Tal pasa el tiempo, que ya llevo más de un mes siendo vegana. ¡Parece increíble! En comparación con otras personas, que la hacen progresivamente a lo largo de los meses, mi transformación al veganismo ha sido rápida y repentina, impulsada por la sobredosis de información en un ataque de investigación nocturna.
Voy aprendiendo sobre la marcha, y está claro que todavía me queda mucho por recorrer, pero empiezo a hacerme una idea global de como está siendo mi experiencia. He estado anotando pensamientos y cambios que he notado antes, durante, y después de Veganuary... y la verdad, me han sorprendido incluso a mí. Aquí algunos de ellos:
Ser vegano es fácil
Nunca creí que el veganismo sería tan fácil. Al ser un estilo de vida no común, creemos que no hay casi opciones para comer, por no mencionar las dificultades que debe haber para obtener todos los nutrientes y vitaminas necesarias... ¿verdad? ¡Pues no! Todas las veces que he ido a comprar, ¡he llenado el carro hasta arriba! Plátanos, manzanas, mangos, aguacates, pimientos, espinacas, garbanzos, guisantes, champiñones y setas, zumos naturales, frambuesas, arándanos, mandarinas, arroz, pasta, tortitas, salchichas de tofu, hamburguesas de champiñones, galletas, lentejas, espárragos verdes, mantequilla de cacahuete, tomates, acelgas, masa de pizza, frutos secos, semillas chia... En fin, toda una infinidad de productos.
Es cierto que hay muchas cosas que ya no puedes comer, pero la mayoría, he notado, son productos no demasiado sanos, con grandes cantidades de conservantes y químicos, o con exceso de sal o azúcar. Por no mencionar los propios productos animales en sí, como la carne o el pescado, que tienen sustitutos muy nutritivos (tofu y seitán), o los lácteos, que presentan alternativas como las leches vegetales (¡deliciosas!) o quesos veganos.
El precio de la salud
Existen dos clases de respuestas cuando te planteas si ser vegano es más caro que ser omnívoro. Una respuesta es, "¡sí, sin duda! ¿es que no has visto el precio de la quinoa, o de ese bloque de tofu?". Cierto. Otra respuesta es, "¡para nada! te sorprenderías a la hora de comprar, cuán barato puede llegar a ser una dieta vegana". Cierto también.
Los productos veganos u orgánicos suelen ser más caros que los productos de origen animal. Normalmente, porque son productos especiales que no son consumidos por la población general -sino por unos pocos. También, porque muchos son sustitutos de una comida que se obtiene por medios mucho más baratos.
¿Sabéis la polémica sobre la ropa de la industria de la moda rápida? ¿La camiseta de H&M a 10 euros, o los pantalones cortos de Forever21, a 4,99? Los precios son muy reducidos porque las grandes empresas o corporaciones emplean mano de obra barata. Muy barata. Tan barata, que las condiciones laborales de los trabajadores (trabajadoras, normalmente) son inhumanas, denigrantes, indignantes. Pues lo mismo pasa con los animales. Una compañía puede obtener carne o leche en grandes cantidades y por un precio muy barato si las condiciones en las que se mantienen a los animales son inhumanas, denigrantes, indignantes. Y así son.
Esa es la fórmula que se utiliza para satisfacer la gran demanda de productos animales. Y ese es el precio que se paga. Un precio que incluye explotación y abuso. Los productos 100% vegetales, las comidas veganas, los ingredientes orgánicos... son, de alguna manera, más justos. Se paga la producción real y justa, el trabajo hecho por humanos, y la calidad del producto. ¿Es más caro que las nuggets de pollo? Seguramente, pero es toda una inversión. Inversión económica, ya que los productos suelen usarse con más moderación, y suelen durar más, pero también inversión en salud.
Por otro lado, también podríamos decir que comer vegano no es más caro que ser omnívoro, ya que hay muchos productos que se consumen en ambos estilos de vida y que tienen un precio reducido, así como frutas, verduras, pastas, hortalizas y legumbres. Puede llegar a ser incluso más económico si se compra en mercados locales de frutas y verduras.
Dificultades
Como era de esperar, el gusanillo se ha pasado por casa estas semanas. Gusanillo por chocolate que lleva leche, por trozos de pan con queso, o por huevos revueltos. Es normal; estamos acostumbrados a consumir esta clase de productos. ¡No pasa nada! Se come un snack vegano, y a otra cosa. Hay que tener presente el por qué tomamos parte en este estilo de vida. Mis principios y las causas en las que creo son más importantes que mis preferencias por un sabor efímero -un sabor que es responsable de toda una vida de sufrimiento para un animal inocente.
He visto que es mucho más fácil si te deshaces físicamente de aquellas cosas que crean tentación (huevos, hot dogs, bollería industrial) y las sustituyes por alimentos similares pero veganos. Las salchichas y hamburguesas vegetales salvan vidas, y las cremas de cacao, las galletas, y los bizcochos veganos merecen todo un monumento. El aprender recetas también es de gran utilidad; ¿cómo puedo hacer revueltos sin huevo?, ¿de qué puedo hacerme un sandwich por la noche?, ¿cómo combino este vegetal para hacer la comida?
¿Qué ha cambiado?
En primer lugar, mi salud. Desde que quité la carne de mi alimentación, hace un año, tengo más energía, duermo mejor, y me siento bien en general. Habiendo dado un paso más allá con el veganismo, además, he observado que mi piel reluce más; apenas tengo acné, y nunca me siento hinchada después de comer. He perdido peso sin dejar de comer; de hecho, estoy convencida de que como más, pero mejor... y acabo satisfecha después de cada comida, pero llegando con apetito a la siguiente.
En segundo lugar, mi mente también está en mejor posición. Cuando aprendí qué ocurría en las granjas y en la industria ganadera, tuve insomnio durante dos semanas. Cuestioné lo que hacía y todo lo que creía saber, y me di cuenta de que, pasivamente, estaba contribuyendo a un terrible movimiento de crueldad y explotación. Ahora puedo decir que mis ideas coinciden con mis acciones.
Por último, puedo mencionar muchos pequeños cambios en mi estilo de vida. Por ejemplo, ya no hay producto que termine en mi cesta de la compra sin haber sido antes examinado atentamente, ingrediente por ingrediente (¡una vez creí estar comprando salchichas veganas, cuando en realidad contenían almunia de huevo!).
También se ha desarrollado mi creatividad a la hora de cocinar (experimentar con nuevas combinaciones, improvisar salsas veganas, crear batidos, usar extraños aparatos para mezclar, depurar, y colar...), al igual que mi paciencia para escuchar según que comentarios, explicar en la pastelería de la esquina que la mantequilla también cuenta como producto animal, o ignorar la atenta mirada de compañeros que intentan capturarte cometiendo un error.
Comida vegana global
He aprendido que, si quiero salir a comer fuera, no debería temer tanto como uno cree. Y es que la gran mayoría de países tienen platos que, tradicionalmente, son
Comida china: Arroz con salsa de soja, fideos chinos con champiñones y maíz, rollitos de primavera vegetarianos... Además, cada vez más restaurantes ofrecen la opción de tener verduras revueltas con tofu.
Comida italiana: Parecerá que no, pero en Italia comer vegano es tan sencillo como pedir tu pizza preferida sin queso. También tienes la opción de comer pasta a la puttanesca (sin anchoas) o verduras asadas en focaccia.
Comida vietnamita: Samosas de verduras, rollitos de primavera con salsa de cacahuete, sopa de miso, makis de coliflor rebozados...
Comida mexicana: Burritos de vegetales, arroz con judías, nachos con guacamole, tacos con "carne" vegetal, lechuga y pimiento...
Comida japonesa: El sushi vegano está pegando fuerte, y tiene su origen en Japón. Además, tenemos opciones como rollitos de shiitake, o arroz con tofu marinado.
Respecto a estar en otros países y comprar tú mismo los productos... ¡todavía es más fácil! Puedes encontrar en casi todos los supermercados y mercados locales productos como plátanos, arroz integral, aguacates, judías negras, garbanzos, tomates, verduras de hoja verde, pasta, aceite, cereales, fruta de temporada, frutos secos, toda una variedad de panes, mantequilla de cacahuete... Además, cada vez es más común vender hamburguesas veganas, tofu, y leche de origen vegetal. ¡Y es que muchísima gente es intolerante a la lactosa!
Conclusión
Desde el momento en que decidí dejar de consumir productos animales, ya no he mirado atrás. La transición me ha hecho concienciarme mucho más en todo lo que implica crueldad hacia los animales. Además del tema comer animales en sí, también me ha hecho ver la cautividad de los zoológicos de otra manera. También me ha abierto los ojos sobre el mundo de la experimentación en animales para cosméticos, tabaco, o pruebas militares y, en general, sobre la vivisección para investigación médica.
Solía pensar que el veganismo era un movimiento algo extremo, rozando lo "hippie". ¿Acaso no necesitan las ovejas ser esquiladas? ¿Es que hacemos daño a las gallinas si recogemos sus huevos? Ay, ¡qué poca educación recibimos al respecto! Solo con un click puedes conseguir toda la información que necesites en Internet. Y una vez lo haces, tienes todas las herramientas para tomar una decisión.
Personalmente, con el veganismo he podido descubrir la verdad sobre cómo tratamos a los animales en muchísimos aspectos, y he decidido dejar de contribuir a ello. Solo puedo decir que jamás volvería atrás, y que ojalá lo hubiese hecho antes.