La Navidad es una época muy especial de ilusión, reencuentros y emociones, pero también una época de prisas, preparativos y, en algunos momentos, tensión. Para evitar llegar agobiados a estas fechas tan señaladas, es mejor ir lo más organizado posible.
Cada año nos prometemos que no caeremos en el error de ir a comprar a última hora pero, cada año, no sabemos cómo ha ocurrido pero llegamos muy justos tanto para ir a por los regalos, como a por el menú navideño. Si este es tu caso, desde Vivienda Saludable queremos ayudarte con unas cuantas pautas para que tu compra sea eficiente y, además saludable:
La planificación es la clave: elabora una lista de la compra para conocer de manera exacta qué vamos a comprar, y para cuántas personas. Es la mejor manera de evitar el despilfarro tanto de dinero como de alimentos al adquirir solamente los productos necesarios que vamos a consumir.
Apuesta por la compra local y de temporada: cuando los productos son de proximidad, se reduce el proceso de transporte y conservación, lo que contribuye al ahorro energético y a la disminución de la huella de carbono.
Sigue la regla de los tercios para llenar el carrito y tener menús saludables y equilibrados: el carro de la compra debe estar compuesto por un 50% de verduras y hortalizas, un 25% de carbohidratos (pasta, arroz) y el 25% restante por proteínas (huevos, legumbres, carne o pescado, entre otros).
Busca alimentos naturales y evita el plástico: los alimentos ultraprocesados están elaborados con una gran cantidad de ingredientes, en su mayoría poco saludables. Por ello, a la hora de elegir un producto es mejor seguir una sencilla regla: cuantos menos ingredientes aparezcan en la etiqueta, mejor.
Aumenta el consumo de verduras y pescado blanco, y modera el consumo de carne roja. Es cierto que son fechas señaladas, de consumir platos que no tomas el resto del año, pero ni hace falta poner raciones tan contundentes ni llenarse hasta los topes. Existen recetas muy apetitosas con alimentos que no son tan calóricos.
Puedes buscar alternativas menos típicas, pero algo más económicas, aunque sus precios puedan encarecerse, pero no tanto como los productos habituales de estas fiestas. Algunas opciones serían, por ejemplo, elegir lubina en lugar de besugo, redondo de ternera o pularda en vez de cordero, o langostinos por percebes o almejas.
Escoge versiones más sanas: por ejemplo, puedes sustituir las harinas blancas por integrales que aportan una mayor cantidad de fibra; o cocinar al horno, a la plancha o al vapor y cambiar las salsas industriales por las caseras, que seguro estarán mucho más ricas.
Ojo con el consumo de dulces: los expertos recomiendan que los dulces típicos de estas fechas (turrones, polvorones, mazapanes…) se consuman de manera moderada y ocasional.
Aprovecha la técnica del batchcooking. Es decir, puedes cocinar varios platos a la vez, incluso para varios días, por lo que reducirás el gasto de luz, agua y electricidad, además de reducir los residuos.
Aprovecha las sobras: Después de las comidas hay que ser muy cuidadosos con la gestión de los restos. Si sobra comida, deja que se temple y guárdala en el frigorífico después. En el caso de que no tengas previsto consumir las sobras en un plazo de tres días, congélalas en dosis individuales.
Confiamos en que, siguiendo estos consejos, la compra navideña no deje tus bolsillos tiritando y, además, sea respetuosa con tu salud y con el medio ambiente. Ante todo, piensa que son unas fechas para compartir en las que no importa tanto cuantas exquisiteces vamos a degustar sobre la mesa sino poder celebrar junto a las personas que más quieres.