Hoy no vengo a dar tips sobre cómo vivir de manera más sostenible. Lo que quiero hacer hoy es contarte algunas cosas sobre mí, sobre el blog, y sobre lo que se viene en los próximos meses. Así, como si estuviéramos sentadas conversando en la sala de mi casa, con total sinceridad y transparencia, como me gusta.
Hace más de dos meses no hay publicaciones nuevas aquí, y no es porque esté de vacaciones, no. La verdad es que he llegado a un nivel de agotamiento tal que siento que no tengo energía para escribir en el blog, y en los últimos meses hasta me he planteado la idea de dejarlo. No lo voy a dejar (o al menos no está en mis planes a corto o mediano plazo, eso te lo puedo decir desde ya), pero sí necesito replantear cosas — algunas solo de manera temporal— para que todo vuelva a tener un poco más de sentido a este lado de la pantalla.
Este ha sido un año muy bonito, pero también muy difícil. Me ha traído montones de desafíos y de descubrimientos personales que me tienen muy despierta (creo que más despierta de lo que he estado en años), pero también agotada emocionalmente, y con una sensación de cansancio comparable con la que se siente después de un viaje transoceánico de 11 horas, apretujada en la silla de un avión que no es suficientemente grande para que quepan bien mis patas largas, con jet-lag y todo.
Yo he estado acostumbrada a trabajar en tres, o cuatro, o cinco proyectos al tiempo, publicando en el blog, leyendo dos o tres libros, y tejiendo y cosiendo, mientras —ya no sé ni cómo— seguía encontrando la manera de tener tiempo para estar con mi familia y mis amigos, hacer siesta con las gatas, y descansar en la hamaca mirando pajaritos por la ventana. Ese había sido un ritmo “normal” para mí, y hasta hace un tiempo venía funcionando bien… no me sentía sobrecargada, ni saturada, ni sobre-estimulada, ni nada.
Pero de un tiempo para acá, sumándole a eso todo el proceso interno por el que estoy pasando, vengo sintiendo que no puedo más con ese ritmo, que me quemé. Supongo que así es la vida: llena de cambios y de ciclos, y esa fase frenética le está dando paso a otra fase distinta, todavía más bien desconocida para mí, en la que la siento que la vida me pide que haga las cosas de otra manera, no solo en el blog, sino en general. Y bueno, aquí estoy, tratando de hacerle caso.
Esto que te cuento es parte de mi panorama personal, que —cómo no— afecta el panorama del blog. A fin de cuentas este blog (aunque sea un espacio virtual y abierto para que cualquier persona lo visite) es también mi espacio personal, que trato de cuidar como si fuera mi casa, y que inevitablemente refleja lo que pasa conmigo, por dentro y por fuera.
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Cuando abrí el blog, lo único que esperaba era llegar a tres o cuatro personas que pudieran leer las ideas que yo quería compartir, y nunca calculé cuánto podía crecer… y empezó a crecer un montón. Pasé de hacer publicaciones sueltas, sin fechas previstas y de manera inconstante, a hacer una publicación por semana, y —durante algunos meses— otra publicación adicional, específica para la página de Facebook, con la serie de ilustraciones “Antes & después“. Pasé de no tener página de Facebook, a tener una con casi 20.000 seguidores. Pasé de tener menos de 10 visitas semanales a tener más de 30.000 visitas mensuales. Pasé de recibir uno que otro comentario o email al mes, a recibir, a veces, más de una docena al día.
Eso no pasó de la noche a la mañana, ni pasó por arte de magia; ha sido el resultado de un proceso largo, mucho trabajo, experimentación, estudio, dedicación, amor, y del apoyo de personas —como tú— que leen lo que escribo, lo disfrutan, lo comentan y lo comparten para que siga llegando a más gente. (Y aquí vale la pena hacer este pequeño paréntesis. Parece que sobra decirlo, pero realmente nunca sobra decirlo… me siento afortunada y profundamente agradecida, porque puedo llegar a tanta gente escribiendo sobre algo en lo que creo desde lo más profundo de mi corazón, y que me mueve todas las fibras desde que estaba chica: las ganas de cuidar este planeta).
Todo eso lo he hecho ya durante más de tres años (aunque si cuento la versión anterior del blog, estamos hablando ya de siete años) sin parar, porque aunque no esté publicando, en mi mente le estoy dando vueltas a todos los temas sobres los que quiero hablar, tomando nota, leyendo para profundizar más sobre los temas que quiero abordar, etc, y todo esto como actividad “secundaria”, sin ganarme un solo peso. Es decir: además de estar haciendo todo lo que hago para el blog —leer, escribir, sacar fotos, hacer ilustraciones, responder correos y comentarios, manejar redes sociales, hacer charlas, hacer experimentos y probar recetas, etc.—, también, durante todo este tiempo, he estado trabajando, para poder ganar dinero que me permita seguir cubriendo mis necesidades básicas, para poder darme el lujo de tener un blog como este.
Como te decía más arriba, siento que ese es un ritmo que ya no puedo sostener más. Eso me deja dos opciones: puedo abandonar la tarea por completo (y no quiero), o puedo ajustar el camino y la velocidad, y seguir avanzando de otra manera; eso me parece que tiene mucho más sentido… y es lo que realmente quiero hacer. Y bueno, es lo que voy a hacer.
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No sé hace cuánto lees el blog. Tal vez acabas de llegar, y esto es lo primero que estás leyendo, y te parece todo muy dramático. Tal vez lo encontraste hace poco, y recién estás explorando las publicaciones antiguas. Tal vez lo lees hace años, desde que empecé, y conoces más de cerca los cambios por los que ha pasado. Sea cual sea el caso, si estás leyendo esto —y te gusta lo que encuentras en este blog— quiero que sepas cuáles son los cambios que se vienen, y qué hay detrás de cada uno de ellos:
1. En los próximos meses no estaré publicando de manera constante.
Bueno, no lo he hecho en los últimos meses tampoco, así que esa no es ninguna novedad… pero me parece importante que quede dicho; por un lado para que sepas que el ritmo de las publicaciones en el blog seguirá siendo lento (¡siguen estando disponibles todas las publicaciones previas para explorar!) y, por otro lado, porque quiero que sepas que aunque el blog parezca moverse poco, sí habrá mucho trabajo tras bambalinas.
En estas semanas que vienen seguiré trabajando en mi próximo taller online, que será sobre cómo vivir con menos basura (por dentro y por fuera), y que empezará a finales de septiembre. Después me iré de viaje con mi mamá durante las dos primeras semanas de septiembre, y estaré 100% enfocada en disfrutar el paseo y la buena compañía. Cuando se termine el taller, empezaré a trabajar en otras ideas que tengo para hacer que el blog sea sostenible para mí.
Eso me lleva al siguiente cambio, que ya está en marcha y seguirá aplicándose —espero— a largo plazo:
2. En los meses que vienen (y de ahí en adelante, si funciona) voy a apostarle al blog como proyecto laboral.
Mucha gente tiene la idea de que tener un blog es como tener una mina de oro, y que si tengo muchos visitantes o muchos seguidores pues entonces debe haber un ser especial en internet que me da mucho dinero para que yo siga haciendo lo que estoy haciendo; pero las cosas no son así.
Para tener un blog rentable —y esto es algo que he aprendido en estos años, porque cuando empecé a escribir aquí ni siquiera se me cruzaba por la cabeza que me podría llegar a interesar que esto fuera rentable— puedo hacer, básicamente, dos cosas: vender productos o servicios que hace alguien más (haciéndoles publicidad), o vender productos o servicios que hago yo misma.
Para mí, la primera opción no es viable; es una opción válida que le funciona a otras personas, pero a mí no me interesa. No quiero tener un blog en el que hablo de consumo responsable, de reducir la huella ambiental y de basura, de dejar de comprar marcas y productos convencionales, de la importancia de la autonomía y creatividad cuando se trata de resolver la vida cotidiana, y al mismo tiempo estar bombardeándote con enlaces para que compres productos que no necesitas y con publicidad aleatoria de Google, en la que mi blog se puede convertir —sin que yo me dé cuenta— en una valla publicitaria de Zara, de la última Toyota 4×4, o de salchichas rancheras. No le veo ni pies ni cabeza a ninguna de esas opciones.
Eso me deja la segunda opción, que me gusta muchísimo, porque significa que puedo ofrecer cosas que yo misma hago y que me encanta hacer —talleres online, libros digitales, etc— y ganar dinero a través de mi propio trabajo, para poder seguir produciendo con más libertad todo el contenido que quiero seguir compartiendo de manera gratuita en el blog.
Lo que más quiero es seguir compartiendo publicaciones, reflexiones e ideas a las que pueda tener acceso todo el mundo sin pagar ni un centavo y sin tener que esquivar banners publicitarios… pero para que eso sea sostenible para mí (y para no seguir quemándome en el proceso) debo hacer que el blog pase a ser parte “oficial” de mi vida laboral. Disfruto mucho lo que hago en Cualquier cosita es cariño; es un MONTÓN de trabajo, y no es viable que siga tratándolo como si fuera una actividad secundaria, cuando realmente es una tarea de tiempo completo, y en mi corazón es mi actividad primaria, principal, número uno, #NumberOne.
Así que, como todavía no he recibido una llamada de Maluma, Lady Gaga o RuPaul ofreciéndose como mecenas de Cualquier cosita es cariño, mi plan es trabajar para hacer cosas interesantes (¿interesantes, dije? Lo que quiero es que sean geniales… ese es realmente el objetivo), inspiradoras, útiles y prácticas, que te sirvan para ir avanzando con más claridad y más convicción en el camino de la vida sostenible, y que además sirvan como soporte para el blog (y para mí), para que pueda seguir funcionando, creciendo y acercando la sostenibilidad a muchas más personas, por muchos años más ♡
Y un último punto, pequeño pero no tan pequeño:
3. El blog cambiará —otra vez— de look.
Estoy teniendo un par de problemas técnicos con cosas de la estructura de la web, y para resolverlas debo cambiar el diseño del blog, así que durante algunos días el blog estará cerrado, en modo “mantenimiento”. No sé exactamente cuándo será eso —será después de mi viaje, eso sí— pero igual te lo cuento desde ya, para que sepas qué se va moviendo por estos lados.
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Todo esto que te estoy contando no es algo que se me ocurrió ayer. Es algo en lo que vengo trabajando desde hace meses, dándole vueltas, ajustando y puliendo las ideas, tratando de encontrar una manera lógica, coherente con mis intereses / motivaciones / sensibilidades, para poder seguir adelante, sin pasarme por encima a mí misma y sin perder alineación con mi manera de ver el mundo.
Por ahora, estos cambios son lo que tengo más o menos claro; en el camino ya me iré dando cuenta de qué más hace falta ajustar, y lo iré ajustando según vea necesario, siempre con el interés de seguir creando, experimentando, compartiendo, y promoviendo estilos de vida más equilibrados con nosotras/os mismas/os, con el planeta, y con todos los seres que lo habitan.
Si te gusta el blog y crees que es valioso lo que comparto aquí, te pido que me acompañes en este proceso. El blog sigue existiendo porque tú estás ahí, al otro lado de la pantalla, caminando en la misma dirección (aunque sea por otra ruta), así que tu apoyo es absolutamente esencial.
Para apoyarme, puedes seguir leyendo, comentando y compartiendo todo lo que hay aquí en el blog —aunque no haya publicaciones nuevas tan frecuentes— para que más personas sigan interesándose por este estilo de vida, y para que sigamos siendo más y más las personas que le apostamos a un mundo más equilibrado. También puedes apuntarte a mi próximo taller online: “Una vida con menos basura, por dentro y por fuera”, que empezará a finales de septiembre. Si haces click en esta imagen que aparece abajo, los enlaces mágicos de internet te llevarán a la página donde está toda la información de la estructura del taller:
Si no puedes apuntarte ahora, puedes ayudarme a compartirlo para que otras personas se apunten. Y también puedes (si no lo has hecho todavía) apuntarte al Club, para ser la primera en enterarte de otras ideas y proyectos en los que estaré trabajando, además de recibir reflexiones adicionales —un poco más personales—, y recomendaciones de películas, documentales, charlas, artículos, libros, y GIFs de animales adorables.
Y si no quieres / no puedes apuntarte al taller, o unirte al Club, o compartir las publicaciones del blog… pues no pasa nada. Si encuentras cosas valiosas aquí, y te resultan útiles para tu propia búsqueda de una vida más sostenible, yo me quedo más que contenta con saber que vienes a leer, aunque lo hagas silenciosamente :-)
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¡Y eso! Espero que esta nueva etapa del blog siga trayendo muchos aprendizajes, y que siga siendo útil y —ojalá— inspiradora para tu propio proceso. Para mí empieza una temporada nueva, diferente, que todavía no sé para dónde me lleva, pero que espero que poco a poco se vaya alineando con esta nueva fase personal, en la que necesito aprender a llevar el blog (y todo) a otro ritmo y a otra velocidad.
Y bueno, aunque no esté publicando una vez por semana, sigo estando aquí, así que tus mensajes, comentarios, preguntas y saludos siguen siendo siempre bienvenidos. Muchas gracias por venir a leer, por acompañarme en este camino, y por tu apoyo en este proceso, venga en la forma que venga ♡
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