Estamos ante una crisis mundial sin precedentes. Hemos construido nuestra civilización con petróleo y dependemos de él, de tal manera, que hemos puesto en peligro la vida de millones de especies que habitan la tierra incluyéndonos a nosotros mismos. La huella ecológica de la humanidad es mucho más grande de lo que el planeta puede manejar de manera sostenible. Desde que se descubrió el petróleo en 1859, la población mundial ha aumentado de 1.800 millones a los 7.400 millones de la actualidad. Este crecimiento exponencial ha supuesto un consumo de 7,5 kg de petróleo por persona/día. Los científicos han denominado al periodo en el que nos encontramos como el “Antropoceno”, debido al significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres. Si el objetivo del ser humano es trascender y aparecer en los libros de Historia; enhorabuena, vamos camino de conseguirlo todos juntos. Será el libro que relate el fin de la Historia.
Todos los días nos martillean con el mantra del crecimiento, sin embargo, el crecimiento no es la solución a nuestros problemas. Hemos llegado a un punto, en el que se ha vuelto en contra nuestra; El crecimiento es el problema. En una civilización construida sobre las energías fósiles y el petróleo, la gestión actual de los recursos, es el origen de todos nuestros males, desde la desbocada e imparable desigualdad, a la crisis ecológica, energética, económica y social.
Hay modos de resistir, es posible reducir nuestra dependencia del petróleo a partir de la soberanía alimentaria, la producción local de alimentos y el uso de una tecnología y logística disruptiva. La demostración de ello es el proyecto Foodtopia. Un maravilloso y esperanzador proyecto de economía local resiliente que pretende aunar producción agrícola, transformación y distribución de alimentos en la geografía de un barrio. Ubicado en el Parque Científico de Murcia, su restaurante de kilómetro cero, está totalmente desvinculado del petróleo y tiene como objetivo de reducir el precio actual de la alimentación y sus efectos colaterales directos e indirectos a la mitad, a través de una drástica reducción del consumo de energía a lo largo de la cadena de producción alimentaria.
La aventura de Jesús Pagán, ingeniero y fundador de Foodtopia, comenzó en 2010, para conseguir obtener, tres años más tarde, alimentos que cubren más del 90% de las necesidades energéticas de la dieta totalmente desvinculados de combustibles fósiles. El ingeniero argumenta, que literalmente, comemos petróleo, ya que el coste medio de nuestra dieta de 2.500 Kcal es de 4 euros, de los cuales, más de tres son en combustible. Es sabido además, que en la actualidad, el 50% de los alimentos que se producen acaba en la basura. Según el ingeniero: Avanzamos en rumbo de colisión. Lo importante ahora no es ordenar las tumbonas cuando el Titanic se está hundiendo. Es necesario sentar a una mesa a los actores políticos y económicos y preparar un plan de choque y optimización del recurso escaso.
En palabras de Jesús Pagán; Queremos optimizar la máquina social para producir alimentos con menos energía y que la sociedad se pueda beneficiar de la reducción del coste de alimentos, agua, recibos de luz, etc. No hacerlo significa que cada vez más ciudadanos acaban en el paro o en los márgenes de la actividad económica, relegados al tercer sector. Un cambio en el sistema alimentario supondría además una oportunidad de ocupación para millones de personas a través de una tercera revolución social. En Foodtopia, el aporte calórico y nutricional diario está garantizado a un precio muy inferior al que estamos acostumbrados, demostrando que producir alimentos de calidad no cuesta más de 1,5 por persona y día
Si queréis saber más podéis descargar el informe Foodtopia, en este enlace
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