Otro de los aceites que estamos acostumbradas a utilizar es el aceite de zanahoria, para aplicar directamente sobre la piel o para usar en nuestros jabones. Al incluir aceite de zanahoria en la elaboración de jabones conseguimos un bonito color naranja, muy natural y en tono pastel, y la cualidad de proteger y calmar nuestra piel, así como ayudar a conseguir un bronceado más rápido e intenso. Lo puedes añadir en el momento de la traza, si lo has preparado con una aceite que produce un jabón blando como el de girasol, o como aceite base si utilizas para su preparación un aceite que crea jabones duros, como puede ser el aceite de oliva. Si no tienes tiempo o ganas de hacerlo tu misma, también puedes comprarlo directamente en nuestra tienda en el siguiente enlace: comprar aceite de zanahoria. Pero si eres de las que te gusta hacerlo todo tú misma, te explico cómo se hace:
¿Qué necesitamos?
1 kg de zanahorias.
1 litro de aceite de hueso de oliva.
Vitamina E.
¿Cómo se hace?
Lavamos, pelamos y rallamos las zanahorias. Cuanto más finas mejor.
La ponemos en un recipiente al fuego y cubrimos con el aceite.
Calentamos a fuego medio durante unos 20 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se quemen/peguen.
Cuando veamos que las zanahorias están cocinadas (su aspecto es blandito y dorado), las retiramos del fuego y las dejamos enfriar.
Cuando el aceite esté frio, colamos la mezcla con un colador de tela y vamos exprimiendo las zanahorias por la parte de abajo para sacarle todo el jugo.
Añadimos vitamina E para conservar el aceite de forma natural.
Dejamos reposar la mezcla en un recipiente de cristal durante un día mas o menos.
El agua del jugo de zanahoria quedará en la parte de abajo (muy poquito) y en la parte superior tendremos todo nuestro aceite, listo para usar.
Nota: si queremos que quede más fino podemos volverlo a colar con filtros de papel (de esos de café), y si lo guardamos en la nevera nos durará mucho más tiempo.
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