Parte del encanto de Patones de Arriba se lo da su ubicación entre montañas, sus calles empinadas y tortuosas, una arquitectura bien conservada. Cuando comienza el boom turístico comienzan los primeros problemas del tráfico. El pueblo no está preparado para acoger tantos visitantes, no hay espacio para aparcar y los coches aparecen en cualquier lugar.
Desde hace unos años el acceso en vehículo privado a Patones de Arriba está limitado como forma de conservar el patrimonio y mejorar la calidad de la visita. Hay que llegar caminando y para eso hay dos opciones. Una es tratar de llegar a Patones de Arriba por carretera, conducir con mucho cuidado por la estrecha carretera y dejar el coche en alguno de los caminos de los alrededores.
La otra opción es descubrir Patones como durante cientos de años lo hicieron sus habitantes. Para eso hay que tomar en Patones de Abajo la senda ecológica del barranco. Un precio sendero de menos de un kilómetro en el que se disfruta de vistas de la vega del Jarama, construcciones hidráulicas, cuevas, flores y animales.
Comienzo senda del barranco
Todavía algunos vecinos de Patones de Arriba recorren este sendero a diario. Yo lo utilizo a menudo desde que trabajo en la oficina de turismo. Me encanta disfrutar de los olores de la primavera, de las plantas en flor, el sonido de las aves y la compañía de los visitantes que deciden llegar a Patones de Arriba de esta forma.
Muchas personas me preguntan por un paseo por el entorno de Patones de Arriba. Yo lo tengo claro: sin duda lo mejor es dejar el coche en Patones de Abajo y descubrir el de arriba por la senda del barranco. Así te olvidas de atascos, multas de tráfico y pitidos de coches.