Cuando le agarras el gustito a los sabores picantes, es difícil volver atrás. Así lo decía mi abuela y desde entonces me he animado a probar intensidades que van de la media hasta el extremo más extremo.
Haciendo a un lado el sabor clásico de los pimientos, la rúcula ha ganado la carrera esta última década. Y por cierto que merece el reconocimiento: hasta no hace tanto era casi un pecado comerla, más asociada a una mala hierba que a un vegetal ordinario. Así que la vergüenza de la rúcula ya está desapareciendo… (y menos mal)
Pero supo como superar prejuicios y hoy se suma a las ensaladas de hojas verdes y otras preparaciones con su característico sabor amargo. Precisamente, ese era el talón de Aquiles del producto en su momento, lo que volvía algo difícil y la apartaba de sus colegas verdes.
Pocos saben que la rúcula pertenece a la familia de las coles y si bien su sabor dista bastante de los diferentes tipos de repollos, no es difícil descubrir su hermandad de fondo: en ambos casos, hablamos de vegetales fuertes y con personalidad. Y, al igual que ellos, hay que saber usarla en la cocina, conocer sus mañas para entonces aprovechar la dosis de extravagancia que regala.
Los cocineros siglo XXI han sabido encontrarle la vuelta a la rúcula, que con el paso de los años ha abandonado la mala fama para convertirse en reina de la fiesta. Así, se ha recuperado la herencia romana, aquélla que destacaba su papel destacado en la alimentación y la proponía como parte integral de la dieta.
Para ella, es tiempo de revancha y por eso se nos atreve, fresca y radiante, vestida de gala con su traje verde intenso. Y hasta apuesta fuerte en el menú cotidiano, no sólo en las clásicas ensaladas sino que desafía al tradicional pesto con una versión excéntrica y muy propia. Hasta se inmiscuye en carnes y pescados crudos para destacar sus bondades y también mezclada con macarrones o en vinagretas con nueces y pasas.
No hay dudas de que se niega a ser una mala hierba y lo cierto es que tiene con qué enfrentársele a quien se le atreva a cuestionarla. ¡A comer rúcula!
¿Y qué mejor forma de comerla que cultivada en casa? ¡Descubre con nosotros la mejor manera de cultivarla y qué necesidades tiene!
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