Cuando me pongo a cocinar, intento estrujar mis sesos para reutilizar todos los desperdicios que genero mientras guiso. Muchas de las ideas para practicar el zero waste (residuo cero) culinario ya están publicadas en el blog, pero últimamente estoy leyendo sugerencias por internet que me parecen geniales. Tanto, que he decidido escribir un post entero recopilando diferentes trucos de esta denominada cocina de aprovechamiento para eliminar residuos. En este caso, no me refiero a dar salida a alimentos que están a punto de estropearse o a las sobras de los platos cocinados – véase croquetas, migas con pan duro, etc. – sino a deshechos que habitualmente no comemos, como cáscaras, pieles o posos, entre otros. Si quieres aunar tu lado más creativo y sostenible en la cocina, y de paso ahorrar en el intento, esto te interesa:
La opción más habitual es utilizar estos residuos para hacer compost. Sin embargo, antes de emplearlos como abono puedes fabricarte una exfoliante corporal – por ejemplo, con los posos del café (mira la receta aquí) – o bien teñir tejidos con las pieles de la zanahoria y la cebolla. Y atención al truco de Green Sandra: haz jugos nutritivos con los deshechos de algunos vegetales y riega tus plantas con ellos. ¡Esto hay que probarlo!
Imagen: Organicus
Del huevo no se tira nada. Dediqué un artículo completo en este enlace. La cáscara puede ser una gran aliada para tus plantas. Por un lado, aportará un extra de minerales a la tierra y, por el otro, te ayudará controlar plagas de caracoles y babosas.
“Re-crece” los restos de algunas verduras. Ya experimenté con los ajos tiernos aquí, pero también puedes probar con puerros, apio, lechuga y hasta con la piña… Déjalos en agua y ya verás como vuelven a brotar sin demasiado esfuerzo. Y por supuesto, puedes reutilizar las sobras de algunos rizomas (jengibre) y semillas (hueso aguacate) para animar tu casa con plantas salidas directamente de la cocina.
Imagen: Organicus
Vainas en tortilla. Guisantes, habas… hierve la cubierta y mézclala con huevos para cocinar este plato. También puedes dejarlos sin pelar y guisarlo todo junto. Añadirás una fuente de fibra a tu alimentación.
¡Saca todo el partido a la calabaza! Seguro que ya sabes que puedes tostar las pipas y añadir valor nutricional a tus cremas de verduras, ensaladas u otros guisos. Lo que quizás desconocías es que también puedes preparar deliciosas recetas con su piel. Sí, sí has leído bien… Mira la colaboración que se marcó Iaia de la Picniquette para el Hervidero de Ideas, en la que te enseña a fabricar gnocchi con su piel. Yo ya lo he puesto en práctica y en la imagen puedes ver el resultado. En mi caso, he utilizado harina sin gluten, además de cúrcuma y jengibre como condimentos. ¡Quedan deliciosos! Te animo a probar y a seguir atenta a esta nueva sección de upcycling kitchen en el blog del Hervidero. Anímate también a compartir con el hashtag #salvacalabazas, #quéaproveche y #upcyclingkitchen.
Imagen: Organicus
La piel de la sandía es hermana de la calabaza. Esta fruta no iba a ser menos que su compañera anterior. He llegado a ver “patatas fritas” y hasta San Jacobos, rebozando su piel. Y como no, sus pepitas también se pueden comer. Mira este artículo de la revista Buena Vida.
Pieles de cítricos, todo un multiusos. ¿Quién no ha utilizado la ralladura de la naranja o del limón en repostería? Pues bien, sigue apuntando opciones: usa la piel para fabricar cubitos de hielo, velas, ambientadores mikado, vinagre para la limpieza del hogar, así como gominolas o mermelada casera confitando su cáscara.
Imagen: Organicus
Gente, el upcycling y la sostenibilidad también han invadido nuestras cocinas ¿Te unes a este movimiento eco-friendly? No sólo reducirás el número de residuos y ahorrarás dinero, sino que aprovecharás las propiedades y beneficios de algunos alimentos antiguamente denominados deshechos
¿Tienes algún truco más para aprovechar lo que habitualmente descartamos en la cocina? ¡Añádelo en los comentarios para ampliar la lista!
Cocina de aprovechamiento para eliminar residuos ha sido publicado originalmente en Organicus.
Fuente: este post proviene de Organicus, donde puedes consultar el contenido original.
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