Imagen de portada:Myrka Studios.
Por Blanca Gómara, Profesora de Slow Fashion Next.
En palabras de Orsola de Castro, Fundadora y Directora Creativa del movimiento global Fashion Revolution, “transparencia es visibilidad”. Cuando Rana Plaza colapsó, quitando la vida y causando daños a miles de trabajadores, vimos cómo las personas se movían entre los escombros buscando las etiquetas de las marcas cuyas prendas se producían en ese edificio. Algunas marcas y proveedores tardaron semanas en explicar por qué sus etiquetas fueron encontradas entre los restos y cómo era posible que desconociesen las condiciones laborales de las personas que trabajaban para ellos.
La respuesta, sin embargo y pese al largo silencio, es muy sencilla: la mayoría de las marcas de moda no disponen de sus propias fábricas y no conocen la totalidad de su cadena de suministro, haciendo muy difícil monitorizar o controlar las condiciones laborales de todos los eslabones implicados en ella.
Según un informe publicado por Havas en 2016 a partir de una encuesta realizada a más de 10.000 consumidores de todo el mundo, el 78% de las personas encuestadas considera muy importante en una empresa que esta sea transparente, sin embargo, cuando son interpelados para nombrar una que cumpla sus expectativas, son incapaces.
En la era en la que vivimos no es de extrañar que este hueco entre el consumidor y las marcas venga a ocuparlo la tecnología: estamos hablando del blockchain.
La tecnología Blockchain posibilita el paso del “Internet de la Información” al “Internet del Valor”
El blockchain, se podría definir como un tipo de registro distribuido. Un registro es una base de datos y el hecho de que esté distribuido significa que en vez de ser gestionada por un tercero de confianza, pero ajeno a ella, es gestionada por las distintas partes que la componen. Una suerte de notario digital que facilita el intercambio de forma segura, no modificable y, sobre todo, descentralizada.
Si bien el origen del blockchain está vinculado con el nacimiento de la criptomoneda, en la actualidad sus usos son múltiples y está suponiendo un cambio sustancial: hasta ahora hemos estado viviendo el Internet de la Información, que ha sido una verdadera revolución porque nos ha permitido compartir información de manera inmediata; con esta nueva tecnología, sin embargo, podemos intercambiar valor de forma real en lo que comienza a llamarse el Internet del Valor. Es decir, hasta ahora compartir información significaba replicarla en los dispositivos del receptor sin que se perdiese en el dispositivo de origen; ahora podemos enviarla de forma que deja de existir en el origen y sólo existe en el destino, creando valor de esta forma.
Esto lo consigue a través de lo que se denominan tokens, una suerte de fichas que representan digitalmente cualquier activo físico y que pueden ser programables para que respondan a una serie de condiciones. Por ejemplo, si la Administración quiere destinar fondos a empresas que favorezcan el Desarrollo Sostenible, puede generar un token que esté programado para destinar ese dinero exclusivamente al tipo de empresas que cumplan con los requisitos establecidos y pre-programados en esa ficha.
A través de la tecnología blockchain, A transparent Company trabaja para pasar de cadenas de suministro lineales a sistemas circulares.
Según Neliana Fuenmayor, fundadora de la empresa A Transparent Company, “uno de los beneficios del blockchain para la moda es crear cadenas de producción con una logística mucho más ágil, bajar costes y aumentar beneficios, crear confianza en cadenas de producción globales y complejas de una manera que se puede confiar en esos datos”. A través de su consultoría, buscan la integración del blockchain en las cadenas de suministro para permitir el paso de un sistema lineal a otro circular, donde la información se encuentra asegurada y disponible para todas las personas implicadas en la cadena.
En este proceso, el consumidor puede acceder a toda esta información a través de lo que se conoce como smart labels, unos dispositivos que conectan con el pasaporte de cada una de las prendas que tienen toda la historia del producto y, lo que es todavía más interesante, nos permiten realizar el seguimiento del producto hacia el futuro abriendo múltiples posibilidades de que la prenda nos aporte consejos e información sobre su uso, sus cuidados, o incluso su estado actual o final de vida.
La empresa Circular.fashion ha creado un sistema que permite a las marcas de moda desarrollar productos de la cuna a la cuna y comunicar esta narrativa a sus clientes, implicándoles de esta manera en la vida de las prendas.
A este respecto, es muy interesante la propuesta que desarrolla la compañía Circular.fashion: la circularfashion.ID, una etiqueta tejida integrada en todos los productos que son diseñados a través de su Plataforma de Diseño Circular y que permite, a través de un código QR, acceder a una web en la que tanto consumidores como empresas de recogida textil o reciclaje textil pueden encontrar toda la información de la prenda con consejos e indicaciones para aumentar la vida útil de los productos y permitir la recuperación de materiales específicos para lograr un desperdicio nulo.
Una de las primeras marcas en implementar este pasaporte virtual es MYRKA, un estudio de diseño alemán que a través de este sistema optimiza el fin de vida de sus productos permitiendo la recuperación del 100% de muchos de sus materiales sin la necesidad de añadir fibras vírgenes para producir tejidos de gran calidad a partir de ellos.
Gracias a la etiqueta inteligente, puedes seguir todo el proceso de la prenda hasta tus manos y de vuelta a su origen, cerrando el ciclo de su vida útil sin producir deshechos.
Pero la pregunta que todos nos hacemos es: implementando el blockchain, ¿estamos eliminando el fraude de las cadenas de suministro? La respuesta es controvertida. Nos encontramos frente a una tecnología que nos permite generar cadenas de confianza y que se encuentra todavía muy poco desarrollada, sin embargo, esta tecnología, si bien no evita el fraude, nos proporciona una forma de gestionar y verificar la información que nos permite detectarlo con mayor facilidad y en menor tiempo, garantizando una mayor transparencia hacia la industria y el consumidor y que sin duda, va a cambiar las reglas del juego.
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