Nosotros comenzamos el nuestro hace casi un año y estamos asombrados de lo bien que funciona y como nos ha permitido reducir nuestros desperdicios.
El compost o abono es básicamente el producto que se obtiene de la descomposición de residuos orgánicos como restos de comida (frutas y verduras), hierbas, tierra, etc. Es una excelente forma de reducir los desechos que producimos, a la vez que aprovechamos los desperdicios para ser devueltos a la tierra.
La descomposición se genera por la reproducción masiva de bacterias, hongos y micro-organismos. Cuando los residuos orgánicos se descomponen, habremos obtenido un fertilizante natural.
¿Por qué deberíamos compostar?
Cuando la basura se envía a vertederos, el aire no puede llegar a los residuos orgánicos, haciendo que al descomponerse se genere metano (un gas nocivo) causando efecto invernadero y dañando la atmósfera de nuestro planeta.
Por el contrario, cuando estos desechos se convierten en abono en un compostero casero o comunitario, el oxígeno ayuda a la descomposición y a penas libera gas metano. Al cabo de unos 6-9 meses, se obtiene un fertilizante libre de químicos.
Ventajas de compostar
Ayuda a reducir los desperdicios que acaban en vertederos. Hoy en día, un 40% – 50% de los desperdicios que acaban en vertederos podrían haber sido compostados. No solo son una perdida de recursos aprovechables sino que son un foco de infecciones, gusanos, animales no deseados, malos olores y en general un aumento de la contaminación; dañinos para el planeta, nuestra salud y los bolsillos.
El compost es rico en minerales y nutrientes para fertilizar árboles y plantas de todo tipo.
Favorece la productividad de los suelos sin aportar químicos dañinos.
Supone un 65% menos de CO2 con respecto a lo que sería si la misma cantidad de desechos tuvieran que ser tratados. También por el hecho de que no sería necesario transportar tantos residuos.
Es una gran forma de iniciarse en la jardinería y en proyectos comunitarios sostenibles.
Es una buena herramienta de aprendizaje.
Nos ayuda a tomar conciencia sobre la separación de residuos y los alimentos que desperdiciamos.
Es fácil de hacer y económico.
¿Cómo compostar?
Existen muchos tipos de formas de compostar, yo les voy a contar sobre la que nosotros utilizamos, el vermicompostaje, a veces llamado también “lombricultura”:
Se hace en un contenedor y se utilizan lombrices para producir humus (caca) de lombriz de los restos orgánicos. Las lombrices se pueden comprar por internet, en un vivero de plantas o en una tienda de cebos.
Se recomienda el uso de la lombriz roja californiana. Se supone que el uso de lombrices “normales” de tierra no funciona tan bien porque tardan más tiempo en reproducirse y no son tan eficientes. La verdad, nosotros hemos venido usando las de tierra y nos han funcionado bien.
Para hacer nuestro compostero tomamos un contenedor de basura que teníamos en casa, adentro, tenía unos retazos de madera sin tratar. El nuestro es enorme, pero puedes usar un contenedor mucho más pequeño.
Tomamos varios periódicos y papeles viejos y los cortamos en tiras largas y de unos 2 cm de grosor. También unos cartones que los rompimos con las manos para hacer pedazos pequeños. Todo esto, para hacer una base inicial, la camita de las lombrices.
Lo humedecimos un poco y fuimos agregando un poco de tierra de unas macetas que acabábamos de replantar, algunas hojas de jardín y césped que habíamos podado.
Al agregar la tierra de las macetas, ya ahí habían unas cuantas lombrices y fue entonces cuando comenzamos la “cacería” por el jardín. Levantando macetas y viendo por todos lados, cada lombriz que conseguíamos la fuimos metiendo en el compostero. Sé que suena a mucho trabajo, pero la verdad no fue tanto, porque a veces nos conseguíamos con cosas como ésta: ¡muchas lombrices juntas!
Ya al tener lombrices y su “casita” lista, comenzamos poco a poco a añadir residuos orgánicos, más que todo de verduras y frutas que íbamos consumiendo.
Cada vez que conseguíamos más lombrices, las llevábamos al compostero y una o dos veces por semana íbamos añadiendo más residuos orgánicos. Estando siempre pendientes de que se mantuviera húmedo, si hacía falta se mojaba un poco.
Al cabo de casi un año, este es nuestro compostero hoy en día…
El vermicompostaje crea también una especie de té de compost (escurrimiento del agua), hay quienes dicen que se puede utilizar como fertilizante adicional y hay quienes recomiendan no hacerlo. Yo honestamente no creo que sea malo ya que seguramente va a tener los mismos minerales que el resto de lo que está en la pila, así que lo veo como un uso adicional, pero tampoco es que se le saque mucho.
David le abrió esta tapita por debajo, para ayudar a drenar el líquido. Y es muy cómodo para meter la palita e ir sacando la tierra (compost) que vamos necesitando.
En teoría, cualquier materia orgánica se puede compostar, pero hay cosas que los expertos nos recomiendan evitar.
¿Qué cosas no debería compostar?
Productos cárnicos, tardan mucho en descomponerse y tienden a atraer animales e insectos no deseados y causar malos olores.
Lácteos, pueden atraer animales no deseados y moscas.
Heces de animales domésticos como perros y gatos, pueden contener patógenos no beneficiales para el compost.
Estiércol, abstenerse si el animal está enfermo o si se le administran hormonas o antibióticos.
Materia inorgánica como plásticos, gomas, acrílicos, poliéster.
Animales muertos, es mejor enterrarlos en suelo profundo.
¿Qué cosas puedo compostar?
Agua del acuario o de cuando cocinamos alimentos como pasta (una vez que se enfríe).
Residuos de vino o cerveza.
Cartón y papel no brillante, preferiblemente en pedacitos pequeños.
Bolsas de papel, servilletas y platos de papel, papel higiénico.
Filtros de café y bolsas de té.
Tela – hilo, trapos, hechos de materiales naturales, como lana o algodón.
Pelusa y pelo (humano y de mascotas).
Recortes de uñas.
Contenido de la bolsa de la aspiradora (polvo y pelos, eliminar cualquier plástico o metal que pueda haber).
Cáscaras de huevo (trituradas es mejor).
Sobras de frutas y vegetales, nueces de lavado (cáscaras, tallos, etc.).
Granos (pasta, pan, etc.).
Hierbas, heno, turba, algas y desechos de jardín como las ramas trituradas.
Cortezas de árbol y maderas no tratadas (tardan mucho más tiempo en descomponerse, así que mejor ponerlas al fondo de la pila).
Estiércol de animales criados orgánicamente.
Cenizas y astillas de madera, aserrín, virutas de lápiz, etc.
De todos modos, Amigos de la Tierra tiene un manual básico muy completo sobre todo lo que necesitas saber si deseas iniciarte en el compostaje. Al inicio del post, también les dejé un video de nuestro canal de YouTube donde David explica brevemente sobre nuestro compostero.
Nosotros conseguimos muy práctico tener una pequeña papelera en la cocina que la utilizamos exclusivamente para restos orgánicos. La vamos vaciando en el compostero cada 2 días o según vaya siendo necesario. Durante los meses de verano, es necesario vaciarla más frecuentemente a fin de evitar las moscas de fruta dentro de casa.
En un par de semanas nos mudaremos de vuelta a España, le hemos preguntado a unos vecinos si quieren “heredar” nuestro compostero pero lamentablemente no están interesados. Ahora he estado intentando contactar con unos centros ecológicos locales, ojalá alguno de ellos esté interesado, de lo contrario, tendremos que dejarlo acá en el jardín, a riesgo de que los próximos inquilinos no estén interesados en darle uso.
Y tú, ¿tienes un compostero?, cuéntame cómo ha sido tu experiencia.
La foto de las lombrices la saqué de acá