Los comedores atienden a 167 niños y niñas de comunidades quechua. Tienen un enfoque participativo y en su gestión colaboran padres y madres de familia y maestros que aportan patatas, hortalizas (procedentes del huerto escolar) y mano de obra para la preparación de los menús y para el acondicionamiento de las instalaciones.
La alimentación de muchas familias en estas dos comunidades se basa en uno de los principales productos de la zona, la patata, que suele ser transformada en chuño (deshidratada) para su conservación. El hecho de no contar con recursos suficientes, hace que la familias no puedan adquirir alimentos nutritivos necesarios para el desarrollo de los niños. Nuestro programa de seguridad alimentaria incluye sesiones de capacitación para la inclusión de elementos nutritivos en los almuerzos a partir de productos locales.
Aunque los índices de pobreza moderada han disminuido del 59 al 39%, en Bolivia ésta se sigue concentrando en zonas rurales y en comunidades indígenas. El municipio de Vacas está a entre 3.400 y 4.400 m sobre el nivel del mar, y tiene un clima seco y frío que dificulta la diversificación productiva: la base de su economía es la agricultura y ganadería de subsistencia. En los últimos años en Cochabamba hemos impulsado hasta 18 biohuertos escolares para mejorar la nutrición de los niños.
Imagen: Niños y niñas de comunidades quechua asisten a los nuevos comedores escolares en Vacas, Bolivia.(Global Humanitaria)