Antes de que se terminara el año, me senté frente al computador con la firme intención de hacer una publicación con una lista de cosas positivas que pasaron en 2016.
Había decidido hacerlo porque me cansé de leer una queja tras otra en las redes sociales: gente diciendo que 2016 había sido el peor año de la vida, que por favor se acabe ya, que no más, que se murieron muchos famosos, que Trump, que todo mal.
2016 tuvo cosas difíciles; eso no lo podemos negar. El asunto es que 2015 también fue difícil, y también 2002, 1983 y 1845. Y también todos los demás… sí, todos los años han tenido cosas difíciles, y también cosas bonitas, y cosas aburridas, inspiradoras, motivadoras, decepcionantes, y todas las otras cosas que están en el espectro entre lo maravilloso y lo atroz. Pero es muy fácil olvidarse de la diversidad y complejidad de experiencias vividas en un año, y quedarnos con la versión más simple, la versión en blanco y negro.
Las malas noticias fueron muy vistosas el año pasado (malas noticias hay todo el tiempo, pero hay unas que suenan más que otras…), así que mucha gente se fue sumergiendo de a poquito en un estado colectivo de frustración, de impotencia. Y eso fue lo que me molestó. Me choca pensar que nuestro estado de ánimo depende tanto de lo que sale en las noticias (porque lo que sale ahí no es un reflejo directo de la realidad, sino un pedazo seleccionado y más bien limitado), y me choca sobre todo pensar que, frente a las malas noticias, nuestra reacción más frecuente es la parálisis. El “no sé qué hacer”. El “soy demasiado insignificante para cambiar esto”. El “mejor no hago nada”.
* * *
Así que decidí abordar el asunto por tres frentes: primero, recordando que los humanos tenemos un cerebro lleno de atajos. Uno de esos atajos se llama “sesgo de negatividad“, y hace que nos enfoquemos más en las cosas negativas que en las positivas, porque de esa manera evitamos repetir acciones que pueden poner en riesgo nuestra vida. Por ejemplo: es más fácil que recordemos con lujo de detalles una comida que nos intoxicó, a que recordemos con esa misma nitidez una comida que nos pareció muy rica. De esa manera la naturaleza nos ha ayudado, a través de la evolución, a ser rápidos en el proceso de aprender qué cosas nos ponen en riesgo mortal.
El asunto es que ese sesgo, como todos los demás, hace que reaccionemos de manera poco racional. Sí, nos ayuda a sobrevivir en algunas situaciones, pero en muchas otras lo único que logra es que nos saltemos el camino más largo, que lleguemos a la conclusión más sobre-simplificada y que nos olvidemos de la complejidad del panorama completo. Y eso —creo— es lo que ha pasado con 2016: mucha gente está adolorida y desesperanzada porque cayó redonda en esa trampa del cerebro, dejó que todo lo demás se pusiera borroso y se aferró sólo a las noticias más negativas, las que aparentemente dieron forma a 2016… olvidando que 2016, como cualquier otro año, tuvo también cosas buenas y cosas meh.
Ya había hablado más o menos del mismo asunto —de nuestra tendencia a simplificar la realidad y ponerle filtro de blanco y negro— en una publicación anterior, porque creo que es súper importante que empecemos a sacudirnos esa maña. La realidad es compleja. El mundo es complejo. Difícilmente hay algo que sea 100% “bueno” sin impacto negativo por aquí, y difícilmente hay algo 100% “malo” que no tenga un impacto positivo por allá. Es incómodo. Es difícil de digerir. Requiere que pensemos más y que seamos más críticos. Superémoslo.
* * *
El segundo frente que quise abordar, fue el que mencioné al principio: una lista con cosas positivas que pasaron durante 2016, y que se quedaron en segundo, tercer, o cuarto plano porque no activaron nuestra respuesta de supervivencia.
Empecé a hacer la lista yo sola, pero se me ocurrió una idea: pensé que una lista colaborativa sería más interesante, así que recurrí a mis queridísimos miembros del Club para que me ayudaran a encontrar buenas noticias de 2016 alrededor del mundo. Y el resultado me encantó: varias personas me escribieron con una selección de buenas noticias locales e internacionales, varias personas me dijeron que esa búsqueda las había hecho mirar el año que se acabó con unos ojos más amables, y a mí, en el proceso de armar el rompecabezas completo, se me fortaleció (al menos temporalmente) la fe en la humanidad.
El resultado es una lista con 35 cosas positivas* que pasaron durante el año que ya se acabó, y cuyos resultados —en muchos casos— se empezarán a aplicar en este año que empieza. Aquí van:
1. A pesar del primer golpe bajo que recibimos muchos Colombianos con la victoria del “No” en el plebiscito, finalmente se ajustó, se aprobó y se refrendó el acuerdo de paz, y todo el proceso ha llevado, entre otras cosas, a una reducción histórica del número de muertes en el país.
2. Colombia avaló el matrimonio entre parejas del mismo sexo, dando un paso importantísimo hacia un país más inclusivo, más diverso y más justo.
3. Entró en vigencia la ley contra el maltrato animal en Colombia, que si bien se queda corta en muchos aspectos, es un paso enorme en la dirección adecuada.
4. Entró en vigencia la ley que controla el uso de bolsas plásticas en Colombia. Yo tengo mis reservas con esa ley (porque creo que puede generar algunas consecuencias imprevistas indeseables), pero también me parece un paso en la dirección correcta y creo que marca un momento de cambio en la manera en la que empezamos a percibir las cosas desechables. Y eso no es poca cosa.
5. Bolivia y Perú firmaron un acuerdo binacional para proteger el lago Titicaca.
6. Noruega se convirtió en el primer país del mundo en comprometerse con la meta de “deforestación cero”.
7. Los pandas, los tigres siberianos, los órices, los petreles de las Chatham, los rinocerontes indios y los linces ibéricos dejaron de ser considerados animales en peligro de extinción.
8. Francia prohibió por ley el uso de vasos y cubiertos de plástico.
9. Barcelona tuvo una feria de consumo responsable en la plaza Cataluña durante diciembre, por segundo año consecutivo.
10. Los Juegos Olímpicos tuvieron, por primera vez en la historia, un equipo de atletas refugiados, dándole visibilidad y representación a todas las personas que han tenido que abandonar sus países de origen.
11. Las Abuelas de la Plaza de Mayo encontraron al nieto 121.
12. En Bahía Blanca (Argentina) se dio inicio al plan “Adóptame”, cuyo objetivo es encontrar hogares responsables para los perros callejeros.
13. E
14. En todo el territorio argentino se prohibieron las carreras de perros, poniendo multas y penas de prisión a quienes sigan desarrollando esa cruel práctica.
15. Valencia le apostó al transporte sostenible, con un plan para sumar 17 kilómetros de carriles exclusivos para bicicletas.
16. La capa de ozono mostró signos de recuperación, posiblemente gracias al Protocolo de Montreal (lo cual puede verse como una señal de que los acuerdos internacionales sí pueden funcionar, aunque parezca imposible).
17. Francia se convirtió en el primer país del mundo en prohibir a los supermercados tirar o destruir los alimentos que no vendan. En lugar de eso, estarán obligados por ley a donarlos a organizaciones benéficas y bancos de alimentos.
18. Gracias al esfuerzo de muchas personas, 33 leones fueron rescatados en Perú y Colombia y posteriormente transportados al Santuario Emoya en Sudáfrica, donde disfrutarán de sus vidas sin encierro, sin maltrato y sin explotación.
19. Obama aprovechó una ley de la década de los 50 para proteger las aguas del ártico de perforaciones petroleras.
20. La provincia de Columbia Británica (Canadá) protegió una enorme área de bosque, conocida como “la Amazonía del norte”.
21. Gracias a la presión ciudadana, se revocó el permiso de construcción de un oleoducto del proyecto petrolero Dakota Access Pipeline (prueba de que cuando la gente se une y se mantiene en pie, se cambia el rumbo de la historia).
22. Se desaceleró el aumento de emisiones globales de carbono, en parte gracias a los esfuerzos de China con su transición a energías renovables.
23. Tanzania y Gambia prohibieron el matrimonio infantil.
24. Tripadvisor dejó de vender y promover atracciones en las que se usen animales, y planea lanzar un nuevo portal educativo para ayudar a informar a los viajeros acerca de los estándares en el cuidado de especies salvajes, en cautividad y en peligro de extinción en el turismo y sus interacciones con los turistas.
25. India inauguró la planta de energía solar más grande del mundo, y planea ser el tercer mercado más fuerte de energía solar a partir de este año.
26. Mongolia creó una reserva natural enorme, protegiendo el delicado hábitat del leopardo de las nieves.
28. La acidez atmosférica se redujo a niveles pre-industriales, lo cual es otra muestra de que, cuando nos ponemos las pilas, somos capaces de revertir los desastres que nosotros mismos creamos.
29. SeaWorld puso fin a su programa de reproducción de orcas en cautiverio. Esto seguramente ha sido el resultado de la presión ciudadana, que se exacerbó gracias a toda la información presentada en el documental Blackfish. Es decir: difundir este tipo de información SÍ hace una diferencia.
30. Los habitantes de Uttar Pradesh (India) decidieron hacer algo frente a la desaparición de áreas verdes en su ciudad, y plantaron 50 millones de árboles en un solo día.
31. El Parlamento de la Unión Africana avaló la prohibición de la mutilación genital femenina.
32. Costa Rica está cada vez más cerca de abastecer su consumo energético con un 100% de energías renovables.
33. Se aprobó la creación de la reserva marina más grande del mundo en el mar de Ross, en la Antártida, que es uno de los poquísimos ecosistemas marinos vírgenes que quedan en el mundo.
34. Las ventas de pitillos / pajitas / popotes / sorbetes han caído radicalmente en Colombia, gracias a las campañas que buscan evitar su uso. (¡Y me siento feliz de haber sido parte de una de esas campañas!).
35. El gobierno de Buenos Aires prohibió la entrega de bolsas plásticas en comercios de la ciudad.
* Y aquí vale la pena aclarar: positivas para mí. Porque las cosas también son “positivas” o “negativas” según la perspectiva de quien las mira, y para muchas personas la victoria de Trump fue una excelente noticia, y para otras (¿posiblemente para las mismas? :-P) el hecho de que se cierre un zoológico o que se prohiban las carreras de perros es una noticia pésima. Así que eso: no nos olvidemos de las perspectivas.
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Y por último, quiero hacerte una invitación: mantén la esperanza. Tal vez suena demasiado abstracto, pero pienso que es muy importante, y te voy a explicar por qué lo veo así:
Por un lado la esperanza, para mí, es una herramienta poderosísima para “poner a raya” el miedo. El miedo nos paraliza, nos deja sintiéndonos insignificantes, vulnerables e impotentes, y así es prácticamente imposible que generemos un cambio positivo y sustancial a nuestro alrededor. Cuando fortalecemos la esperanza nos damos cuenta de que desde nuestras pequeñas acciones y desde nuestra vulnerable existencia, podemos hacer un montón de cosas que tendrán efecto en otras personas y otras cosas, y dejamos de ver el mundo a través del filtro gris (y, aceptémoslo, bastante cobarde) de “esto está completamente fuera de mis manos”.
Por otro lado, la esperanza genera algo así como un punto de tensión, que es súper importante para enfrentar la realidad y evitar caer en otra parálisis: la del optimista extremo o la del pesimista cerrado. Me gusta mucho la manera en la que la describe Rebecca Solnit:
“La esperanza se sitúa en las premisas de que no sabemos qué va a pasar y que en la amplitud de la incertidumbre hay espacio para actuar. Cuando reconocemos la incertidumbre, reconocemos que podemos influir en los resultados; uno solo o en colaboración con unas pocas docenas o varios millones de personas. La esperanza es un abrazo a lo desconocido y lo incognoscible, una alternativa a la certeza de los optimistas y los pesimistas. Los optimistas piensan que todo estará bien sin nuestra participación; los pesimistas toman la posición opuesta; ambos se excusan de actuar. Es la creencia de que lo que hacemos importa a pesar de que no podamos saber de antemano cómo y cuándo puede importar, o a quién y qué puede afectar. Es posible que tampoco los sepamos después, pero en todo caso importa, y la historia está llena de personas cuya influencia fue más poderosa después de que se fueron.”
Creo yo que eso es lo más importante: la esperanza nos hace ver que el futuro no está escrito, que por lo tanto hay opciones, que hay poder en nuestras manos, y que lo único que hace falta es que decidamos ponerlo a funcionar.
Hace tiempo leí en algún lugar que la manera más sencilla de quitarle el poder a alguien es convenciéndolo de que no lo tiene. Pues bueno, cuando perdemos la esperanza y dejamos que las malas noticias nos hagan sentir insignificantes e impotentes, lo que estamos haciendo es abandonar el poder que tenemos (que ahí está, aunque sea pequeñito) y dejarle el espacio libre a quienes siguen creando el tipo de mundo del que salen las malas noticias. ¿De verdad les vamos a dejar el camino tan fácil?
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La esperanza fue el tema de la última publicación de 2016 y también de ésta, la primera de 2017… me parece una bonita manera de empezar este nuevo ciclo, porque mi 2016 personal (el que no salió en las noticias, el que viví en carne y hueso) estuvo lleno de cambios, transiciones y desafíos. Me dejó a veces aporreada, a veces cansada, a veces —incluso— desesperanzada. Pero esos mismos cambios, transiciones y desafíos me trajeron también muchas alegrías y aprendizajes, me dejaron más fuerte, más grande y con la esperanza fortalecida, lista para seguir cambiando el mundo.
Y no digo “cambiando el mundo” porque me crea especial… de hecho todo lo contrario: cambiar el mundo es lo más normal de lo normal. Todo el tiempo, con cada cosa que hacemos, estamos cambiando el mundo. La tarea que tenemos consiste en empezar a hacerlo de manera consciente, para que el cambio que generemos sea una respuesta a lo que sentimos que queremos mejorar, y que no sea un simple efecto secundario.
¿Qué tal tu inicio de 2017? ¿Qué piensas de la lista de buenas noticias que preparé con la ayuda de los miembros del Club? ¿Tienes alguna otra noticia para añadir a la lista? ¡Te espero en los comentarios!
Pd¹. Gracias por estar aquí, leyéndome de nuevo después de este largo período de “desconexión” :-)
Pd². Sara, una de las lectoras del Club, me mandó un enlace súper interesante sobre las paradojas del progreso. Habla sobre cómo, a pesar de que estamos mejorando en muchísimas cosas, tendemos a ver la realidad todo el tiempo como si fuera de mal en peor. Te lo recomiendo mucho, lo puedes encontrar aquí.
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