Y para celebrar este año, he decidido escribir una serie de posts contándoos cómo ha sido nuestra evolución y sobre todo, explicando las alternativas que nos han funcionado bien, las que nos han funcionado regulín y las que directamente no nos han funcionado.
Así que a lo largo de la semana que viene y la siguiente, desgranaremos poco a poco todos aquellos pequeños cambios que han hecho que nuestra vida hoy sea más sostenible que hace 12 meses. Sin trampa ni cartón. Contando lo bonito y lo feo. Las buenas experiencias y las no tan buenas.
Pero para empezar, el post de hoy es un resumen de lo que ha supuesto para nosotros este cambio en cinco aspectos esenciales:
MENOS PLÁSTICO PARA EL PLANETA
No puedo calcular la cantidad de plástico que le hemos ahorrado a nuestra pequeña parcela de mundo desde que iniciamos este cambio. Si antes sacábamos las bolsas de este material cada pocos días, ahora tardamos semanas e incluso meses en sacar nuestro pequeño cubo de metal al contenedor, y la mayoría de productos son aquellos que se han terminado pero que no reemplazaremos (botellas de limpiadores para la casa, aceite, cosméticos, etc). Este es el cambio que más nos motiva para vivir de esta manera, junto con el siguiente punto.
LA FACILIDAD PARA ASUMIR PEQUEÑOS CAMBIOS
Reducir el plástico en nuestro día a día es sorprendentemente fácil y no cambia nuestra vida de manera sustancial. Lo subrayo en negrita porque es muchísimo más fácil de lo que puede llegar a parecer. Pequeños cambios como llevar nuestros propios recipientes a la compra no cuestan nada pero suponen que la mayoría de plásticos de nuestro cubo desaparezcan de inmediato. El único enemigo a abatir es la vergüenza ¿pero qué vergüenza debería darnos intentar mejorar nuestro planeta?
NUESTROS QUERIDOS, AMADOS, ADORADOS TENDEROS
Como hace un tiempo hice una oda a la bicicleta, tengo muy pendiente una oda al buen tendero. El frutero de Madrid, el chico de la tienda a granel, la mujer de la frutería del pueblo, el hombre que vende frutos secos en el mercado: Miguel, Rubén, Merche, Vicente. Y muchos más. Ya no nos encontramos con una balda de supermercado y un auto-check. Ahora todas las conversaciones empiezan con un ¿qué tal? o un ¡vaya día de perros! o un ¡menudo calor! (hablar del tiempo da para mucho). En el caso de nuestro frutero en Madrid (Miguel, te echamos de menos) nunca faltaba un comentario sobre la posición del Atleti en la liga, que ofrecía supieras de futbol o, como era mi caso, no tuvieras ni idea.
Además, nos hemos encontrado con grandes ecologistas en activo o en potencia detrás de los mostradores. La mayoría de nuestros tenderos del alma están encantados con que les llevemos nuestras propias bolsas o táperes. Y no solo por el medio ambiente. Al fin y al cabo las bolsas son un gasto y si un cliente compra varios productos exige que también le ofrezcan varios envoltorios. Gasto para el pequeño comercio, gasto para el planeta.
Dicho esto, casi todos los consumidores sabemos reconocer a un buen tendero, de esos que inician conversación y saben venderte su producto. La mayoría de los héroes del pequeño comercio lo son. Sin embargo, también está la otra cara de la moneda. Personas que te miran como si te estuvieran saliendo antenas cuando les pasas tu bolsa de tela y les pides por favor que te dejen el producto allí. O que insisten en que utilices bolsa de plástico. O que directamente pasan de tus preferencias y te envuelven el producto en film aunque lleves un táper porque “es que chica, se te va a estropear” o “mira que se te va a ensuciar” (mira que en cuanto llegue a casa en media hora lo meto en el frigo y mira que llevo un recipiente limpio y una bolsa recién salida de la lavadora). La diferencia es que a estos últimos no volvemos, mientras que en el resto de comercios compramos fielmente.
EL CAMBIO EN EL ENTORNO
Predicar con el ejemplo, sin obligar a nadie a ver la vida como tú la ves pero defendiendo tu posición funciona. Mi amiga B. ahora lleva su cesto de esparto a todas partes y lo llena de productos frescos en el mercado semanal. Mi noruega de adopción W. se acuerda de nosotros cada vez que ve una botella de plástico y está intentando reducir su uso. Mi petite C. ahora compra sin bolsas y recibe una caja de verduras semanalmente en su casa. E incluso mi sobrina de 4 años el otro día fue al supermercado y al ver una nueva sección de compra de legumbres a granel corrió a decirle a sus padres que se lo tenía que contar a la tía. El cambio es posible y empieza en nosotros.
PURA Y DURA ESTÉTICA
Soy consciente de que esto es un poco frívolo pero no puedo evitar que mi lado esteta salga a la luz de vez en cuando ¡No os podéis imaginar lo mucho que ha mejorado nuestra casa desde que compramos sin plásticos! ¡Está infinitamente más bella! Desde las verduras y frutas frescas en cestas encima de la mesa, a los tarros de cristal rellenos de legumbres en baldas o los elementos de limpieza de madera y tela. Me recuerda a una casa de campo de antaño y no a una vivienda del s.XXI. Y ya sabéis lo que me gusta a mí fantasear con una vida en el campo.
Cada vez que evitamos un plástico y cada vez que explicamos a alguien por qué lo hacemos estamos cambiando un poco nuestro mundo. Y eso ya es una recompensa brutal ¿Te animas a hacer lo mismo?
¡No te pierdas los próximos post, en los que hablaremos al detalle de los cambios que hemos realizado para una vida sin plástico!
Psst… Y si no puedes esperar, puedes leer estos post sobre el proceso:
10 meses reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido y nuestros próximos objetivos
8 meses reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido y nuestros próximos objetivos
Medio año reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido, nuestros próximos objetivos y una reflexión vacacional
4 meses reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido y nuestros próximos objetivos
2 meses reduciendo el plástico en casa: lo que hemos aprendido y nuestros próximos objetivos
5 consejos para reducir el plástico en casa
P.D. Y tú ¿ya estás reduciendo el plástico en casa? ¿nos cuentas cómo te está yendo el proceso? ¿qué te está costando más? ¿qué hábitos has cambiado facilmente?