Imagine durante un momento que por el trabajo que va a desempeñar a lo largo del año 2017, el día 1 de enero le hubieran dado 40.000$. ¿Qué pasaría si en los 8 primeros meses del año dilapidase la totalidad del presupuesto que ha percibido para sobrevivir durante 2017? Obviamente tendría que pedir un crédito, a costa de futuros ingresos por supuesto, para poder pasar el resto de los meses hasta volver a ingresar dinero a principios de 2018. Pues bien, esto es algo parecido a lo que le pasa a escala global, solo que en lugar de dinero hablamos de recursos.
Y es que el día 2 de agosto fue el “Día de la sobrecapacidad de la Tierra” (“overshoot day” en inglés), justo el día que la humanidad consumió la cantidad de recursos que la tierra puede renovar en un año. Desde ese día vivimos en un déficit ecológico financiado por las futuras generaciones que se verán obligadas a vivir en la escasez de recursos tan fundamentales como el agua.
La tendencia es preocupante, ya que el “overshoot day” llega cada año más y más pronto, porque cada vez consumimos una cantidad mayor de recursos. Mientras que en el año que se creó el día de la sobrecapacidad de la tierra, 1987, este día era el 9 de diciembre, en 2010 ya era 21 de agosto, y el año pasado el 8 de agosto.
Otra manera de expresar que el planeta ha entrado en “números rojos” es la huella ecología expresada en la cantidad de “Tierras” que necesitaríamos para poder mantener el ritmo de consumo actual sin que se acabasen los recursos. Para 2017 la cantidad es 1,7 planetas, pero este número cambia según el país. Por ejemplo, si todo el mundo tuviera el nivel de vida de un australiano medio se necesitarían 5,2 tierras para sustentar el planeta. Sin embargo, si consumiéramos como el indio medio habría un “superávit ecológico” puesto que sólo se necesitarían 0,6 tierras.
Este día fue creado para concienciar del peligro que corremos que según las asociaciones ecologistas WWF y Global Footprint es muy real: “El costo de este sobreconsumo ya es visible: escasez de agua, desertificación, erosión de los suelos, caída de la productividad agrícola y de las reservas de peces, deforestación, desaparición de especies. Vivir a crédito sólo puede ser algo provisional porque la naturaleza no cuenta con un yacimiento del que podamos proveernos indefinidamente”.
LA SOLUCIÓN ESTÁ EN NUESTRAS MANOS
Para acabar con esta lacra que nos puede afectar a todos de igual manera, es de vital importancia que cada uno de nosotros aporte su grano de arena. De lo contrario será difícil evitar una hecatombe que puede barrernos sobre la faz de la tierra, dando lugar a una nueva era de extinción masiva como las que ya se han dado en el pasado.
Hay bastantes hábitos que podemos cambiar en este mismo momento para reducir nuestra huella ecológica: desde reducir nuestro consumo de carne, hasta utilizar el transporte público, pasando por reciclar lo máximo posible o apostar por energías verdes. También puedes ser incluso promotor de estas ideas verdes creando una página en Internet con plataformas como esta para difundir tus propios trucos ecológicos, tratar de crear conciencia de este grave problema o incluso vender alimentos de proximidad.
como se indica aquí. Sin embargo, no podemos dejarlo todo a la suerte ya que no tenemos una segunda oportunidad, ya que en palabras de Carl Sagan este “punto pálido azul” llamado Tierra es “el único hogar que siempre hemos conocido”.
Este es un contenido original de Ecocosas