Sin embargo, hay varias maneras de comer sano cuando se trabaja en una oficina. Aunque puede ser un desafío constante: la máquina expendedora comienza a llamarte por tu nombre a las 10 de la mañana, tu compañero de café te llama para un descanso a las 11, un sándwich frente al ordenador a las 12 y luego alguien celebrando su cumpleaños con un enorme pastel azucarado a las 3 de la tarde. La lucha es real, demasiado real, y hay que estar preparado.
Con estos 10 consejos podrás romper con los malos hábitos y empezar a vivir una vida más saludable. Siguiendo estos consejos también aumentara tu productividad y energía.
1. Tomar conciencia y encarar el tema con alegría.
Los cambios de hábitos y patrones de alimentación son una tarea ardua, pero si lo hacemos convencidos y sabiendo que es lo correcto para nosotros mismos se hacen muy llevaderos.
Es una buena idea llevar un diario de nutrición durante algún tiempo y luego analizar los resultados. Puede agregar una pequeña nota sobre lo que estaba en su agenda ese día para identificar mejor los patrones.
Infórmese sobre nutrición: lea atentamente las etiquetas de los alimentos y, preferiblemente, elija los productos con las etiquetas más cortas y fáciles de leer, inspírese en los blogs y sitios web, únase a los boletines informativos y grupos de Facebook pertinentes.
También es importante entender que comer sano no debe ser visto como algo tortuoso y complicado, ya que no lo es. Puede ser difícil al principio, pero sólo necesita algo de tiempo para adaptarse a los nuevos cambios en sus hábitos alimenticios.
2. No saltarse el desayuno.
Comenzar siempre el día con un desayuno nutritivo y lleno de energía para cargar las baterías para un nuevo día en la oficina.
Tu cerebro funcionará mejor y ya no sentirás esos retortijones de hambre por la mañana. La llamada de la máquina expendedora será sólo un susurro. Los estudios han demostrado que desayunar no sólo mejora la memoria y los niveles de concentración, sino que también mejora el estado de ánimo y reduce el nivel de estrés.
3. Tener comida saludable siempre cerca.
Para combatir los ataques repentinos de hambre, debemos tener en el cajón del escritorio snacks saludables, bajos en calorías y nutritivos, tales como barras de proteína, pequeñas porciones de mezcla de frutos secos o nueces, un huevo duro o una zanahoria por ejemplo.
Si tenemos nevera, tratemos de tener siempre a mano yogur natural sin azúcar, verduras y frutas frescas.
Es importante mantener la comida fuera de la vista o nos sentiremos tentados a comerla por mera gula o ansiedad.
Algunos ejemplos de buenas opciones de sancks son: avena y arándanos, yogur griego y fresas, zanahorias y hummus yo suelo hacerlo en casa para toda la semana o mantequilla de maní y manzana.
4. Mantenerse hidratado.
Durante el día debes beber al menos 1 litro de agua, siempre que consumamos frutas y verduras sino aumentar a un litro y medio. Comience el día en la oficina con una botella grande de agua y haga un esfuerzo para terminarlo al final del día. El agua te ayuda a pensar y a concentrarte mejor.
5. Preparar las comidas la noche anterior.
La mejor manera de controlar lo que comes es simple, debes COCINAR. Hacer porciones más grandes para que pueda usar las sobras al día siguiente o pasar un poco más de tiempo en la noche cocinando una comida sencilla para la oficina.
También puedes preparar comidas y bocadillos y luego guardarlos en el refrigerador o congelador. Invertir algo de dinero en una práctica lonchera, posiblemente con diferentes compartimentos para comida, condimentos, etc. De esta manera tu comida no se mezclará y se mantendrá fresca hasta la hora del almuerzo.
6. Planificar con anticipación.
Una buena manera de controlar lo que comemos es hacer un plan de comidas semanal. De esta manera podemos asegurarnos de incluir muchas verduras y frutas en la dieta, ya estemos en casa o en la oficina.
Hacer un plan de comidas nos ahorra mucho tiempo y dinero. Buscar opciones en internet o simplemente inventar tus propias recetas saludables, combinando lo que más te gusta.
7. Domina el “No, gracias”.
Siempre hay un compañero de trabajo que es un demonio tentador. Él es el que viene y te dice que abrió un nuevo restaurante chino en la esquina y aún no lo hemos probado”, o “Me apetece mucho una buena hamburguesa hoy, ¡vamos sólo una vez! Y aquí es cuando debemos practicar el “No, gracias”una y otra vez.
Y nada de una vez no pasa nada ya que los una vez son muchos desde el trozo de pastel de cumpleaños/promoción/bebé/nuevo coche/retiro del colega, o la celebración de un contrato.
8. No almuerces delante de tu escritorio.
Uno de los mayores errores cuando se trabaja en una oficina es almorzar en el escritorio. El comer en nuestro escritorio no nos permite desconectar y disfrutar de la comida.
Permanecer frente al pc significa que nunca te tomas un descanso. Cada vez que suena el teléfono o que tienes un nuevo correo electrónico en tu bandeja de entrada, tienes la tendencia a dejar de hacer lo que sea que estés haciendo y simplemente coger el teléfono o leer ese correo electrónico.
Sal si es posible trata de buscar un sitio al aire libre un parque para disfrutar de tu comida.! Tome su almuerzo, salga de la oficina y disfrute de un paseo al aire libre. Volverás refrescado y más productivo.
9. Mantente en movimiento.
El trabajo sedentario puede ser duro y no es un buen aliado para un estilo de vida saludable. Pero a no ser que nos mudemos al campo o dejemos todo para abrir un chiringuito de playo es la realidad de muchos los que leen este artículo.
Igualmente podemos seguir estando activos y en movimiento en nuestro lugar de trabajo: por ejemplo, podemos usar las escaleras en lugar del ascensor para ir de un piso al otro o salir del transporte público una o dos paradas antes de nuestro destino.
10. Ejercicio.
La actividad física regular es esencial para un estilo de vida saludable, especialmente para quien trabaja en una oficina. El ejercicio regular puede ayudar a mantener los niveles de estrés bajos y los niveles de confianza altos.
Si nos gustan los gimnasios podemos buscar uno cerca del trabajo e ir luego de la jornada, para quitar todo el estrés, también es buena idea ir con un colega del curro. Tener un compañero de gimnasio en el trabajo también te ayudará con tus hábitos de nutrición: puedes compartir experiencias, intercambiar recetas y posiblemente inspirar a otros colegas a seguir tu ejemplo.