Son muchos los que se han enamorado de esas imágenes que enseñan a voluntarios en pantalones de yoga bañando a los elefantes en Sri Lanka, o haciéndose selfies con ellos mientras les dan de comer en algún santuario de Tailandia. Es mi gran sueño, se lee en las redes sociales cuando buscas voluntariado + elefantes. Y el negocio turístico lo sabe.
Si tú mism@ quieres vivir esta experiencia, has llegado al lugar adecuado.
Lo primero que debes saber es que hay una gran explotación turística de elefantes. Estos magníficos animales atraen a personas de todo el mundo, dispuestas a gastarse el dinero haciéndose fotos con ellos, decorando sus pieles con tizas, dándoles de comer por la calle, o subiendo a sus lomos para dar paseos. Todo esto es cruel para los elefantes, ya que son sometidos a dolorosos métodos de entrenamiento o domesticación, explotados durante largas horas de trabajo, forzados a llevar grandes cantidades de peso, separados de sus familias, etc.
Pero posiblemente ya sepas eso, ¿verdad? ¡Precisamente por eso buscas un voluntariado! Quieres sustituir la típica experiencia turística por la oportunidad de cuidar elefantes y de reparar el daño que muchos les han hecho. Vale, genial, pues entonces solo tienes que ir a un santuario… ¿no?
Segunda cosa que debes saber: no todos los santuarios son reales, éticos, o 100% respetuosos. Hay algunos que son puras tapaderas de… sorpresa, más explotación animal. ¿Que ahora los turistas quieren salvar elefantes, y no montarlos? Pues nos llamamos santuario y ya. Y de estos, MUCHOS. Así pues, debes investigar el lugar al que piensas ir con mucho cuidado.
Algunos santuarios parecen muy decentes, y engañan a muchas compañías de viajes que organizan programas de voluntariado o experiencias de año sabático (creedme, la que era mi favorita resultó incluir programas cuestionables). Que tengan un gran espacio en el que estar, buena salud, o comida suficiente no quiere decir que reciban el trato responsable que deberían.
Básicamente, sabrás que hay gato encerrado si los animales tienen cadenas en las patas o en el cuello (aunque digan que es por razones de seguridad), si deben estar encerrados en recintos pequeños durante largas horas, si siempre van acompañados de un domesticador con una vara, si son forzados a llevar a cabo ciertas actividades para los visitantes del santuario (como pintar con la trompa o tocar instrumentos)…
Personalmente, también añadiría que no es un santuario 100% responsable si ofrecen la posibilidad a los voluntarios de montar en sus espaldas. Al fin y al cabo, renunciamos a que los turistas les monten para que puedan llevar una vida normal y libre, no para montarles nosotros sin sentirnos culpables.
Los elefantes son criaturas asombrosas, por lo que es normal sentir el deseo o impulso de querer estar cerca de ellos, de acariciarles, de sentir una conexión con ellos.
Pero aquí viene la tercera cosa, y tal vez la más importante, que deberías saber: no vas a salvar a los elefantes bañándoles o dándoles de comer.
Como muchas criaturas en este planeta, los elefantes están en grave peligro de extinción, y esta vez es a causa, principalmente, del tráfico ilegal de marfil. Existe la creencia en Asia de que tener partes de animales –las patas, los cuernos, las pieles…- da prestigio. Es por eso que circulan millones entre países asiáticos (compra) y países africanos (venta).
Así pues, la forma más efectiva de ayudar a estas criaturas es, primero de todo, no involucrarte jamás con el tráfico de marfil y difundir toda la información posible para acabar con esta relación ilógica de marfil = prestigio. Lo segundo que puedes hacer, es apostar por proyectos de voluntariado de conservación, de lucha anti-poaching, y de monitorización de elefantes.
¿Que te preocupa más el ayudar a aquellos elefantes que han sido explotados en Asia? Ningún problema. Busca un auténtico santuario al que vayan a parar elefantes rescatados y que no sean usados bajo ninguna excepción para atraer o contentar a voluntarios o visitantes. Que no lleven cadena alguna, y que se respete su espacio personal y su comportamiento natural todo lo posible.
Estos programas no deberían consistir en oportunidades para hacerse selfies, sino en actividades que realmente van a causar un impacto positivo en los animales. Construir instalaciones en parques nacionales, asistir a rangers y personal especializado, ayudar con campañas de concienciación de comunidades locales, echar una mano en el día a día de reservas o santuarios, mantener las instalaciones limpias y seguras para los animales, preparar la comida…
Si de verdad deseas ser de utilidad a los elefantes, la cuarta y última cosa que debes saber es que son estas tareas las que de verdad van a ayudarles. Porque de esta manera, estás contribuyendo a proteger el planeta, y a restaurar el orden natural entre especies. Y esa es la base todo.
Extra: Recomendaciones
El equipo de FAADA Turismo Responsable, que nos salva innumerables veces de cometer errores como turistas y viajeros, recomienda para aquellos interesados en realizar voluntariado con y para elefantes el Santuario Boon Lott, el parque Elephant Nature Park, la fundación Wildlife Friends, un viaje solidario con Tumaini, o la Elephant Transit Home de Born Free. Además, estos lugares ofrecen plazas a un precio mucho más bajo que las organizaciones normales de voluntariado. También os recomendaría el orfanato David Sheldrick Wildlife Trust, en Kenya, donde puedes ver a los elefantes rescatados y pasar el día con ellos de manera responsable.
Ahora sí. ¡Disfruta salvando a los elefantes!