¿Habías oído hablar de los baños de bosque? ¿Cómo? ¿Hay bañeras ahí afuera? Claro, hay ríos, lagos, cascadas, pozas, riachuelos… pero se refiere a visitar un bosque sumergiéndote en él con los cinco o seis sentidos. No se trata meramente de caminar, consiste en caminar consciente.
En los 80, Japón introdujo la recomendación del baño de bosque o Shinrin yoku como práctica saludable de reconexión con la naturaleza para una población cada vez más estresada, ocupada y de ritmos frenéticos. Desde entonces se ha sumado a otras prácticas parecidas como el senderismo y las excursiones.
Parece increíble que vaya a contarte cómo conectarnos con la naturaleza. Mi abuela pensará que las nuevas generaciones sabemos poco de la vida si algo como esto requiere de explicación, pero en realidad sólo somos consecuencia de un sistema que nos ha ido apartando del medio ambiente.
Hasta el punto que los fines de semana sentimos su llamada, ganas de tomar aire y escaparnos lejos del mundano ruido. Esta necesidad de naturaleza innata de los humanos tiene un nombre: biofilia. No es de extrañar viendo que la especie humana ha pasado más del 90% de su existencia en contacto con el medio ambiente.
Cómo hacer un baño de bosque
No es la primera vez que salimos a pasear con las mismas rumiaciones en la cabeza, tratanto de solucionar un problema de la vida cotidiana o planeando qué es lo que vamos a hacer justo después. No se trata de eso, consiste en sumergirse en el bosque en cuerpo y alma, conjugando el ejercicio de caminar con el contacto con la naturaleza.Observa la belleza que te rodea, pon toda tu atención en cada flor, color, forma…siente el soplo de aire fresco en tu piel, caliéntate con el rayo de sol que se filtra entre las ramas de los árboles, escucha el sonido de las ramas, los pájaros, el agua correr…
El Mindfulness o meditación, del que te hablaré otro día, está muy ligado a los baños de bosque en el sentido de la consciencia del momento presente.
Caminar sin estar presente sería como sentarse con un libro en la mano y no leerlo.
En el campo no tienes excusa, camina por sus recónditos lugares. Si vives en la ciudad, busca un paseo verde cerca de tu casa, elije un parque frondoso o desplázate al pulmón más cercano.
Puedes andar en soledad, regalándote un momento para ti, o en compañia de una persona cercana que te transmita calma.
Personalmente, llevo años practicándolo acompañada y me es esencial. En el día a día, me escapo un rato a una zona verde y una vez a la semana hago una buena inmersión de más de dos horas. Mi hermana y yo nos perdemos juntas por el bosque, ella no se cansa de fotografiar plantas, flores, árboles… mientras yo simplemente desconecto del mundo.
Si necesitas ayuda psicológica, puedes practicar con tu terapeuta la Terapia caminando. En el Central Park de Nueva York nació en 2005 y también se sumaron profesionales europeos.
Beneficios de los baños de bosque
Efectos fisiológicos y psicológicos. Los estudios¹ evidencian efectos positivos en memoria, depresión y resolución de problemas. Además una practica de 30 minutos reduce el cortisol, la tasa cardíaca y la presión arterial que correlacionan con una disminución del estrés².Respeto del medio ambiente. Algo que no se conoce dificilmente se protege. Pasar tiempo en contacto con la flora y la fauna nos enseña a comprenderla, a apreciar sus virtudes y a respetarla. La sostenibilidad pasa por este equilibrio entre el ser humano y la naturaleza.
Mejora la forma física. Caminar es una de las primeras actividades que hacemos desde bebés, que se va reduciendo considerablemente con el uso de los medios de transporte y la simple pereza humana. Moverte hace que te sientas vivitx y coleando, una razón más para lanzarte.
Ahora que ya sabes lo que es… ¿te atreves a bañarte? Te leo en comentarios.
¹ The restorative benefits of nature: toward an integrative framework, Stephen Kaplan 1995; Interacting with nature improves cognition and affect for individuals with depression, Berman et al 2008; Creativity in the Wild: Improving Creative Reasoning through Immersion in Natural Settings, Atchley et al 2012
² Restorative effects of viewing real forest landscapes, based on a comparison with urban landscapes Lee et al 2009