Por el equipo Slow Fashion Next.
Recientemente Greenpeace ha lanzado un comunicado de prensa con los resultados de su última campaña Detox y en éste artículo nos hacemos eco de ella.
El sector textil avanza pero el 85% de la industria de la moda sigue suspendiendo:
La eliminación de los químicos peligrosos mejora pero es aún la principal asignatura pendiente.
En plena temporada de rebajas, Greenpeace recuerda que solo reducir el consumo puede combatir el enorme impacto medioambiental: el sector de la ropa y el calzado produce ya el 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero
El poliéster es el talón de Aquiles de la moda rápida. Una sola prenda libera hasta 1 millón de fibras microplásticas en un solo lavado
Tras siete años de campaña Detox, dirigida a terminar con la contaminación textil de ríos y océanos, Greenpeace lanza el informe “Destino Cero: siete años desintoxicando la industria de la moda” en el que muestra cómo las 80 empresas de moda que se comprometieron a eliminar sustancias químicas peligrosas de su cadena de producción para el año 2020 han conseguido avanzar de forma significativa hacia ese objetivo.
El informe realiza por primera vez un seguimiento de los avances de todas las compañías participantes de los sectores de moda, ropa de montaña, lujo y pequeños comercios, así como sus proveedores que, juntos, representan el 15% de la producción mundial de ropa.
“Hemos conseguido un progreso reseñable en la eliminación de químicos peligrosos que contaminan las vías fluviales y el medioambiente. Con el impulso de la campaña Detox, se ha producido un cambio de paradigma en la industria textil, que ahora se hace responsable de toda la cadena de producción y no sólo de sus prendas de ropa” ha declarado Bunny McDiarmid, Directora Ejecutiva de Greenpeace Internacional.
Estos son algunos de los avances más importantes recogidos en el informe:
Todas las marcas comprometidas con Detox están embarcadas en la eliminación de los 11 grupos prioritarios de sustancias químicas peligrosas identificadas por Greenpeace e informan regularmente sobre su presencia en las aguas residuales de las fábricas de sus proveedores. Al mismo tiempo, un número importante de estas empresas ha comenzado a incorporar más sustancias en su lista Detox.
El 72% de las marcas comprometidas con Detox está en camino de publicar su lista de proveedores (de segundo y tercer nivel) del proceso húmedo (lavado y teñido), parte del proceso donde se concentra el mayor uso de químicos y por tanto donde mayor contaminación se produce. Las marcas más avanzadas tienen la intención de abarcar también la producción de fibras y re-evaluar el creciente uso de la viscosa.
El 72% de las marcas alegan haber alcanzado la completa eliminación de los compuestos per- y polifluorados (PFCs) de sus prendas, mientras que el 28% restante está en el proceso hacia su eliminación.
Greenpeace demanda una mejor colaboración por parte de la industria, normativas tanto nacionales como internacionales, armonización de las mismas y que la industria química asuma más responsabilidad en el desarrollo de alternativas más seguras. Las empresas Detox y Greenpeace coinciden en que la eliminación de los vertidos de químicos peligrosos es un paso esencial para lograr una economía circular para los textiles, que evite la interminable recirculación de tóxicos a través de los materiales reciclados.
“Aunque estamos contentas con el progreso realizado por las empresas que asumieron el reto para eliminar los tóxicos de sus cadenas de suministro, el 85% de la industria textil aún no está haciendo lo suficiente para eliminar los químicos peligrosos y mejorar las condiciones de trabajo en las fábricas y esto es inaceptable. Es hora de que quienes legislan intervengan y conviertan Detox en un estándar mundial “, ha añadido Celia Ojeda, responsable de la campaña en Greenpeace España.
El reto principal de la industria de la moda es la cantidad de residuos que genera la fast fashion o moda rápida. De hecho, se prevé que el consumo de ropa aumente todavía más, de 62 millones de toneladas en 2017 a 102 millones de toneladas en 2030, un aumento del 63%. Irónicamente, la propia industria advirtió que, para 2030, la presión medioambiental y social se intensificará “hasta el punto de amenazar el propio crecimiento de la industria”. A todo esto hay que unir el impacto ambiental que generan las fibras de poliéster que contamina ríos y mares incluso cuando todavía forma parte de nuestro vestuario: una sola prenda libera hasta 1 millón de fibras microplásticas en un solo lavado.
Ante esta insostenibilidad de la moda rápida, y en plena temporada de rebajas, Greenpeace demanda a la industria de la moda y a los consumidores bajar el ritmo de producción y compra para revertir el enorme impacto del sector que ya es responsable del 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, una de las principales causas del cambio climático.
Para terminar, compartimos el vídeo de la campaña y podéis ver el informe completo de la campaña haciendo clic aquí.
*Todas las imágenes y el vídeo de éste artículo han sido cedidos por Greenpeace España.