Su producción es mucho mas económica y rentable que la soja.
Del fruto de esta planta se elabora un aceite que resulta más barato que el aceite de oliva, producido en la zona del Mediterráneo. Sin embargo, para los países pobres, particularmente los de África o Asia, donde existen carencias alimenticias, el aceite de palma resulta un alimento muy valioso.
De la planta, de la familia de las arecaceae, se utiliza tanto la pulpa como la almendra, de la que se extrae el aceite, mientras que los residuos sólidos de esas almendras, denominados torta de palma o torta de palmiste, son utilizados en la alimentación animal. Es una grasa muy barata porque se obtiene una gran cantidad de aceite por hectárea. Por eso se ha convertido en la preferida de la industria alimentaria en sustitución de otros aceites como el de colza, Soja, sésamo, oliva etc.
Para cultivar la palma aceitera se talan y/o se incendian extensiones de bosque virgen con el objetivo de plantar esta especie. El cultivo del aceite de palma se realizaba en régimen de monocultivos, pero ahora, debido a sus extensiones, se realiza con usos abusivos de químicos y herbicidas, los cuales contaminan el agua, matan especies de flora y fauna y afectan la salud humana.
La expansión de monocultivos intensivos, como las plantaciones de aceite de Palma, especialmente en el sudeste asiático, se ha asociado con la deforestación de los bosques tropicales, la apropiación de tierras pertenecientes a comunidades autóctonas, abusos contra los derechos humanos y la muerte de ejemplares de diferentes especies animales, como elefantes, orangutanes y tigres de Sumatra.
Según la UNEP (Progama medioambiental de Naciones unidas), las plantaciones de aceite de palma son la principal causa de la deforestación en Malasia e Indonesia. Aproximadamente el 70% de las plantaciones de palma en Indonesia y el 50% en Malasia, están situadas en zonas que previamente eran bosque tropical.
La deforestación de Borneo (UNEP/GRID-Arendal Maps and Graphics Library).
¿Producción sostenible?
Una de las cuestiones más controvertidas sobre la producción de aceite de palma es dilucidar si es posible una producción sostenible.
La respuesta es que es muy difícil que el cultivo de palma aceitera sea sostenible, ya que es un monocultivo que se da en zonas tropicales, y suele estar asociado a pérdida de biodiversidad, deforestación y contaminación.
Además, aunque el país productor recibe ingresos por la exportación del aceite de palma, los grandes perjudicados suelen ser las comunidades autóctonas, que habitualmente ven desaparecer su modo de vida tradicional a cambio de un puesto de trabajo en una gran plantación.
Para tratar de hacer frente a esta situación, se ha creado una iniciativa internacional voluntaria, la Mesa Redonda para el aceite de palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés), que tiene la ventaja de agrupar a todos los actores de esta industria: productores, distribuidores, fabricantes y ONG.
La RSPO ha creado un sistema de certificación de aceite sostenible, que establece criterios y sistemas de auditoría que pretenden garantizar que la producción respete los derechos laborales y de las comunidades indígenas, que no se ocupen nuevas zonas de elevado valor medioambiental y que no se amenace la biodiversidad, además de promover prácticas agrícolas más limpias.
Esta organización cumple sus objetivos, pero con matices:
Es válido para las nuevas plantaciones, pero no soluciona los problemas creados en el pasado por empresas que ahora son miembros de la RSPO.
Es mejorable, ya que hay aspectos como el cambio climático o la prohibición de pesticidas especialmente peligrosos, como el paraquat, que todavía no se han abordado.
Todavía no se han hecho estudios de impacto que avalen que realmente suponen una mejora en el terreno.
El aceite de palma está desplazando a las grasas hidrogenadas, que se han demostrado nocivas para la salud. No obstante, este aceite es muy rico en grasas saturadas, por lo que está lejos de ser una alternativa idónea desde el punto de vista del equilibrio nutricional y es preferible no abusar de él.
Hasta finales de 2014, los fabricantes de la UE no tenían la obligación de detallar en el etiquetado de ingredientes el origen botánico de la grasa vegetal que emplean en sus productos.
Cada día más productos reemplazan su materia grasa por el aceite de palma, lo mejor que podemos hacer para contribuir a su disminución es consumir menos alimentos procesados, investigar el origen de los ingredientes de nuestros productos (sean estos alimentarios, cosméticos, limpieza…etc) Utilizar fuentes de grasas mas saludables como el aceite de girasol, Oliva, Cannabis, aguacate…etc.