" La campaña se presentó en junio de 2006 en el Campus Ciudadela de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona contando con la colaboración de profesores y catedráticos de diversas disciplinas académicas como el derecho y el periodismo. El inicio de la campaña se centró en la exposición fotográfica itinerante Perú: historias de trabajo infantil, que mediante un recorrido de imágenes da a conocer la historia de varios niños trabajadores como la historia de John. John es un niño que desde que empezó a balbucear cuatro palabras comenzó a trabajar en el vertedero de Valle Sagrado seleccionando y reciclando basura. Unas imágenes que no dejan indiferente y que nos hacen pensar en la infancia de nuestros padres y abuelos. Al verlas, Víctor Escartín, uno de los visitantes de la muestra, comentaba como su padre con tan solo 10 años se vio obligado a trabajar en la hacienda de un terrateniente tras la guerra civil española. Necesitaba asegurarse un techo y un plato de comida y por ello tuvo que abandonar la escuela".
"Nuestra campaña ha incorporado durante estos años diferentes materiales como proyecciones, pasatiempos, paneles o charlas informativas con el objetivo de hacer partícipe a toda la ciudadanía. En 2011 nos volcamos especialmente en el ámbito escolar. Ideamos sesiones de cuentacuentos a partir de historias reales para iniciar nuestra andadura en escuelas y bibliotecas. Así nació Kukuri, el mecánico la historia de John en el imaginario infantil. Joana Sáez, narradora oral que colabora con Global Humanitaria, recordaba como un día al finalizar una de las sesiones se le acercó una niña con su madre para darle las gracias por el cuento que había explicado. “La madre me explicó que la niña le había preguntado si era cierto que había niños que trabajaban en un vertedero; la madre le confirmó que era cierto y que también lo hacían en otros tipos de trabajos, a la niña se le escaparon las lágrimas y quiso darme las gracias por el cuento. Ambas estaban visiblemente emocionadas y sus ojos brillaban. Fue muy emocionante observar su reacción” añade.
"Tras estos diez años de trabajo más de 5000 alumnos de primaria de escuelas españolas han participado en nuestras sesiones de cuentacuentos. La mayor parte de los niños desconocen otras realidades. Sus hábitos, su espacio de juego, la escuela, en definitiva, su vida cotidiana es la única realidad que conocen y les cuesta imaginar que alguien pueda vivir realidades tan diferentes. Con pequeñas dosis de ternura durante la narración y posteriormente con las actividades que proponemos los niños se muestran muy receptivos con las historias que se cuentan y se acaban identificando con los personajes. Los paneles de fotografías reales que contextualizan el cuento les ayuda mucho a visualizar a los protagonistas. Esto ha sido fundamental para que fluya un espacio de diálogo y de reflexión conjunta ante las injusticias sociales. También los hace pensar... y valorar todo lo que tienen", concluye.