Grandes marcas con tiendas por todo el mundo venden ropa con las últimas tendencias a precios muy baratos. Como consiguen vender tendencias a ese precio tan bajo, lo analizábamos en este post sobre cuánto cuesta producir una camiseta. La industria textil se basa en unos costes de fabricación muy bajos, un margen pequeño por prenda que se compensa con un volumen de ventas enorme.
Como consumidores nos hemos adaptado de maravilla a esta nueva forma de entender la moda. Cada año compramos una media de 34 prendas y cada año tiramos a la basura 14 kg de ropa. Puedes recordar los números de nuestra basura en este post.
Antes de la llegada e implantación del Fast Fashion, la industria de la moda creaba dos colecciones al año: primavera-verano y otoño-invierno.
Desde que llegó la moda Fast Fashion, se fabrica una colección cada semana.
Esa rotación de ropa genera un ansia por comprar en los cosumidores que no paramos de incrementar nuestro gasto en ropa. Hoy compramos un 60% más de ropa que hace 20 años, según un estudio de Greenpeace. Según un informe de la EAE Business School, en 2018 gastamos una media de 565 € en España.
Los armarios se nos han quedado pequeños y muchas veces sacrificamos una habitación de nuestra casa para convertirla en un vestidor.
El consumo de ropa va a seguir aumentando: se estima que aumentará un 63% en los próximos años, pasando de 62 millones de toneladas en 2017 a 102 millones de toneladas en 2030.
POR QUÉ EL FAST FASHION ES UN PROBLEMA
Alimenta la explotación laboral.
Provoca la sobreexplotación de los recursos.
Contamina enormemente el entorno.
1. Explotación laboral
El 24 de abril de 2013, se derrumbó el edificio Rana Plaza, donde se fabricaba ropa para marcas internacionales como Primark y Mango. Murieron 1127 personas y 2437 quedaron heridas.El día anterior se habían detectado una grietas en el edificio pero los jefes mandaron trabajar al día siguiente diciendo que el edificio era seguro. Muchas personas no pudieron escapar al desastre porque las puertas de sus lugares de trabajo estaban cerradas.Esa tragedía de Bangladesh marcó un punto de inflexión. Dejó a la vista una realidad que ya se intuía pero que se volvió imposible ignorar.
El bajo coste de producción tiene en realidad un alto coste. Los empleados del sector textil en los países fabricantes, mujeres en su mayoría , son de los que peores condiciones laborales tienen en el mundo.
2. Sobreexplotación de los recursos
El cultivo del algodón, principal materia prima de la industria textil, requiere una gran cantidad de agua. Las cifras sobre el consumo de agua para producir unos vaqueros varían de los 3000 a los 7000 litros. La diferencia parece estar en que las cifras más altas tendrían en cuenta toda la cantidad de agua necesaria, incluida la que se recibe a través de la lluvia. Más de la mitad del cultivo del algodón se produce sin riego adicional porque se cultiva en zonas con una pluviometría suficiente para el desarrollo del algodón como cultivo de secano.El Comité Consultivo Internacional del Algodón (ICAC) estima que un kilogramo de algodón desmontado requiere aproximadamente 1.214 litros de agua de riego, y el 41,3% de la producción de algodón no requiere riego porque es producido en régimen de secano.
Sean 1500 litros o sean 5000 litros, producir los vaqueros que se consumen diariamente en el mundo requiere un consumo de agua dulce brutal. Las estadísticas indican que cada año se producen unos 5.000 millones de vaqueros en el mundo. Multiplica...
Fabricar toneladas de ropa requiere además, consumir un volumen enorme de recursos naturales. Empezando por los fertilizantes y pesticidas del cultivo del algodón, el combustible de la maquinaria para su cultivo, el combustible para su transporte, la energía para la industria manufacturera, los tintes y productos químicos, los embalajes....
3. Contaminación de la industría textil
La industria textil es la segunda más contaminante del mundo después de la petrolera. Fabricar nuestra ropa genera el 20% de las aguas residuales y el 8% de las emisiones de carbono en el mundo.A todo eso debemos sumar el residuo textil tan grande que la forma actual de consumir moda genera. Compramos prendas que usamos apenas 6 veces antes de tirar. La ropa usaba es un residuo y como tal su gestión supone un problema.
Según Greenpeace, al año deshechamos un millón de toneladas de prendas y solo el 10% terminan en plantas para ser recicladas o reutilizadas. El 90% acaban en el vertedero.
Muchas prendas se fabrican con fibras sintéticas derivadas del petroleo y a nivel de residuo funcionan como los plásticos: poliester, nylon, lycra y acrilicos son derivados del petroleo.
Al lavar prendas con fibras sintéticas en nuestra lavadora se liberan microplásticos que acaban en los océanos. En este artículo de Greenpeace puedes conocer los efectos de estos microplásticos en los océanos que tardan cientos de años en degradarse.