Una de las hojas más provechosa y que más acompañará nuestra buena salud, vamos a ver que truquillos con albahaca podemos emplear en nuestra propia casa
Cocinar con aceite de albahaca, un lujo de entre casa
El aroma de la albahaca es de lo más agradable que he sentido. Si cultivas una planta en la cocina, el ambiente se impregnará con su olor y lo mismo sucederá en el caso de preparar un aceite de albahaca para cocinar.
Es una de las versiones de aceite más sabrosas pero sutiles que puedes encontrar, con la ventaja de que va bien con infinidad de alimentos, desde carnes y pescados hasta pastas, arroces y panes.
Puedes comprarlo en cualquier tienda gourmet aunque recomiendo hacerlo uno mismo, en especial si hay un kit de cultivo que habita tu cocina y te ha regalado hojas de albahaca muy frescas.
Para preparar aceite de albahaca necesitarás tan sólo dos ingredientes: 2 tazas de aceite de oliva extra virgen y 1 taza de albahaca.
Lo primero es limpiar muy bien las hojas de albahaca con agua para luego secarlas con papel de cocina. Calienta un poco de agua y vierte en ella las hojas. Déjalas reposar apenas 1 minuto.
Retíralas y llévalas a un recipiente que contenga agua con hielo para que dejen de cocinarse con el propio calor. Escúrrelas y tritúralas utilizando una batidora o licuadora. También puedes hacerlo con un mortero.
Por último, añade el aceite de a poco y mezcla muy bien hasta que los ingredientes se integren. Cuela el aceite para eliminar restos de hojas y guárdalo en un frasco de vidrio muy limpio.
¿Aceite fresco o macerado?
Hay dos opciones de uso: si eres de los ansiosos querrás probarlo ¡ya! mismo. No hay problema aunque tendrá menos sabor que si lo dejas macerar durante un par de semanas en un lugar fresco, oscuro y sin humedad. En este último caso, te recomiendo añadir unas hojitas de albahaca para que el aceite tenga más sabor aún.
Y como truco final, te prometemos que no te fallará:
Cubitos de hierbas congelados: corta unas ramitas de cilantro, tomillo y albahaca… échalas en una cubitera, añade aceite, crema de leche o nata líquida. Déjalas en el congelador y cuando desees dar un toque especial a tus platos…¡Recurre a tus cubitos aromatizados!
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