogo (Costa de Marfil) o Sunderbans (La India) somos conscientes de la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y de derechos para las personas.
Los cursos de alfabetización para quienes no han tenido la oportunidad de estudiar, o que han sido separadas del mundo escolar demasiado pronto, devuelven la oportunidad de crecer, de recuperar la autoconfianza, aportar a la comunidad y enriquecerla, y encontrar nuevas oportunidades de futuro.
Y así lo recogen los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que tienen como meta nº 4.6 “asegurar que todos los jóvenes y una proporción considerable de adultos estén alfabetizados y tengan nociones elementales de aritmética”.
Foto: Alfabetización en Sunderbans