Estoy en México DF participando en un taller sobre diseño, sostenibilidad e innovación social, y me siento como cuando era niña y descubría un juego y lo quería jugar todo el día y con todas las personas que se me cruzaban por el frente. Sé que debo sonar súper ñoña, pero es la pura verdad.
Hasta ahora han sido dos días y medio llenos de cosas que me gustan: lugares nuevos, comida rica, gente compartiendo ideas súper interesantes, conversaciones sobre las infinitas conexiones que hay en todas partes (y se puede decir que me gustan las conexiones)... en fin, estoy aprendiendo tanto que sinceramente no sé en qué parte de mi cabeza voy a acomodar todas estas cosas, y de hecho ya usé la mitad del cuaderno que traía para tomar notas (y todavía me falta más de la mitad del taller). Tenía la plena intención de terminar una publicación que tengo "en remojo", con un top 10 de mis paisajes naturales favoritos (y con la que espero inspirarte a recorrer este maravilloso planeta), pero pasan dos cosas: 1) Estoy con el cerebro sintonizado con otros temas, y me está costando mucho trabajo terminarla porque —a pesar de que viajar es una de mis actividades favoritas— mi mente se va para otro lado, y 2) Me di cuenta de que ese "otro lado" realmente no es otro lado, sino ESTE lado, el de este blog, las cosas que pienso sobre lo que escribo aquí y la razón por la que creo que Cualquier cosita es cariño. Así que le hice caso a mi cerebro —o mi cerebro se hizo caso a sí mismo, jajaja—, volví a cerrar la publicación con el top 10 de paisajes naturales y decidí compartir contigo una idea que ha estado fija en mi cabeza desde que empecé el taller. No es nueva, pero siento que ahora la puedo ver más claramente y con mayor nitidez. Aquí va: Te dije que no era nueva. El nombre del blog ya lo dice todo: si hay algo que me mueva a compartir mi búsqueda de una vida más sostenible es precisamente el hecho de que creo que a través de cosas pequeñas —que son insignificantes sólo en apariencia— empezamos a cambiar el mundo entre todos. Pero la cosa es que es fácil dejarse convencer de lo contrario, caer en la trampa de "todo está demasiado lejos, todo es demasiado grande, y todo es demasiado difícil" y quedar paralizado y con la sensación de que no hay nada que podamos hacer. Incluso yo, que en general me siento tan convencida del poder de las pequeñas cosas, a veces siento que todo se me sale de las manos. Y es que es normal... realmente hay cosas que sí son demasiado grandes, o están demasiado lejos. Pero incluso esas, abordándolas desde otros ángulos y con la estrategia adecuada, se convierten en cosas manejables y que caben dentro de nuestras manos. En dos días nos han compartido tantas experiencias sobre iniciativas que han generado cambios enormes a partir de acciones diminutas, que siento que esa idea —la del valor de las pequeñas cosas— pasó de ser algo en lo que QUIERO creer, a ser algo en lo que CREO 100%. Y me encanta. Como te dije, todavía no sé en qué parte de la cabeza voy a acomodar todo lo que estoy aprendiendo. Me siento como una malabarista con un montón ideas en el aire, tratando de mantener la concentración para que no se me caigan... pero no como en "¡Auxilio, no sé qué hacer con esto!" sino más bien como en "¡Más, más, quiero malabares nuevos!" jajaja. No sé si eso tiene sentido... ¿lo tiene? En fin. Estoy en proceso de entender la mega-dosis de aprendizaje en combo completo que estoy recibiendo en estos días, y seguramente lo iré compartiendo todo contigo por este medio, a manera de nuevas publicaciones. Por ahora simplemente quería contarte lo contenta que estoy, y lo completamente convencida que me siento —ahora más que nunca— del poder y el valor de las cosas pequeñas. Me voy a dormir que mañana me espera otro día intenso de taller, pero te dejo con esto que dijo Leyla (una de las organizadoras del taller, y de lejos mi tallerista favorita): El mundo está en constante cambio. Puedes participar en ese cambio de manera consciente o inconsciente, pero SIEMPRE participas. A mí me parece una manera genial (¿reveladora?) de verlo, ¿tú qué opinas? ¿se te ocurren maneras de participar conscientemente del cambio? ¡Te espero en los comentarios! ¡Cualquier cosita es cariño está nominado a los premios Bitácoras 2015 en la categoría de mejor blog de innovación y sostenibilidad! Si te gusta el blog y disfrutas lo que escribo y lo que comparto, te invito a que me apoyes con un voto. Puedes votar haciendo click aquí. Después sólo tienes que ingresar con tu cuenta de Facebook o Twitter, y ahí te encontrarás una lista con todas las categorías. Busca “Mejor blog de innovación y sostenibilidad” y añade la dirección del blog, y ahí un poquito más abajo haces click en “Votar”. ¡Eso es todo! ¡Un abrazo!