Estos encuentros, seis en total, permiten a los adultos compartir experiencias y aliviar su situación emocional, la responsabilidad que sienten ante el abuso que han sufrido sus hijos, al pensar que debieran haber tenido más cuidado con ellos.
A través de estas intervenciones psicoeducativas, podemos identificar sintomatología depresiva, y las connotaciones psicológicas y judiciales con el proceso de sus hijos, así como brindar apoyo emocional también de manera individual si es preciso.
Todo ello tiene como objetivo, (entre otros):
que los padres/pacientes identifiquen la violencia sexual, en términos psicológicos y jurídicos, y que conozcan y puedan reclamar los derechos de sus hijos víctimas
que puedan recordar los momentos positivos del pasado para generar emociones positivas en el presente
que se traten a sí mismos con compasión, con el fin de estimular afectos positivos en la vergüenza y culpa o miedo
que identifiquen situaciones en su vida o relaciones con personas que sean necesarias perdonar y que lo compartan en sus casas.
que puedan establecer sus metas y empezar a realizar acciones para cumplirlas.
Así mismo, si en las terapias grupales se identifica a padres que necesitan de atención psicológica especializada, son acompañados también en el proceso de atención profesional a través de la Entidad Promotora de Salud que les corresponda .