Los bosques tropicales o selvas amazónicas son conocidos como los pulmones de la Tierra. Sus diversas capas de vegetación, que son hábitats de miles de plantas y animales, producen cantidades enormes de oxigeno que permiten al mundo respirar y absorber el dióxido de carbono. Sin embargo, estos espacios están muriendo. Y con ellos, nosotros.
La selva amazónica es la selva tropical más extensa del mundo, con más de un millón de hectáreas y formada por varios países, como Colombia, Ecuador, Brasil, Venezuela y Perú. Este enorme y fascinante espacio es hogar de más de diez millones de especies. Sí, ¡diez millones! Mientras en Europa hay unas 600 especies de mariposas, por ejemplo, en tan solo un parque natural de Perú se pueden encontrar unas 1300.
Algunas de estas especies son pájaros como el tucán o el colibrí, reptiles como la boa constrictor o el dragón de Komodo, anfibios como la rana de árbol, insectos como la tarántula, mamíferos como el delfín del amazonas, el oso hormiguero, los chimpancés, el perezoso o el murciélago de la fruta, y miles de especies distintas de flores y plantas medicinales.
Está claro que son fascinantes, llenos de vida y de color, pero desgraciadamente, como nuestros océanos, son espacios que se encuentran en peligro.
Porqué se está destruyendo la selva amazónica
En las últimas décadas gran parte de los bosques tropicales de África y Asia han sido destruidos, y al parecer este ritmo no hace más que crecer. De hecho, ¡se calcula que cada año se destruye un espacio del tamaño de Nueva Jersey! Pero, ¿por qué ocurre esto?
La razón principal (65%) responde a la necesidad de limpiar espacios de bosque para poder construir ranchos de ganado. En el documental Cowspiracy dan datos más exactos al respecto, pero la historia se resume en que la demanda en la industria cárnica (y láctea) es tan masiva que se necesitan espacios igualmente masivos para satisfacer una dieta claramente insostenible.
También existen otras razones por las que se crean incendios y se talan árboles, como por ejemplo la agricultura de monocultivos, la construcción de carreteras (para hacer el acceso a ranchos y el transporte de madera más fácil), la industria de la madera, la industria del papel, la explotación de recursos, minerales y energía, la construcción de presas hidroeléctricas, o la industria del turismo (no responsable).
Con estas acciones estamos consiguiendo que se pierdan los hábitats de millones de especies, que muchos animales estén en peligro y se queden sin hogar, que algunas especies resulten heridas a causa de los incendios provocados…
Este estado de la selva amazónica también implica peligro para nosotros como especie, ya que a medida que avanza la deforestación, también lo hace el cambio climático, pues faltan cada vez más árboles para absorber el excesivo dióxido de carbono de la atmósfera. Y, al mismo tiempo, los efectos del cambio climático se hacen visibles en sequías y agravación de incendios. Y todo esto sin entrar en el tema de derechos humanos y justicia social que está perjudicando directamente a las distintas culturas y sociedades indígenas.
Porqué es importante la selva amazónica
Es evidente que los pulmones de la Tierra están pasando en peligro, que sus efectos negativos van en cadena y que necesitamos actuar ya. En seguida te cuento qué puedes hacer al respecto, pero antes te dejo con unos pocos motivos por los que la selva amazónica es una pieza clave en nuestro planeta.
1. Ayuda a estabilizar los efectos del cambio climático mediante la absorción del dióxido de carbono. ¡Todos los beneficios que tenga un árbol, los tiene la selva tropical multiplicado por un millón!
2. Ayuda a mantener el ciclo del agua y a evitar sequías. Resulta que, a través de un proceso llamado transpiración, las plantas liberan agua desde sus hojas durante la fotosíntesis, la cual acaba en la atmósfera. Esa humedad acaba convirtiéndose en nubes, que provocan precipitaciones y mantienen el ciclo del agua en movimiento.
3. Protege el suelo de erosiones.Gracias a las varias capas de vegetación, a las características de las plantas y a los propios animales, entre otros factores.
4. Es una gran fuente de alimento y de recursos farmacéuticos. El 70% de las plantas medicinales que tienen propiedades anti-cáncer provienen de los bosques tropicales… ¡y quedan muchísimas especies vegetales por descubrir!
5. Su biodiversidad es enorme. ¡No solo es el hogar de millones de especies conocidas, sino que también lo desconocido! Y es que cada año se descubren nuevas especies de insectos, plantas y animales. ¿Cuán fascinante es eso?
6. ¡Crea oxigeno! Tal vez una de las características más obvias y olvidadas de las plantas. Pero es cierto; dañando a los árboles y a los bosques, lo que realmente estamos haciendo es dañar nuestra salud y ensombrecer nuestro futuro.
¿Qué puedo hacer yo?
Las muchas organizaciones dedicadas a proteger estos espacios indican algunas soluciones a seguir mediante las siglas TREES (árboles), que sugieren educar a los demás sobre la importancia de los bosques tropicales, restaurar el daño provocado mediante la plantación de árboles, animar a amigos y conocidos a llevar una vida más sostenible, establecer parques naturales y motivar a las empresas a minimizar su impacto ecológico.
Este es un buen comienzo y, sin duda, plantar árboles y difundir la información son pasos esenciales. No obstante, no podemos olvidar la causa principal por lo que la destrucción está ocurriendo: la ganadería.
La manera más efectiva que tienes como individuo para salvar la selva amazónica es dejar de consumir carne. Cada vez son más los estudios, los científicos, los ambientólogos e incluso los médicos que lo afirman: la sostenibilidad va de la mano de la industria alimentaria, y el consumo de carne es altamente insostenible.
Para aquellos a los que les pueda parecer difícil, Jonathan Safran Foer dice en su libro Comer Animales: La pregunta definitiva es si merece la pena la molestia. Sabemos, al menos, que esta decisión ayudará a prevenir la deforestación, frenará el calentamiento global, reducirá la contaminación, salvará reservas de petróleo, aminorará la carga de la América rural, menguará los abusos de los derechos humanos, mejorará la salud pública y ayudará a eliminar el abuso animal más sistemático de la historia mundial.
Otros gestos que puedes hacer, menores pero igualmente importantes, son comprar muebles con certificados responsables, consumir menos papel (y reciclado siempre que sea posible), comprar productos locales y de temporada, evitar el aceite de palma no regulado, realizar donaciones u organizar experiencias viajeras responsables.
La mala noticia es que la desaparición de los bosques avanza a diario. La buena, que hay solución. Pero, como todas las grandes soluciones, implica algo de compromiso. ¿Qué harás tú?