En climatización
1. La temperatura adecuada en el hogar oscila entre los 18ºC y los 20ºC en invierno, y entre los 24ºC y 26ºC en verano. Se puede gastar menos energía en climatización aprovechando el calor y el frío de fuera, permitiendo el paso de la mayor luz solar posible en invierno para calentar nuestra casa; o de la brisa nocturna en verano para refrescarla. En los meses fríos, cerrar las habitaciones vacías favorece que se caliente la casa de forma más rápido y efectiva.
En iluminación
2. Aprovechar la luz natural que entra en la vivienda es muy beneficioso. Lo mejor es que las habitaciones más luminosas de la casa sean aquellas estancias donde más tiempo se está. Optar por los colores claros y usar espejos ayuda a aumentar la luminosidad. Sustituir las bombillas normales por las de bajo consumo puede ayudar a ahorrar hasta un 80% de energía. Y como no, apagar las luces de las habitaciones cuando se salga de ellas.
En electrodomésticos
3. Si se va a comprar un electrodoméstico nuevo, que sea A++ o A+++, los más eficientes energéticamente.
4. Apagar los electrodomésticos cuando no se estén usando en vez de dejarlos en stand by supone ahorrar hasta un 12%. Hay que tener en cuenta, también, que los cargadores enchufados a la corriente, aunque no estén conectados al aparato, consumen electricidad. Además de los cargadores es recomendable desenchufar aquellos aparatos que no estemos usando siempre que se pueda.
5. No abrir frigorífico ni congelador durante mucho rato o en muchas ocasiones supone gastar menos electricidad, ya que, de lo contrario, se necesita más energía para volver a enfriar el interior. Descongelar los productos en el frigorífico puede generar frío gratuito mientras que introducir alimentos calientes supone un mayor gasto energético puesto que se tiene que dedicar más energía a enfriar el ambiente interior.
6. Poner la lavadora y el lavavajillas a carga completa significa menor consumo de agua y electricidad que ponerlo varias veces a media carga o carga incompleta. Secar la ropa tendiéndola en el exterior (cuando sea posible, claro), en vez de poner una secadora es algo que sale gratis en la factura de la electricidad.
7. Planchar la mayor cantidad de ropa de una sola vez. Así en vez de esperar a que se caliente la plancha cada vez que se va a utilizar varias veces se hace una, ahorrando energía. Y, si se aprovecha el calor residual para terminar de planchar y no se deja encendida más tiempo del necesario, también se gasta menos energía.
8. El cuidado de los electrodomésticos es vital, y no sólo para que se vean limpios, sino para que gasten poco. Hay que tomar medidas para garantizar que nuestros electrodomésticos sean eficientes sin que luego su uso suponga un peso enorme en la factura de la luz y del agua. Por eso hay que realizar un mantenimiento periódico para evitar que se estropeen antes de tiempo y que tengan que realizar un sobreesfuerzo energético para funcionar.
En la cocina
9. A la hora de cocinar, tapar las ollas para que el calor no se escape y la cocción se haga antes. El diámetro de cazo, sartenes y ollas tiene que ser más grande que el del fogón. Y siempre hay que acordarse de apagar el horno o los fogones un poco antes de terminar de cocinar, para aprovechar el calor residual.
10. Usar el microondas en vez del horno muchas veces supone reducir en un 70% el consumo energético.
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