El suelo y las “tres emes”. El suelo es un ente vivo, es el sustento de la vida. Es una membrana natural que cubren la tierra, y a través de los años se ha ido conformando por la acción de diversos fenómenos físicos, químicos y biológicos, que ejercen influencia sobre rocas, vegetación y materia animal.Y, ¿por qué decimos que es una membrana? Imaginemos la profundidad del suelo en comparación al diámetro de la tierra, dos tres metros de profundidad en relación con 13,000 kilómetros. De esta forma podemos comprender lo delicada que es esta “capa de piel”. Dos metros en una delgadísima piel, una ligera membrana donde se asienta la vida.
El suelo, entonces, es muy complejo; no es un material inerte que provee simplemente elementos minerales a las plantas y le da soporte físico a sus raíces. Un suelo saludable está vivo y dinámico. Se dinamiza con bacterias, hongos, mohos, levaduras, protozoarios, algas, nemátodos, lombrices, insectos, ácaros, colémbolos, ciempiés y otros organismos diminutos que viven generalmente en su capa superficial y van cambiando su población de acuerdo la profundidad y disponibilidad de aire y nutrientes.
Esta gran masa de criaturas vivientes, que comen y que a su vez son comidos por otros organismos, alcanza números increíbles (si pensamos todos los microorganismos de una hectárea de suelo bien nutrido, llegarían a pesar 40 Toneladas). Las bacterias solas pueden ser varios millones en un simple gramo de suelo.
A la relación estrecha y armónica de Microorganismos, Materia Orgánica y Minerales, le hemos llamado las “tres emes”, porque siempre van actuando juntas, integradas. Y es esta armonía la que define la fertilidad del suelo.
Microorganismos que son una vasta comunidad y organismos propios del suelo, la biota y biomasa microbiana.
Materia Orgánica producto de la descomposición de los restos de seres vivos y vegetales que quedan en la superficie y primeros planos del suelo.
Minerales en forma de partículas de muchos tamaños, desde la roca Madre, hasta el polvo de rocas.
Además de estos tres grupos como todo ser vivo el suelo necesita:
Agua, que humedece y hace posible el crecimiento de las plantas.
Aire. Un buen porcentaje del suelo es aire. Es muy importante conservar este sin compactar, ya que expulsamos el aire.
La Materia Orgánica que resulta del proceso de descomposición de vegetales y de materia animal a través de la acción de microorganismos, formándose así el HUMUS, que es la fracción más estable de la Materia Orgánica.
La materia orgánica es la principal reserva de nutrientes en el suelo, ella provee un nicho natural para millones de criaturas microscópicas necesarias para la vida de las plantas. La acción digestiva de los microorganismos ayuda a producir ácidos húmicos, fúlvicos e himatomelánicos así como acidos carboxílicos, que favorecen la descompactación y solubilizan minerales, y que sirven a su vez como nutrientes vegetales.
La Materia Orgánica favorece la cobertura vegetal, y es así como una lluvia de 10 mm. sobre un suelo cubierto rico en humus provoca apenas un pequeño escurrimiento, mientras que una lluvia de 5 mm. sobre una tierra pobre en humus causa erosión y algunos cauces de corrientes en áreas con pendiente.
La Materia Orgánica previene los cambios rápidos en la acidez o alcalinidad del suelo (ph alto o bajo). A esta función se le denomina “amortiguador o buffer”. Si el suelo es alcalino, la materia orgánica permite que los microorganismos trabajen y desarrollen las plantas. Los niveles óptimos de Materia Orgánica contenido en el suelo deben ser de 3,5 a 7%, dependiendo del suelo.
Estos niveles son los rango necesarios en un área productiva, pero no indica su disponibilidad. La calidad y disponibilidad de la Materia Orgánica es más importante que la cantidad. Es mejor poca Materia Orgánica disponible, que mucha crudo sin transformar. Además, en ella se dan procesos de desarrollo de Microorganismos que, a la vez que forman sus comunidades, descomponen y fortalecen al suelo.
Los Minerales van formando el suelo gracias a varios fenómenos: erosión de roca Madre por viento y lluvia, cambios bruscos de temperatura, sedimentaciones, escorrentías, erupciones volcánicas y procesos biológicos de microorganismos y vegetales.
Los elementos necesarios para el crecimiento de las plantas son provistos por la fracción final del suelo, que resulta de la lenta descomposición de las rocas el agua y el aire. Existen muchos elementos en el suelo saludable. El principal alimento de las plantas, contiene los siguientes elementos:
Fósforo, potasio, calcio, magnesio, azufre, molibdeno, boro, carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, además de varios elementos más llamados Minerales Traza.
Los minerales traza son aquellos Minerales del suelo que ayudan en el desarrollo normal de las plantas, aunque en pequeñas cantidades, su ausencia del suelo puede ser un factor limite para la producción de los cultivos. Por ejemplo la ausencia de boro causa disturbios en la floración de la mayoría de las plantas. Algunos de los elementos requeridos en pequeñas cantidades son: hierro, cobre, magnesio, zinc, boro, molibdeno, titanio, cobalto, selenio, además de tierras “raras” como el lantano, europio, samario y una gran variedad de elementos.
La agricultura química-convencional desprecia estos elementos que difícilmente puede manejarlos al costo y con la eficiencia de la comunidad de Microorganismos, Materia Orgánica y minerales, nuestra “tres emes”.
Fuente: http://www.saludorganicasostenible.com/el-suelo-y-las-tres-emes/