Primero desbrozamos el terreno eliminando todas las hierbas y malezas que habían colonizado las zonas. Al ser el primer año y al querer producir inmediatamente rompimos y removimos la tierra de forma manual y mecánica con un pequeño motocultor, para así mezclar los restos de hierbas cortados, el estiércol y las raíces de las plantas que había en el lugar con anterioridad. Seguramente este primer año sea el de menor rendimiento, pero poco a poco iremos mejorando y manteniendo la tierra para los cultivos.
La tierra ha quedado suelta y mullida y para que siga en este estado hemos realizado unos caminos para el paso y unas eras de cultivo que no se pisarán nunca y que se irán tapando con acolchados realizados con materias orgánicas en la medida de lo posible según vayamos avanzando.
Queremos aprovechar el mayor espacio posible dentro de la finca para cultivar alimentos orgánicos de calidad, aprender diferentes técnicas de cultivo, encontrar la mejor manera de explotar los recursos naturales con el mínimo impacto negativo sobre el ecosistema y la biodiversidad.
Todos los "desperdicios" que se crean en la casa, se tratan de devolver al terreno para que formen un manto protector de la tierra, que se irá descomponiendo lentamente aportando materia orgánica. También disponemos de estiércol fresco o descompuesto de caballos, vacas, gallinas y otros ganados que hay en la zona, que se aplicarán en pequeñas cantidades en el terreno en combinación con plantas que soporten los abonos poco descompuestos, así aprovecharemos para tener sembrado el terreno durante todo el año. Los terrenos que se considere estén desgastados se aprovecharán para sembrar los ajos, que con exceso de nitrógeno siempre nos han dado problemas.
Otra de las cosas que tenemos presente es la asociación y rotación de cultivos, el tapizado del suelo con materia viva o inerte, las bandas florales para atraer fauna auxiliar o excretar sustancias para evitar problemas con determinadas plantas y en definitiva cuidar no solo de las hortalizas sembradas en el huerto, sino de todo el espacio que este ocupa, incluyendo microorganismos, fauna y flora autóctona. Con todo esto pretendemos mantener una salud del suelo que se reflejará en el crecimiento y la calidad de nuestras hortalizas. También se contempla la posibilidad de dejar la tierra en barbecho o añadir abonos verdes si fuera necesario.
El objetivo principal es conseguir mantener un huerto con verduras y hortalizas de temporada durante todo el año, en el que además tengan cabida otro tipo de cultivos, como pueden ser cultivos menos tradicionales como las alcachofas, los espárragos, setas, frutales, hierbas aromáticas o plantas medicinales, que irá apliándose poco a poco en armonía con lo que hasta ahora está funcionando en la finca, como pueden ser animales u otros cultivos.