Precisamente por eso, hay cosas que antes nos parecían normales y que ahora nos chocan muchísimo. Sin ir más lejos, el otro día fui al supermercado después de muuuucho tiempo y me sorprendió como si lo viese por primera vez la cantidad de productos envasados en bandejas individuales. No es algo nuevo para mí porque ya lo he visto en otras ocasiones, pero empezar a vivir sin plástico te hace ser más consciente del cortísimo ciclo de vida de un producto así, ya que ese packaging se va a convertir en residuo nada más llegar a casa del consumidor.
Y en esa palabra está la clave. El consumidor. Puesto que como consumidores, es importante que recordemos que a la hora de comprar no solo adquirimos productos, sino también los residuos que vienen con ellos. Al adquirir unos bollos dispuestos en una bandeja de poliestireno o unas naranjas en bolsa de malla, estamos consumiendo no sólo unos dulces o unas frutas, sino también un envase no reutilizable hecho de un material muy contaminante. Tanto es así que, salvo el pequeño porcentaje que es fácilmente reciclable, el plástico acaba en los océanos suponiendo un grave riesgo para la vida marina, enterrado en vertederos donde se degradará en pequeñas partículas o quemado emitiendo gases nocivos que contribuyen a la contaminación del aire.
Por suerte, parece que la tendencia de los gobiernos europeos (positiva pero insuficiente) es reducir el consumo del plástico. Aunque de momento sólo el de usar y tirar. Italia y Francia ya han prohibido el uso de bolsas de este material, y también el país vecino ha aprobado una ley para eliminar los vasos, platos y cubiertos desechables a partir de 2.020, cuando estos elementos tendrán que estar producidos con al menos un 50% de materiales orgánicos.
Así que, todavía queda mucho camino por andar y muchos gobiernos que necesitan ser valientes y tomar las riendas ante este problema, pero es positivo ver que poco a poco vamos avanzando y que cada vez somos más conscientes de las consecuencias del uso masivo del plástico.
Por nuestra parte, durante estos dos meses desde nuestro último post sobre cómo reducir el plástico en casa, hemos conseguido no sacar la basura de plástico ¡durante un mes y medio! Y eso que nuestro cubo es muy pequeñito. Aquí os contamos cómo lo hemos hecho y nuestros próximos objetivos para los dos siguientes meses:
HÁBITOS QUE NOS COMPROMETIMOS A CAMBIAR
1. Decir adiós a la bayeta sintética
Conseguido a medias. Buscando y rebuscando alternativas sostenibles a la bayeta sintética, decidimos probar con trapos de tela de algodón reutilizados de ropa de andar por casa que íbamos a desechar. La verdad es que estos trapos funcionan muy bien para quitar el polvo, pero son un engorro a la hora de limpiar la cocina o el baño. Por eso, hemos decidido pasarnos a las bayetas de celulosa 100% biodegradables, y que además se venden en embalaje de papel ¿Las habéis probado?
2. Dejar de utilizar bastoncillos para los oídos
¡Conseguido! En casa hemos dejado de utilizar bastoncillos para los oídos. Y además, gracias a vuestros comentarios en el anterior post (¡que viva la participación!) hemos descubierto que hay alternativas más sostenibles que no descartamos probar en el futuro.
3. Reducir los productos de higiene íntima con plástico
Conseguido a medias. ¡Atención, atención! A todos los fabricantes de papel higiénico out there. Tenéis un nicho de mercado muy gordo si comercializáis papel higiénico envuelto en un material que no sea plástico. Ya está, ya lo he dicho.
Ha sido imposible encontrar este producto sin plástico, así que de momento seguimos consumiéndolo, pero al menos con papel reciclado. Y como curiosidad, investigando sobre el tema nos hemos encontrado artículos como éste en el que se presenta la opción de no utilizar papel sino toallitas de tela o éste otro en el que se habla de usar el bidé u hojas vegetales (!). A pesar de que nos parecen alternativas interesantes, creo que todavía no estamos preparados.
En cambio, donde sí he encontrado una buena opción para sustituir productos de higiene íntima es en los productos para la menstruación, donde podemos encontrar muy buenas alternativas sin plástico, sostenibles y reutilizables. Te dejo este utilísimo y entretenidísimo post de La Ecocosmopolita que está lleno de datos e información muy útil sobre los residuos a nivel mundial de nuestra querida amiga roja, las compresas y tampones orgánicos, la copa menstrual o las compresas de tela.
NUEVOS HÁBITOS
Aparte de estos hábitos que estaban en nuestra lista de objetivos hace un par de meses, hemos adquirido estos otros:
1. Encontrar chocolate envuelto en papel
Hasta ahora, si queríamos comer chocolate comprábamos cacao a granel para hacer un bizcocho o íbamos con nuestro táper a la panadería a por galletas. Hasta que encontré varias marcas de chocolate que no utilizaban papel de aluminio como protección, sino doble capa de papel normal. Eso sí, es chocolate de hacer, aunque yo lo como a palo seco como si fuera el manjar más delicioso de este planeta.
2. Olvidarnos del tetrabrick
¿Os acordáis de que en nuestro anterior post os contábamos que la mayor parte de nuestros residuos de plástico venían de los tetrabricks? Pues nuestros amigos de Vivir Sin Plástico nos recomendaron un sitio en el centro de Madrid en el que puedes comprar productos lácteos a granel. ¡Y qué bendición! Se llama Cántaro Blanco y está en Malasaña. Que conste que esto no es un post patrocinado ni nada de eso, es que nos tiene enamorados. Tardamos un poco en probarlo, pero una vez que fuimos nuestra visita semanal era obligada. Puedes llevar tus propias botellas para que las recarguen con una leche riquísima, ¡y además tienen yogur a granel! Una pena conocerlo justo antes de mudarnos al pueblo.
OBJETIVOS PARA LOS PRÓXIMOS DOS MESES
1. Adueñarnos de un buen estropajo para el baño
Con la limpieza de casa todavía tenemos cosillas pendientes, como encontrar un estropajo para el baño que limpie bien, sea higiénico y no esté hecho de materiales que pueden acabar como microplásticos en el mar cuando bajen por la tubería. Hemos pensando en utilizar estropajos de esparto, porque son 100% biodegradables, no vienen envueltos en plástico y son muy pero que muy baratos. ¿Tenéis alguna experiencia con ellos?
2. Encontrar una alternativa ecológica a los productos de limpieza más agresivos
Como ya os hemos contado alguna vez, para lavar los platos utilizamos un jabón casero hecho con aceite reciclado, y para lavar la ropa otro jabón casero que hace poco hemos cambiado por un detergente ecológico que viene en caja de cartón. Además, como limpia-suelos utilizamos agua con vinagre y para limpiar algunas zonas del baño, una solución de vinagre, bicarbonato y limón. Sin embargo, todavía no hemos encontrado una alternativa sin plásticos, ecológica y eficiente al quita-grasas para la cocina o a la lejía para desinfectar el baño, productos muy contaminantes y que, sin embargo, hemos tenido que utilizar en nuestras últimas limpiezas. ¿Se os ocurre alguna opción?
Así han sido nuestros últimos dos meses en la batalla contra el plástico. ¡Parece mentira pero la próxima vez que os contemos nuestra evolución ya habrá pasado un año desde que empezamos a reducir este material en casa! El tiempo pasa taaaan rápido…
Si quieres seguir nuestra evolución viviendo sin plástico, echa un vistazo:
8 meses reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido y nuestros próximos objetivos
Medio año reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido, nuestros próximos objetivos y una reflexión vacacional
4 meses reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido y nuestros próximos objetivos
2 meses reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido y nuestros próximos objetivos
5 consejos para reducir el uso de plástico en casa
P.D. Y tú ¿Cómo llevas tu vida sin plástico? ¿Has aplicado alguna de estas medidas? ¿O tienes otras? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!