Nombre: Florentino Lafuente
Nombre de la ONG: ASU – Asociación Solidaria Universitaria
Ciudad y país donde se realizó el proyecto: Ngozi, Kirundo y Bujumbura – Burundi
¿Cuál es tu experiencia en general?: Muy buena
¿Cómo fuiste?: Solo, aunque ya desde antes de ir allí el grupo de voluntarios hicimos grupo y somos grandes amigos ahora.
¿Cuándo fuiste?: 1/Ago/2014
Título de tu opinión: ¡Amahoro abazungu! Be gota de agua, my friend
Tu opinión:
Durante las tres primeras semanas de agosto he tenido la oportunidad de vivir una experiencia de voluntariado en pleno corazón de África, gracias a Asociación Solidaria Universitaria (ASU). Ha sido una experiencia increíble. Si tenéis la oportunidad, ¡os la recomiendo a todos! A continuación os cuento un poco cómo ha sido mi voluntariado en Burundi y aprovecho para agradecer desde aquí toda la ayuda prestada.
Para todos aquellos que no hayan oído hablar de Burundi, es una antigua colonia belga que en la actualidad ostenta el dudoso honor de ser uno de los países más pobres del mundo. Durante años este país, al igual que la vecina Rwanda, ha estado envuelto en una guerra civil entre las dos mayorías étnicas, los tutsis y los hutus. En 2005 se puso fin al genocidio después de casi diez años de conflicto, costando la vida a más de medio millón de personas y otro tanto de refugiados. En la actualidad Burundi tiene una población de unos 9 millones de habitantes y goza de cierta estabilidad política, con elecciones democráticas cada 5 años.
Este voluntariado no se podría entender sin el papel que juega ASU. Esta ONG fue fundada hace siete años por jóvenes universitarios que en su momento vieron la necesidad de apostar por la reconciliación en Burundi a través de la educación. Dos son los frentes en los que actúa ASU: cooperación al desarrollo a través de la financiación de proyectos como la escuela que están ampliando en Ndava-Muhanga para niños de entre 5 y 12 años; y voluntariado directo en Burundi con cooperantes de España.
Centrándome ya en mi labor como voluntario, entre otras acciones, hemos llevado a cabo dos actividades principales: clases de inglés en la Universidad de Ngozi y asistencia a las Misioneras de la Caridad – Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta en el orfanato de Kirundo.
La Universidad de Ngozi es la segunda más importante del país y está dirigida por el Padre Apolinaire. Debido a la reciente incorporación del país a la Comunidad de África del Este (East African Community), formada también por Rwanda, Kenia, Uganda y Tanzania, el inglés ha pasado a ser la lengua vehicular en esta federación de países, en detrimento del francés. Nuestra labor consistió en impartir un curso a los alumnos de la facultad de derecho y económicas.
Por otro lado, hemos colaborado en el orfanato de Kirundo, en el norte del país, asistiendo a cientos de niños y realizando juegos con ellos. El objetivo no es otro que conseguir que ambas etnias se mezclen y jueguen juntos sin distinción, haciendo hincapié en la idea de juego en equipo o fashanya, como se dice kirundi, la lengua local. También hacíamos compañía a un grupo de ancianas y enfermas desamparadas que allí residían.
El material que tan generosamente nos cedieron empresas y organismos se distribuyó en diferentes puntos del país. Entre otros lugares, se repartió en este orfanato; otro hogar de las misioneras en la capital del país, Bujumbura; distintos poblados batwa (pigmeos); una misión colombiana de Padres Vicentinos en Rwisabi; y en la escuela de ASU en Ndava-Muhanga. Sobran las palabras para describir la felicidad de los beneficiarios cuando les entregamos el material…
Me gustaría terminar con una frase de la Madre Teresa de Calcuta que creo resume la motivación que hay detrás de esta experiencia: «We ourselves feel that what we are doing is just a drop in the ocean. But the ocean would be less because of that missing drop».
¡MURAKOSE CANE, ABAZUNGU!