Por Alice B. Schuch, colaboradora de Slow Fashion Next y profesora de nuestro curso online “Economía Circular y Nuevos Negocios de Moda“.
Imagen de portada: Pared de madera by Pixabay.
Muchas veces he escuchado la frase: “la prenda más sostenible que hay es la que ya existe”. ¿Será? La frase la he oído principalmente en presentaciones sobre moda y sostenibilidad en locales/países donde se empieza ahora a presentar alternativas como valorar las tiendas second-hand, promover el upcycle de productos y crear con lo que es considerado descarte. Sin embargo, mencionando Alex Lemille, “repensar y rediseñar nuestro modelo económico basándose en el constante reuso de nuestros recursos ya extraídos, es una modernización definitiva y una evolución positiva de la economía padrón”. Pero ¡cuidado! Apenas proponer la reutilización de materias o productos no es, a largo plazo, sostenible. Hay que poner la atención en las fibras/procesos y sus impactos ambientales, a la conexión con el Design de productos, y a su final del ciclo cuando pensamos en nuevos productos – para que efectivamente la sostenibilidad, y consecuentemente la circularidad, ocurra.
Mercados de segunda-mano: el reuso de nuestros recursos ya extraídos es una modernización definitiva y una evolución positiva de la economía padrón. Fuente: B. Schuch, Alice.
De hecho, si consideramos la definición de la palabra sostenible – que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente – no podemos decir, por ejemplo, que la ropa que fue hecha con algodón convencional es la ropa más sostenible que hay solamente porque está siendo reutilizada sino que es una extensión de los modelos lineales corrientes, un bucle en el camino que, al final, muy probablemente, terminará en un vertedero o incinerador. De hecho, el estudio de WRAP “Textiles Market Situation”, ya señaliza que la situación del mercado para colecta y reuso/reciclaje de textiles en UK está rápidamente contrayéndose, lo que corre el riesgo de aumentar la proporción enviada al vertedero y la incineración, desperdiciando oportunidades de beneficios ambientales y económicos.
Nike: materiales reciclados en el camino hasta la sostenibilidad, como en el pantalón hecho desde 10 botellas plásticas. Fuente: Nike News
Y pensando en eso, en las estrategias que las empresas toman y su real fondo sostenible, he recordado una conversación que tuve hace unos años sobre una colección de una gran marca de Jeans hecha con fibras sintéticas producidas a partir de plásticos colectados del océano (u otros tantos con prácticas similares). La marca actúa ejemplarmente en muchos aspectos y no contesto aquí sus múltiples alternativas sostenibles. Lo que contestaba yo, era, de modo general, (i) los recursos definidos; (ii) el Design aplicado; y (iii) las consideraciones futuras presentadas por las marcas de moda en su camino hacia la sostenibilidad (o aún más recientemente, hacia la circularidad).
Los recursos y la real responsabilidad del sector competente sobre su proprio descarte.
Desde mi perspectiva, el gran responsable por la basura plástica en nuestro planeta es la industria de embalajes y productos plásticos similares que recicla apenas un 14% de su producción de acuerdo con el estudio de la Fundación Ellen MacArthur “The New Plastics Economy: Catalysing action”. La industria de la moda, aprovechándose de ese recurso lamentablemente abundante y de fácil acceso, colabora con la “limpieza” de nuestro planeta, aunque de modo poco significante. Posicionamientos como ese no atacan directamente el problema en su raíz, y acaba por fiarse de los flujos de residuos de otros sectores para sus acciones sostenibles y, paralelamente, ponerse a resolver la cuestión del descarte para una industria o sistema que es la causa real de esa basura. Que desarrollemos, en nuestro sector, métodos para reciclar nuestros propios materiales, evitando una futura dependencia en la irresponsabilidad ajena.
El Design y el uso de fibras textiles sintéticas y naturales en la composición de las telas.
Sin embargo, es mejor elegir fibras/textiles de bajo impacto siempre que sea posible. Aquí, las fibras recicladas pueden presentarse como una alternativa, visto que reutilizar flujos de residuos en vez de materias vírgenes non-renovables (como el caso del poliéster) es un punto positivo. Pero mezclar fibras sintéticas con otras materias textiles como el algodón, que es una fibra natural, no es la mejor estrategia de Design a ser aplicada. En el libro Cradle-2-Cradle, que es una de las bases del concepto de la Economía Circular, dos segmentos claros fueron definidos – el técnico y el biológico y que deben mantenerse apartados para posibilitar reciclaje futuro y/o retorno seguro a la naturaleza al final de sus ciclos de servicio. Buscar verificar la real necesidad de combinar estas materias se hace extremamente necesaria cuando pensamos en sostenibilidad, largo plazo, y circularidad.
Bionic Yarn: hilo hecho con filamentos de plástico reciclado (RPET) y que puede ser cubierto con fibras naturales como el algodón. Fuente: Bionic Yarn
El final del ciclo de servicio y el destino que se podría dar a piezas de fibras mezcladas.
La sostenibilidad es no causar grave daño al medio ambiente a largo plazo, ¿qué ha planeado la marca al final del ciclo de sus productos? ¿Qué haría la marca con sus piezas si fuera ella la responsable por su proprio flujo de descarte en ej. al “Extended Producer Responsibility” ya activo en Francia? ¿Cuál sería su dependencia futura en recursos no renovables – como las botellas PET no debidamente colectadas y recicladas por el sector responsable? Actualmente, sabemos que hay empresas capaces de ofrecer hilos textiles hecho con materiales mezclados a través de sus procesos de reciclaje mecánico y que el reciclaje químico se está desarrollando en laboratorios, pero no era el caso hace unos pocos años. Estrategias de Design desacertadas, que con la falta de objetivos y conexiones adecuadas para el final de ciclo de un producto no permiten nada más que el downcycle textil, son acciones contradictorias y cuestionables en mi visión de la sostenibilidad y circularidad de la moda, aunque materiales de más bajo impacto o reciclados sean una de las bases de los productos (y de la comunicación).
Sumariamente, marcas y diseñadores que trillan el camino hacia la circularidad de la moda, deben tener en mente (y aun mejor en su web pages) una visión sistemática y con planes futuros, comunicándolos de forma coherente. Porque, por fin, la información y como la publicidad nos es presentada, es la parte que efectivamente nos toca como mercado/usuario de moda. Es relevante estar atento… ¿Están desarrollando productos pensando en el futuro y en el final de su tiempo de servicio, presentando una estrategia clara y transparente? O ¿están usando argumentos ambientales actuales y apelativos para promover publicidad, crear en nosotros (clientes) el sentimiento de que ahora se puede comprar sin remordimiento y así aumentar ventas?
G-Star Raw for the Oceans: una colección hecha con fibras sintéticas recicladas. Fuente: Plug In Magazine
Como han mencionado en el nuevo reporte de Greenpeace “Fashion at the Crossroads”: “proyectos como esos deberían ser vistos como una herramienta de comunicación para aumentar la conciencia pública sobre la contaminación […], pero no pueden ser considerados como un paso serio hacia la circularidad […]. Cualquiera comunicación corporativa que no reconoce esto engaña a sus clientes y podría verse como greenwashing y [yendo] en “mala dirección” (pg.30).”
¡Estemos atentos, cuestionemos y no dejemos la mala sostenibilidad expandirse!
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