Y es por esto que ha nacido la terapia de jardín, que en estos últimos años su usa cada vez más en el tratamiento de enfermedades o desequilibrios emocionales como, por ejemplo, el estrés o la depresión, lógicamente con el apoyo y la supervisión de un terapeuta o médico.
Quien cuida de las plantas y flores en casa, en el jardín o en algún espacio, conoce los efectos beneficiosos de esta actividad y comprenderá el bien que puede proporcionar la práctica de la huertoterapia.
Cultivar plantas, poner las manos en el suelo, admirar la belleza de la vida que crece y se desarrolla durante sus diferentes ciclos, con el verde de la vegetación, el olor de las flores y los frutos de los árboles, es realmente algo maravilloso.
Además basta con tener un espacio mínimo y podemos obtener incluso el beneficio económico de dejar de comprar algunas cosas y producirlas nosotros mismos.
La Huertoterapia se esta haciendo muy popular
Muchas ONG, instituciones y asociaciones que se ocupan de terapias para el tratamiento de pacientes con diversos problemas de salud, ya se han dado cuenta de la eficacia de la aplicación de la terapia de jardín, una actividad que ha ido creciendo en todo el mundo como complemento en el tratamiento de pacientes con Alzheimer, depresión, autismo, ansiedad o síndrome de Down.
En muchos hospitales, sanatorios, residencias de ancianos e instituciones médicas de diversos tipos se pueden encontrar espacios para la huertoterapia.
Los Beneficios de la Terapia Hortícola
Los beneficios de tener las manos en el suelo y tratar con plantas, flores o árboles frutales son muchos, porque el contacto con la naturaleza promueve los siguientes beneficios:
Mejora el estado de ánimo
Proporciona bienestar
Rehabilita a los pacientes en varios aspectos: mental, emocional y físico
Sirve como terapia ocupacional y social
Esta actividad puede ser pasiva o activa, y en el primer caso, los usuarios contemplan la belleza de la naturaleza, sentados junto al jardín, huerto o jardín, como en el caso de los pacientes en silla de ruedas, con graves problemas oncológicos y, en el segundo caso, los pacientes participan directamente en la creación, organización, mantenimiento y cuidado del espacio verde.
Pero en la mayoría de los casos, los proyectos de huertoterapia y jardines terapéuticos implican la participación activa de pacientes que plantan, riegan, podan, en definitiva, se involucran en cuerpo y alma en esta actividad para luego contemplar los resultados de toda esta dedicación, viendo crecer la belleza a su alrededor con plantas floreciendo y dando frutos.
Es una forma de sentirse útil y mejora la autoestima, además de ser un aprendizaje de un oficio y el desarrollo de una habilidad, contribuyendo a la reinserción social e inclusión de algunos tipos de pacientes, trabajando como terapia ocupacional y social.
Maria Cristina Cesana, profesora de huertoterpia en la Escuela Agrícola de Monza Park, Italia, explica:
«El verde proporciona estímulos activos y participativos y distrae al paciente de un estado de sufrimiento y estrés en el que se encuentra. Naturalmente, no es una cura real, sino una ayuda para liberar la mente y el cuerpo, para recuperar el contacto consigo mismo, con los demás y con el mundo.
Pueden ser físicos, porque el contacto con la naturaleza mejora las capacidades motoras, respiratorias y cardiovasculares.
Pueden ser intelectuales, porque el cuidado de estos espacios les permite adquirir nuevas habilidades y conocimientos.
Pueden ser emocionales, desarrollando la autoestima y un mayor autocontrol sobre los estados depresivos o agresivos.
Y finalmente, pueden ser sociales, porque la jardinería mejora la comunicación entre los diferentes sujetos presentes en el espacio terapéutico».
Profesionales de la huertoterapia
En Italia, a lo largo de los años, se han formado algunas escuelas para preparar profesionales capaces de dar huertoterapia, guiar a un grupo de pacientes y colaborar eficazmente con el equipo médico que se ocupa de otros tipos de tratamientos.
La Escuela Agrícola de Monza Park es uno de estos espacios terapéuticos y educativos, que ofrece un curso de formación de profesionales en huertoterapia. Entre las habilidades de estos profesionales se encuentra el desarrollo de la capacidad de diseñar un huerto o una huerta, según el tipo de usuario al que se destine este espacio.
Los espacios verdes deben tener en cuenta las características y necesidades de los diferentes tipos de personas que necesitarán utilizarlos, y quiénes pueden ser desde ancianos a personas con alzheimer o parkinson o pacientes psiquiátricos o con autismo, personas con discapacidades físicas o sociales o pacientes oncológicos entre otros.
Cómo es un huerto de huertoterapia
«El huerto debe promover la fisioterapia natural y la estimulación cognitiva y mnemotécnica (formas de memorización).
Debe contener muchos bancos para permitir que la persona descanse, después de haber caminado incluso a corta distancia; el inodoro debe estar cerca y ser de fácil acceso y no debe haber plantas o frutas potencialmente tóxicas.
Así, los espacios deben satisfacer las necesidades de los pacientes, por ejemplo, aquellos con depresión o problemas psiquiátricos, es aconsejable no tratar con ningún tipo de planta u objeto con el que puedan lesionarse, mientras que los que sufren de Alzheimer no deben utilizar algunos colores, ya que en esta enfermedad existe una deficiencia visual.
Como podemos ver, la huertoterapia es una técnica interesante que permite ayudar en la rehabilitación física y psicológica de personas que se enfrentan a diversas limitaciones y problemas de salud.
Normal que cada vez más hospitales y centros de salud recurran a este tipo de terapia, que es fácil de manejar y tiene resultados tan positivos y efectivos!
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