*Recorta los trozos de la huevera que no se van a utilizar.
*Rellena la huevera con tierra. Yo suelo utilizar fibra de coco (60% aprox.) mezclada con humus de lombriz (40% aprox.), pero si tenéis turba negra o cualquier otro sustrato rico en nutrientes también servirá. Podéis añadir también perlita para favorecer la aireación. Seguidamente, regar y presionar muy ligeramente.
*Añade las semillas y cúbrelas con una capa de sustrato (el groso dependerá del tipo de semilla). Vuelve a regar con la ayuda de un vaporizador, para asegurarte que el semillero queda bien húmedo.
*Deja el semillero apartado de la luz y en un lugar cálido (18-25ºC). Podéis incluso cubrirlo con un plástico o colocarlo al lado de una fuente de calor si veis que hace frío.
Imágenes: Organicus
*Tras los primeros cotiledones, aparecerán las primeras hojas verdaderas. Es aquí cuando toca trasplantar. Para ello, cortaremos la huevera en 6 o 12 porciones, correspondientes a cada planta.
Os recomiendo quitar el fondo del cartón para que a la planta le sea más fácil echar raíces. El resto del cartón se irá deshaciendo con la tierra a medida que lo reguemos. La verdad es que esto de la huevera funciona muy bien, pero yo os recomiendo utilizarlo sólo con hortalizas que tardan poco en germinar (como el rábano, zanahoria, etc.), porque puede haber riesgo de que, al ir regando el plantel, el cartón se deshaga antes de tiempo y se nos descuajeringue el invento.