Cuando alguien es amable contigo piensas: 1. quiere venderme algo 2. quiere ligar conmigo 3. quiere caer bien 4. quiere llamar mi atención 5. tiene una enfermedad mental 6. quiere algo a cambio 7. no tiene amigos 8. es un iluso. ¿A ti también se te pasan estas afirmaciones por la cabeza? Es muy corriente, se trata de pensamientos intrusivos consecuencia de una sociedad áspera y basada en intereses. Nos cuesta creer que alguien es amable por el simple hecho de ser amable.
Uno de los mejores aprendizajes que llevo de la cultura belga es la amabilidad. El belga es altamente afable, no por caerte bien, llamar tu atención o conseguir algo a cambio. Son cabales de verdad, porque así lo transmiten generación tras generación como valor esencial.
Subo al tram y cuando voy a sentarme…¡zas! doy un puntapié sin querer a una persona belga que reacciona: Ops! Je suis désolée madame, ça va? (Oh, lo siento señora, ¿todo bien?). Yo pienso: he sido yo la que la golpeó, ¿acaso no debería ser yo la que me disculpe? Si, pero la amabilidad belga interviene, y el otro también se disculpa y preocupa que todo esté bien.
Corren tiempos difíciles para las personas sensibles. Sensibilidad entendida como profundidad y capacidad para captar sutilezas, no como facilidad para emocionarse o llorar. Vivimos en un mundo duro y con mucha crueldad. Gran parte de la población está dormida. Sin embargo, confío plenamente en esa otra parte amable, bondadosa y complaciente que está sembrando consciencia y ayudando al mundo, haciéndolo más humano menos raro.
Qué es ser amable
Según la RAE:Digno de ser amado.
Afable, complaciente, afectuoso.
Amable es una palabra tan corriente como subjetiva, pero independientemente de todos los significados que le podamos dar, tiene un núcleo común: ser (del verbo) humano.
La amabilidad es una actitud. No es ni un rasgo de personalidad ni una predisposición genética. No nacemos amables pero es algo que se puede practicar para alcanzarlo. Se trata de una manera de comportarse que vamos puliendo a lo largo de nuestra vida.
Imagina que te das un baño de bosque lleno de margaritas cerradas y cabizbajas. Decides acariciar con tu actitud agradable a cada una de ellas. Tal es la fuerza que les impregnas, que levantan sus bonitos pétalos y llenan de color el lugar que tú mismx has sembrado.
Para ser digno de ser amado como dice la definición, hay que amar primero.
Cómo ser amable
El único secreto para ser bienintencionado es el trabajo en unx mismx como individuo. Puedes ir por la vida sembrando tu alrededor con actos sencillos que por pequeños que sean son de gran impacto.Sonrie. La sonrisa es el lenguaje universal. Ya te habrás topado en situaciónes en las que no comprendías ni papa del idioma pero la sonrisa habló por si sóla. Otras veces en que los dientes dientes contagiaron y cambiaron el mal día de un ser querido.
Saluda. Cruzarse con alguien y no decir “hola” es como pasar al lado de un objeto inerte, un mueble. Otorga importancia al contacto de humano a humano, no somos invisibles, tenemos capacidad para comunicarnos y transmitir. Saludar amablemente crea buen ambiente.
Da las gracias: podemos ser agradecidos con en menos medida o con un gran detalle, de forma u otra. Lo que es simple es verbalizar en alto un sincero “gracias” en las acciones de la vida diaria. Tanto la persona que lo recibe como la que lo da se sentirán reconfortadas.
Ayuda: abre la puerta y cede el paso, baja el carrito del bebé o de la compra, devuelve un monedero perdido, facilita una dirección, acompaña a una persona invidente desorientada, alcanza un producto de la estantería por alguien, acompaña a un ciclista accidentado,…
No te juzgues si hoy no has sido demasiado afable contigo o con los que te rodean. Todxs tenemos días malos, días regulares y días buenos. Intenta ponerlo en práctica mañana.
Filomena