A diferencia de lo que se puede pensar, el Shinrin-Yoku, aunque se inspira en las tradiciones sintoístas y budistas, es algo relativamente moderno. Parece que el término lo acuñó en 1982 el director de la Agencia Forestal de Japón, Akiyama Tomohide. Algunas fuentes aseguran que el objetivo era poner en valor los bosques del país y, a la vez, canalizar la cada vez más creciente demanda de la población de reconectar con la naturaleza. Otras afirman que el origen es parte de un programa nacional de salud diseñado para reducir los niveles de estrés de la población.
La exposición a la naturaleza afecta positivamente al sistema nervioso.
Sea como sea, rápidamente se ha visto que esta práctica tiene enormes beneficios en la salud física y mental y se ha demostrado que la exposición a la naturaleza afecta positivamente al sistema nervioso. Pasear, o simplemente estar en un bosque, disminuye la actividad del córtex prefrontal, la parte del cerebro donde residen las funciones cognitivas y ejecutivas como planificar, resolver problemas y tomar decisiones. En cambio, la actividad se desplaza a otras partes del cerebro relacionadas con la emoción, el placer y la empatía.
De la misma manera, otros estudios han evidenciado que las personas que han practicado un baño de bosque han reducido la tensión, la ira, la ansiedad, la depresión y el insomnio.
Finalmente también parece ser que al sumergirnos en la naturaleza el suero de hormona adiponectina aumenta, lo que reduce el riesgo de sufrir patologías como la obesidad, la diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares. Si quieres más información al respecto puedes echarle un vistazo al estudio que publicaron DKV Seguros y el ISGLOBAL sobre el tema.
Aunque los baños de bosque se pueden realizar por libre, se recomienda la práctica con una persona formada en la materia, al menos al principio, quien nos dará pautas y estrategias para sacarle más partido. Además, los y las guías de bosque también acostumbran a estar formadas en Terapia de Bosque, una técnica que utiliza los baños de bosque para trabajar problemas específicos de salud mental y física.
Se recomienda la práctica con una persona formada en la materia, al menos al principio, quien nos dará pautas y estrategias para sacarle más partido.
En la web del Forest Therapy Institute (Instituto de Terapia de Bosque), organización especializada en formar en Shinrin-Yoku, encontrarás un directorio de guías de Baños de Bosque y profesionales de Terapia de Bosque para que puedas escoger aquel profesional que trabaje cerca de tu localidad. Si estás por Barcelona o alrededores, desde So Good So Cute te recomendamos a Diana González. Hace unos meses tuvimos la suerte de participar en uno de sus baños y la experiencia fue totalmente recomendable. En su Instagram publicita los paseos que organiza periódicamente y este mes de octubre tiene varios programados. Si te animas, quizás coincidimos en alguno.
Mientras te lo piensas, te dejamos cuatro pautas para que el próximo día que vayas al bosque las pongas en práctica. No son un baño de bosque propiamente dicho pero seguro te permitirán conectar con él seguro. Y muy probablemente influirán en tu bienestar.
Pautas para aprovechar tu próxima visita a un bosque
〉No te estreses intentando elegir “el mejor bosque”. No tiene que ser un lugar recóndito ni exótico, simplemente un bosque o un lugar envuelto de naturaleza.
〉El móvil, mejor apagado. O como mínimo, en silencio.
〉La experiencia, mejor compartida, tanto por las vibraciones como por un tema de seguridad. Si vas solo o sola, no te alejes e intenta estar localizable.
〉Sumérgete en el bosque poco a poco y sin prisa.
〉Una vez dentro, utiliza los cinco sentidos para conectarte con el bosque. Presta atención a todo.
〉Estate ahí, sencillamente. No hace falta que des una larga caminata ni que llegues muy lejos.
Y si no puedes escaparte, siempre puedes ponerte este video. Dicen que observar la naturaleza, aunque no estemos en contacto con ella de manera real, también funciona.
Foto portada: Babaa.