De vez en cuando tenemos un montón de alcachofas que hay que usar, aún no las he preparado en conserva, por lo que las consumimos durante unos cuantos días seguidos y para no repetir improvisamos recetas. Para la que hoy nos incumbe necesitaremos:
Unas alcachofas
Tomates para la salsa o salsa de tomate ya hecha
Unos tres o cuatro ajos grandes
Un chorrito de vino blanco
Pimienta negra
Queso para rallar (opcional)
Pasta vegetal
Preparación:
Lavamos y cortamos los tomates en cuadraditos, los añadimos a una sartén untada en aceite a fuego lento, la salsa se irá haciendo mientras preparamos todo lo demás.
Pelamos y limpiamos las alcachofas, adjunto unos enlaces que a mi me fue de utilidad en su día, cuando no sabía muy bien por donde empezar con tan extraño alimento: la página de Cristina Galiano, la web Técnicas de restauración o el blog Hoy cocina mama.
Yo las herví en agua un poco antes de ponerlas en la sartén con el ajo bien picadito y darles unas vueltas, aunque hoy creo que este paso no era necesario, pues con el calor y luego con el chorro de vino, ya hubieran quedado suficientemente tiernas. La próxima vez lo probaré añadiéndolas directamente en la sartén.
Por último mientras se van dorando las alcachofas ponemos la pasta en una olla, como las espirales tardan muy poco en hacerse, las preparamos al final.
La salsa de tomate ya debería de estar lista, en este caso no agregamos ni cebolla ni azúcar, solo tomate, el aceite para que no se peque y una pizca de sal, así conservaremos el sabor ácido del tomate, ya que a este plato le va estupendo. Las alcachofas también deben de estar listas.
Pasados los 7 minutos reglamentarios sumergida en agua hirviendo para que la pasta esté al dente, la colamos en un escurridor y la ponemos en los platos. Después echamos el tomate por encima y sobre este las alcachofas. Espolvoreamos con pimienta negra al gusto. Y si nos apetece podemos rallar un poco de queso por encima.
¡Que aproveche!