El agua es vital y poderosa, pero también es un recurso limitado e imprescindible para el crecimiento económico, la equidad social y la sostenibilidad ambiental.
Para muchos de nosotros, privilegiados, el agua potable es un recurso barato que está a mano en cualquier grifo. Pero este acceso fácil no es un hecho en todos los rincones del mundo. La realidad es que, según los datos facilitados por Naciones Unidas :
La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial.
Más de 840 millones de personas en todo el mundo (1 de cada 9), no tienen acceso a agua potable
2.300 millones de personas en el mundo carecen de acceso a un inodoro.
Más del 80% de las aguas residuales se vierten sin ser tratadas, provocando la contaminación de ríos y mar.
1800 millones de personas usan una fuente de agua contaminada por material fecal, lo que las pone en riesgo de contraer el cólera, la disentería, el tifus o la polio.
El agua no potable y unas pobres infraestructuras sanitarias, así como la falta de higiene, causa alrededor de 842 000 muertes al año.
800 niños cada día mueren por enfermedades diarreicas asociadas a la falta de higiene.
Las personas que no tienen acceso adecuado al saneamiento viven principalmente en Asia, África subsahariana, América Latina y el Caribe
Estos impactantes datos, son una realidad a día de hoy, pero el hecho es que, si no optimizamos nuestro uso de este valioso recurso, y se ponen en marcha estrategias para combatir el cambio climático, se calcula que en unos ocho años la mitad de la población mundial vivirá en áreas con escasez de agua. Sequías, inundaciones y otras crisis de agua están ya afectando a muchas grandes ciudades del mundo.
Si no hay agua, no hay desarrollo
Dado el panorama, es necesario revisar qué estamos haciendo y qué podemos hacer mejor para gestionar el consumo del agua. Existen por ejemplo muchas oportunidades en la explotación de aguas residuales como un recurso. El agua tratada de una forma segura es una fuente sostenible y asequible de agua y energía, así como para obtener nutrientes y otros materiales recuperables.
Es importante que exista una conciencia por parte de los gobiernos de todos los países de la responsabilidad que tienen de poner todos los recursos necesarios en una buena gestión del agua, porque por cada euro invertido en agua y saneamiento, el rendimiento económico en términos de costes de salud y productividad evitados es de cuatro euros.
Si te interesa este tema, no te pierdas la entrevista a Mª Eugenia Moya y Luis F. Rebollo, expertos que nos explican cuáles son los principales retos a los que nos enfrentamos en cuanto a la gobernanza del agua.