Con mallas de hueso y sangre, mirada gentil y arranque feroz, el unicornio de nuestros días se oculta en el espesor. Bosques tropicales, horizontes africanos u oasis florecientes de vegetación. El rinoceronte espera al hombre, y aguarda sin temor.
Con unas rimas breves introduzco hoy el Día Mundial del Rinoceronte, una ocasión para celebrar a una criatura noble, magnífica y, desgraciadamente, en grave peligro.
Hará unos tres años que tomé la decisión de adoptar simbólicamente a una pequeña rinoceronte sudafricana llamada Roxy. Fue entonces cuando me enamoré de estos animales.
Resulta que los rinocerontes son criaturas que han estado en este planeta… ¿adivinas cuánto? ¡Durante más de 50 millones de años! Y no solo han estado viviendo en África. Hay cinco especies de rinocerontes –todas con cuerno, aunque solo dos especies lo usan para luchar-, y viven en zonas tan distintas como la India, Nepal, Sumatra o Java, además de en el sud-este africano.
Los rinocerontes no solo son animales pesados con gruesas capas de colágeno; son mega-herbívoros que pueden correr hasta 30 km por hora, que tienen el sentido del olfato y del oído muy desarrollados, y que sirven de paraguas para otras especies –es decir, protegiéndolos a ellos, estamos protegiendo a muchas clases de pájaros, reptiles, plantas e insectos.
Polaroid de Roxy
Cuando recibí la descripción de Roxy, ésta decía que era una rinoceronte dulce y curiosa, que le gustaba explorar lo desconocido y que le encantaba restregarse en el barro. Cada rinoceronte, como con muchas otras especies, tiene su propia personalidad. Son mamíferos con cierta inteligencia emocional, que sufren la pérdida de sus familiares, estrechan lazos inter-especiales y se comunican entre ellos mediante chillidos, gruñidos y gemidos.
En 1970 había unos 70.000 rinocerontes por todo el mundo, pero me temo que hoy en día hay menos de 29.000. Esto se debe, principalmente, a la caza furtiva. Y es que estas nobles criaturas, categorizadas como ‘vulnerables’ por la lista roja de las especies amenazadas, llevan años luchando por sobrevivir a la vanidad del hombre.
La caza furtiva de rinocerontes se debe principalmente a sus cuernos, considerados por la medicina tradicional china como curativos, afrodisíacos y milagrosos –a pesar de estar hechos del mismo material que nuestras uñas o cabellos. Este es un mito que está lucrando el mercado ilegal de comercio de especies y reduciendo peligrosamente el número global de rinocerontes.
Además, la pobreza, la desigualdad, la injusticia social y las guerras civiles hacen que muchos decidan dedicarse a la caza furtiva para poder así alimentar a sus familias y llevar algo de dinero a casa –un trabajo peligroso y cruel que juega con la vulnerabilidad de personales y animales.
Otra amenaza que sufren los rinocerontes a día de hoy es la pérdida de su hábitat y ecosistema. A causa de la urbanización humana, de la agricultura (especialmente de las plantaciones de aceite de palma en Asia) y de los negocios de extracción de recursos naturales, las poblaciones de rinocerontes se ven con cada vez menos expansión de terreno, menos alimento, más sequía y más incendios.
Adopción simbólica de Roxy a través de Care for the Wild
Estos pequeños gigantes, a pesar de llevar armadura, necesitan nuestra ayuda. Los hombres son los que les han arrebatado el derecho fundamental de vivir en paz, y los hombres son los que deberían devolvérselos.
Tres de las cinco especies de rinocerontes están ya clasificadas como ‘en peligro crítico’, y la actividad humana no hace más que aumentar el drástico número de pérdidas. Si la próxima generación será capaz de ver un rinoceronte en su estado salvaje, es todo un interrogante.
Salvar a los rinocerontes es una necesidad imperiosa, un derecho básico que además puede conllevar beneficio económico y social para aquellas comunidades en desarrollo cuyos programas de conservación de fauna y flora atrae visitantes y turistas cada año. En este Día Mundial del Rinoceronte, no solo te invito a celebrar estas majestuosas criaturas, sino también a entrar en acción.
Con donaciones podemos apoyar a más programas de conservación que no solo protejan a las existentes poblaciones de rinocerontes, sino que también aumenten sus números. Podemos colaborar para encontrar soluciones efectivas, creativas, tecnológicas o legales para detener la caza furtiva. Podemos dejar de contribuir a la deforestación y pérdida de biodiversidad, negarnos siempre a participar en el comercio ilegal de especies, difundir la información y dar voz a rinocerontes como Roxy, que solo quieren crecer, vivir y explorar este maravilloso planeta.