– Edu, tú te formaste como maestro industrial de la rama mecánica. ¿Cómo acabáis creando un grupo empresarial dedicado al textil?
Todo comenzó en Mondragón, en 1986, con una tienda de deportes multimarca que abrí con mis hermanos porque nos gustaba el deporte. Pronto empezamos a ofrecer equipaciones a los clubs locales, pero los proveedores no siempre cumplían con los tiempos ni estándares que esperábamos, así que creamos nuestra propia marca, Astore. Y abrimos nuestra propia fábrica para asegurar los timmings y las calidades.
Todo comenzó en Mondragón, en 1986, con una tienda de deportes multimarca.
– ¿Cómo fueron los inicios de la marca?
Complicados, ¡no sabíamos nada de moda! Solo decirte que le pusimos Astore a la marca porque con mis hermanos pensamos que una marca de moda tenía que sonar a italiana.
Producimos unas cuantas prendas y nos fuimos a El Corte Inglés. Nos dijeron que lo que presentábamos no aportaban ningún valor. Luego probamos de suministrar a las marcas internacionales muy reconocidas que eran proveedores de la tienda, algunas de ellas nos utilizaron, fabricamos muestrarios que no tenían intención de fabricar con nosotros. Al final encontramos el nicho de mercado en la ropa más técnica. Uno de nuestros principales clientes fue la Ertzaintza, el cuerpo policial de Euskadi, a quien proveímos de uniformes mucho mejores de los que tenían. Por aquel entonces contábamos con la licencia de Gore-Tex e incluso hicimos los uniformes para los antidisturbios.
Le pusimos Astore a la marca porque con mis hermanos pensamos que una marca de moda tenía que sonar a italiana.
– ¿Así fue cómo nació Ternua?
Ternua empezó como una línea más de Astore, pero pronto vimos que el público objetivo era muy distinto y tenía que tener identidad propia. Queríamos crear algo especial, un producto que significara algo a la persona que lo llevara, teníamos que proteger no solo al usuario sino también al medioambiente, que era el patio de recreo de nuestras prendas. Aquí fue cuando empezó realmente nuestra apuesta por un producto más sostenible y circular.
Teníamos que proteger no solo al usuario sino también al medioambiente, que era el patio de recreo de nuestras prendas.
– El propio branding de Ternua ya es una declaración de intenciones.
Sí. Queríamos contar la historia de los balleneros vascos que navegaban hasta Terranova (Ternua), y adoptamos el abecedario inuit y la cola de ballena en el logotipo. También nos unimos a la Whale and Dolphin Conservation (WDC) y adaptamos 4 ballenas. Desde WDC, nos envían un mensaje cada vez que alguna de ellas ha sido avistada. Como curiosidad, una de nuestras ballenas BUCKSHOT, ya ha tenido 12 ballenatos.
– Y así empezó la apuesta de Ternua por la sostenibilidad.
Si en el nacimiento de Ternua, adquirimos un compromiso de minimizar el impacto negativo de nuestra actividad y desde entonces hemos dado pasos en esta dirección, de hecho, no entendemos otra manera de hacer las cosas. Y cuando alguien del equipo se despista y quiere comprar alguna materia prima o apostar por un proceso que no va en esta línea, siempre le digo que no podemos permitirnos el lujo de gastar en proveedores que no nos acerquen a nuestro compromiso en sostenibilidad.
– ¿Cuál es este compromiso?
Ha ido evolucionando con los años. En 1994, con el nacimiento de Ternua, nuestro orgullo fue que todos los forros polares que lanzamos eran de poliéster reciclado. Y en 2007 ya fuimos capaces de poner por escrito nuestro compromiso de sostenibilidad, que estaba totalmente enfocado al producto. En el año 2006 decidimos que todo el algodón que íbamos a usar sería orgánico, y dos años después ya lo habíamos conseguido. En 2009 comenzamos la eliminación de los PFCs de nuestros productos y que en 2018 conseguimos, antes del objetivo 2020 marcado por Greenpeace en su manifiesto “Detox the outdoor”. En el año 2013, fuimos pioneros en la utilización de pluma reciclada.
En 1994, con el nacimiento de Ternua, nuestro orgullo fue que todos los forros polares que lanzamos eran de poliéster reciclado
– ¿Y cómo habéis conseguido ser competitivos con un compromiso tan elevado?
En primer lugar, formamos parte de un sector muy concienciado y tenemos una clientela que entiende el valor añadido de nuestros productos y valora la forma en la que los hacemos. También hemos apostado mucho por investigar junto a proveedores internacionales, con los que hemos desarrollado soluciones más funcionales y saludables, no conformándonos con lo que ya existe. Ahora, por lo que respecta a producto, estamos de pleno con el reto del ecodiseño, la circularidad y la mono materialidad de los productos. Diseñamos para desarrollar productos funcionales y duraderos, que puedan ser reparables, pero también teniendo en cuenta el fin de vida de los productos, para que puedan ser reciclables y para mantener la materia prima dentro del circuito, el mayor tiempo posible, evitando que las prendas acaben en un vertedero o incineradas. De hecho, la colección otoño/invierno 2025-26 de Ternua se presenta con un 50% de productos mono material.
Por lo que respecta a producto, estamos de pleno con el reto del ecodiseño, la circularidad y la mono materialidad.
– Pero si sois B Corp, es que vuestro compromiso va mucho más allá del producto.
Estamos muy contentos con formar parte de la comunidad BCorp y muy orgullosos, ya que reconoce nuestra buena forma de hacer.
Supone un hito en un viaje de mejora continua iniciado hace tiempo y, como empresa B Corp, nos comprometemos a continuar implementando los cambios necesarios que nos permitan acercarnos cada vez más a nuestro objetivo de convertirnos en una mejor compañía, alineando aún más nuestros valores con nuestra misión empresarial. Siempre miramos por llevar a cabo nuestra actividad de la forma más ética posible, reduciendo su impacto negativo y aumentando el impacto positivo en nuestra plantilla, nuestra sociedad y nuestro planeta. Nuestro lema es “Change Priorities” y nuestro propósito el de contribuir a que siga girando el ciclo de la vida, protegiendo, creando, avanzando y retornando.
– ¿Qué opinas de las nuevas normativas europeas?
En un mundo repleto de moda rápida, donde la vida útil de los productos es muy corta, donde se destruyen productos que ni siquiera han llegado a su venta después de haber utilizado recursos naturales que son escasos, donde se pierde el valor de las cosas, es necesario un cambio hacia un consumo y producción más responsable. Es necesario poner restricciones, no todo vale.
Es necesario poner restricciones, no todo vale.
Es algo que nos preocupa porque hay retos técnicos que obviamente deberemos afrontar, y de hecho ya estamos trabajando en ellos, definiendo un sistema propio de recogida de datos sobrio, completo y estructurado que nos permita dar respuesta a los diferentes retos que tenemos y que incluye cumplir con la legislación. Estamos, por ejemplo, en varios proyectos sobre el Pasaporte Digital de Producto. Y en Ternua Group ya hace algún tiempo que trabajamos basándonos en lo que ahora piden estas normativas, como pueden ser entre otros el Pasaporte Digital de Producto, el Análisis del Ciclo de Vida (ACV) de los productos y el modelo de negocio de impacto de B Corp.
– ¿Cómo organizáis las prioridades?
Para nosotros es clave la selección de tejidos y materiales más reciclados, reciclables y orgánicos. Pero es que, además, trabajamos constantemente en tres aspectos que tienen un impacto considerable en la huella ambiental de un producto. En primer lugar, la circularidad de nuestros productos, diseñando teniendo en cuenta su final de vida, para que puedan ser reciclados y no se conviertan en residuos que acaben en vertedero o incinerados, analizando cada etapa del proceso para reducir el agua, la energía y los químicos. En segundo lugar, la durabilidad y longevidad de nuestros productos, en las que podemos influir, centrándonos en la calidad de nuestra fabricación y nuestros tejidos. Y en tercer lugar, la versatilidad multifuncional de nuestros productos. Al garantizar que el consumidor pueda usar la prenda en diferentes actividades deportivas, reducimos la cantidad de productos que necesita en su guardarropa. Nosotros desarrollamos productos duraderos que se convierten en compañeros de viaje que por su funcionalidad y calidad, no tienen que ser reemplazados tan a menudo.
– Para terminar, ¿nos anticipas algún proyecto de sostenibilidad interesante en el que estéis trabajando?
¡Claro! ¡Hay muchos!
Un tema que nos preocupa mucho es el del residuo que generamos. En la fábrica de Etxalar, en Navarra, donde fabricamos nuestros calcetines Lorpen, producimos un millón de pares de calcetines al año, que en su producción generan 10 toneladas de residuo textil. Hasta ahora pagábamos a un gestor para que lo recogiera y lo depositará en un vertedero. Desde hace 3 años, el 100% de residuo que generamos es reutilizado en el sector automovilístico y de la construcción como material aislante de insonorización. Algo que antes nos costaba dinero, por llevarlo a un vertedero, hoy no solo no cuesta dinero, no acaba en un vertedero, y se reutiliza. Un ejemplo de que la sostenibilidad es ahorro. Estamos muy orgullosos de ello y podríamos quedarnos aquí, pero en Ternua Group nunca nos conformamos, y ahora queremos ver si lo podemos recuperar como hilo para hacer nuevos calcetines.
También estamos trabajando en productos Ternua dirigidos a ropa laboral técnica, en la que estamos contemplando la responsabilidad del uso y fin de vida de esas prendas, asegurando su mantenimiento y su reciclaje. Para ello es clave confeccionar estas prendas, que son muy técnicas, basándonos en el ecodiseño, la durabilidad y la mono materialidad.
Algo que antes nos costaba dinero, por llevarlo a un vertedero, hoy no solo no cuesta dinero, no acaba en un vertedero, y se reutiliza.
– ¿Y qué opina de la servitización?
En la industria textil, es clave para avanzar hacia la sostenibilidad. Esta en nuestra hoja de ruta. El objetivo es llegar a acuerdos con reparadores cualificados en los países donde estamos presentes que nos permita reparar los productos en cualquier país en el que vendemos.
¿Te has quedado con ganas de más? No te pierdas en “a fondo” a Ternua y a Edu que hemos hecho en So Good Business y en la que te contamos cómo gestiona Ternua Group su sostenibilidad.