Si buscas una versión con carne y más grasa puedes ver nuestra receta anterior: Repollo picudo con huevo, ajo y chorizo.
Ingredientes:
Un cuarto de repollo rizado
Dos patatas grandes
Dos zanahorias grandes
Dos huevos
Un puerro
Lo primero que debemos hacer es cortar el puerro en láminas y añadirlo a la olla previamente untada con un poco de aceite de oliva, dejamos que se dore a fuego lento. Mientras tanto aprovechamos para pelar las patatas y cortarlas en pedazos, cuanto más pequeños sean esos pedazos menos tiempo van a tardar en cocinarse. Pelamos y cortamos también las zanahorias.
Cortaremos el repollo en tiras del tamaño deseado y reservaremos para añadirlo al final de la cocción, así no estropearemos su textura ni su sabor y mantendrá mejor las propiedades. Siempre digo que cocinar las crucíferas en exceso es un error... Y por eso tienen tan mala fama.
Añadiremos las zanahorias y las patatas a la olla con el puerro y cubriremos con agua, no debemos poner agua en exceso, pues después nos sobrará un montón y el caldo estará menos concentrado. Taparemos la olla con una tapa para acelerar el proceso y evitar la perdida excesiva de agua.
Ponemos a cocer los huevos en otro cazo, si los huevos son de casa, lo mejor es esperar a que hierva el agua y después añadirlos con una cuchara con cuidado de que no se rompa la cáscara, pues a veces van sucios y su cascara es tremendamente porosa, pero esto lo explicaremos más tranquilamente en otro post, lo que nunca se debe hacer es lavar los huevos si vienen sucios.
Cuando tengamos las patatas casi a punto añadiremos el repollo en la olla y volveremos a tapar, no hace falta ni remover, pues el agua y el vapor harán el resto y cocinarán suavemente la verdura. Pasados unos minutos podemos retirar del fuego y servir en los platos, donde añadiremos además el huevo cortado en pedacitos.
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