Cada año reflexiono sobre qué hemos conseguido, cómo ha progresado el mundo, y qué grandes retos hemos vivido. Esta vez, siguiendo mi propósito de hablar aun más sobre los derechos animales, he querido reflexionar sobre cómo ha sido este último año para los animales.
El movimiento por la defensa de los animales va muy por delante de las acciones legales y gubernamentales de nuestro país, que si bien ignora ciertos temas ya de por sí (como el cambio climático), con las especies no humanas parece hacer un esfuerzo extra. Leyendo el informe anual del Partido Animalista (PACMA), me ha entristecido comprobar que, efectivamente, la situación legal de los animales en España sigue siendo injusta.
A pesar de todo, este 2017 ha traído algunos avances.
1. Los animales ya no serán simples cosas
Tal vez no supieras que, hasta hace poco, los animales eran considerados meros bienes, y no seres vivos. Al menos jurídicamente. Pero en diciembre, por fin, el Congreso de Diputados aprobó por unanimidad el reconocimiento de los animales como seres sintientes (¡ya era hora!). Esto resulta en un cambio en el Código Civil para que, por ejemplo, tu gato no sea embargado ante varios impagos, o que el perro de tu tío no forme parte de su herencia junto con su reloj de oro.
A pesar de todo, los animales seguirán considerándose propiedades objeto de comercio, es decir, se podrá comerciar con ellos en tiendas de mascotas, zoológicos, ganaderías, etc., evitando siempre su maltrato, abandono o muerte innecesaria. Algo difícil, viendo cómo realmente funcionan estos negocios.
2. A por la Ley Cero
Ante las múltiples contradicciones y carencias legales en las distintas comunidades autónomas, se ha presentado en las Cortes Generales una de las iniciativas más ambiciosas en el ámbito del bienestar y de la protección animal: la Ley Cero. Esta pretende unificar una ley en toda España que permita proteger de verdad a las especies no humanas. Mientras unas ciudades prohíban los circos con animales pero otras no, unas comunidades celebren corridas de toros y otras no, y unas ciudades practiquen el sacrificio en perreras y otras no, no podremos actuar con eficacia en la imposición de sanciones y en la protección de todos los animales.
Este proyecto, aunque tiene mucho camino por delante, es un grandísimo paso hacia el fin de los festejos con animales, el abandono y la venta de animales domésticos, los circos, ferias y delfinarios, y gran parte de la explotación animal de este país. Actividades que, creas o no, causan un gran sufrimiento innecesario y de graves consecuencias.
3. Perros y gatos, con representación después de 30 años
Un medio-avance ha sido la ratificación del Convenio Europeo sobre protección de animales de compañía. Y digo medio porque este convenio se escribió hace 30 años, por lo que, efectivamente, muchas cosas han cambiado desde entonces y sería más conveniente aplicar una actualización moderna sobre la protección animal. A pesar de todo, por fin se ha dado el paso a prohibir intervenciones como la mutilación de la cola o de las orejas de un animal por estética, la extirpación de uñas o dientes, o la sección de las cuerdas vocales (¿puedes creer que todo esto estaba permitido en la gran mayoría de las comunidades autónomas hasta hace poco?).
Algunas comunidades han realizado sus propios avances, como por ejemplo Madrid, que ha establecido el sacrificio cero en sus perreras y protectoras de animales. Esta acción resultará todavía más efectiva si se continúa el año con campañas contra el abandono y a favor de la esterilización y la adopción responsable. Y, por supuesto, si se traspasa a otras comunidades.
Además, también cabe destacar que una encuesta por el Centro de Investigaciones Sociológicas ha descubierto que los españoles cada vez mostramos una mayor preocupación por los animales (¡un 23% más que hace diez años!), considerando su bienestar y protección muy importante tanto para los animales domésticos como para los animales de granja. Está claro que la educación y la comunicación ambiental deben seguir creciendo y combatiendo la gran enfermedad de las sociedades actuales: la falta de empatía.
El 2018 también ha empezado con una gran victoria para los elefantes. Y es que, a partir del 1 de enero, China prohibía completamente el comercio de marfil. Desde hacía años, ambientólogos y ecologistas pedían una regulación para evitar la matanza masiva de elefantes un hecho que alcanza la cifra de 96 muertes por día en África. Siendo este país uno de los principales comerciantes de este material, este es sin duda un paso enorme, dada la situación crítica en la que se encuentran los elefantes.
A pesar de todo, como ya habrás observado, queda mucho por hacer. Pocos días después de este logro para los elefantes, por ejemplo, se expandía por las redes sociales la noticia de que había muerto un caballo en la cabalgata de los Reyes Magos en Terrassa. Un caso más de cosificación, de falta de protección, de uso de animales en festejos -que bien podrían realizarse sin ellos (puedes leer mi reflexión sobre el caso en mi artículo para El Caballo de Nietzsche, aquí).
Como dijo la jueza Pilar de Lara, cambiar todos esos espectáculos y actividades que se toleran, amparan y protegen bajo la defensa de valores y conceptos como los de arte, cultura y tradición es una asignatura pendiente que tenemos los españoles.
Constantemente se reabren polémicas y reflexiones sobre nuestra relación con otras especies. El 2017 ha traído estos progresos, y estoy convencida de que este nuevo año va a haber todavía más. Pero debemos hacer un ejercicio de autocrítica y toma de consciencia para que, realmente, nuestra sociedad progrese.