Hace ya varias semanas terminó uno de los eventos políticos y medioambientales más importantes del año: la COP23. Tras los acuerdos de París hace dos años, y la elección de Trump como presidente de los Estados Unidos hace tan solo un año, muchas cosas han cambiado globalmente en lo que respecta a la acción climática.
Si bien nos quedan muchos retos a los que enfrentarnos, el cambio climático sigue siendo uno de los grandes problemas de nuestro siglo. Un problema por el que vamos a tener que seguir luchando, avanzando, difundiendo y paliando.
Cuando se celebró la edición nº 23 en Noviembre, ya te conté sobre qué trataba la Cumbre del Clima, por qué era importante y cómo Fiji podía redirigir las cosas hacia un rumbo más concreto. Hoy, recordando que los drásticos cambios climáticos merecen una atención especial en nuestro día a día, y que este 2018 puede ser fundamental para el futuro del planeta, te traigo un breve resumen sobre lo que ocurrió tras dos semanas de reuniones y charlas, manifestaciones, proyecciones y debates.
1. Las voces del Pacífico se hacen oír.
Las islas del Pacífico, como muchos otros lugares, son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático a causa de su geografía (sobreexpuesta a los desastres naturales) y de sus industrias de subsistencia (como la agricultura y la pesca).
No solo asistieron muchos ponentes y representantes de diversas islas para explicar sus historias, preocupaciones y necesidades, sino que también se destacó en la edición la importancia de proteger los océanos (tanto desde la perspectiva de la biodiversidad marina, afectada por la polución, la sobrepesca y la presencia del plástico en el agua, como desde la perspectiva de la acidificación del mar, de la muerte de los arrecifes de coral, y del aumento del nivel del agua) sobre todo a través de la economía azul.
Jonathan Taylor, el vicepresidente de la COP, dijo que es importante recordar que no habrá verde sin azul. En otras palabras, para poder conseguir los objetivos de París y del Desarrollo Sostenible, necesitamos establecer una economía que sea azul, del mismo modo que la economía en tierra debería ser verde.
2. Las poblaciones indígenas también se hacen oír, y hacen un llamamiento para proteger la Amazonía.
Este lugar esencial en nuestro planeta (la gran reserva mundial de biodiversidad, agua y bosque) se enfrenta a los peligros de la minería, la deforestación para la agricultura y para conseguir madera y la extracción de recursos naturales, entre otros.
La acción internacional es vital para poder mantener los llamados pulmones de la tierra, al igual que las poblaciones que viven allí. También se ha querido enfatizar la importancia del rol de las mujeres en la conservación de las zonas indígenas y en el mantenimiento de la cultura y la sabiduría local.
3. Siria da un paso adelante y firma el Acuerdo de París, dejando a Estados Unidos como único país ajeno a los compromisos frente al cambio climático.
A pesar de ello, en la COP23 ha habido un gran número de representantes estadounidenses manifestando su desacuerdo con la postura del presidente Donald Trump, y apoyando la necesidad de implantar medidas climáticas.
No obstante, Estados Unidos, junto con Canadá, Australia y la Unión Europea en general, han recibido la categoría de Fósil del día, un premio nada positivo que les incrimina su postura de rechazo y seriedad ante la financiación para la pérdida y el daño causado por el cambio climático. Porque sí, señoras y señores, la economía y las finanzas también son cruciales en el tema ambiental.
4. Propuestas, ideas, proyectos y caminos.
Se ha hablado de muchos temas como solución a los efectos del cambio climático (con los que debemos quedarnos para avanzar este nuevo año):
Economía circular como estrategia para paliar los efectos del cambio climático.
Iniciativas en el ámbito del transporte. Se han presentado varios proyectos para reducir las emisiones de carbón en el transporte, como por ejemplo vehículos eléctricos que funcionan a base de energías renovables, combustibles limpios, ciudades con sistemas de movilidad más inteligentes y sostenibles, o espacios urbanos que faciliten e incentiven el transporte a pie. También se ha hecho un llamamiento por unas compañías aéreas más eficientes energéticamente y más sostenibles.
Urbanismo sostenible. Se ha afirmado que un desarrollo más ecológico de las ciudades es crucial para luchar contra los efectos climáticos. En los próximos años, por lo tanto, se ha sugerido construir, transformar y adaptar edificios a construcciones neutrales climáticamente.
Apostar por energías renovables. Varios países de Europa se están moviendo hacia un futuro sin carbón; Alemania ha prometido 50 millones para proyectos de transición a energías limpias, y China ha asumido su responsabilidad global y se ha comprometido a ser uno de los líderes mundiales en este ámbito. África, a través de varios representantes de distintos países, también ha hecho un llamamiento para el apoyo internacional en sus proyectos de accesibilidad energética a través de renovables.
Además, un representante de Kenya ha recordado que los jóvenes aprenden de los más mayores y se ven afectados directamente por las acciones que toman sus líderes, por lo que la implicación de los grandes líderes mundiales debe ser inmediata, efectiva y ejemplar. No podemos permitirnos negar el cambio climático como ha hecho Donald Trump.
Muchos afirman que se han realizado buenos avances en la COP23 (¡coincido!), como por ejemplo incluir cuestiones de género e intereses indígenas, pero todavía queda mucho por hacer. WWF ha reconocido que todavía necesitamos sentar las bases para frenar el cambio climático para el año 2020, y que la próxima cumbre será clave para ello.
Además, España ha demostrado resultados bastante decepcionantes en lo que se refiere a acción climática. Nuestro país necesita avanzar más lejos y más rápido, especialmente hacia la industria energética renovable. ¡Esperemos que el planeta deje de ser un tema secundario pronto!
Hasta entonces, lo que podemos hacer es seguir apoyando la educación y comunicación medioambiental, presionando a nuestros políticos y gobiernos para un compromiso real y una transición energética, ¡y movilizándonos a nivel individual y colectivo para normalizar la sostenibilidad!