El otro día compartía contigo unos cuantos propósitos sostenibles para este 2018, haciendo hincapié en aquellos que pueden mejorar tu calidad de vida a la vez que proteger el planeta. Pero si uno destaca por encima de todos, y se repite cada vez más en las listas de Año Nuevo por todo el mundo, es el de dejar de comer carne.
Pasarse a una dieta vegana o vegetariana, o sencillamente reducir tu consumo de carne y productos animales, es un pequeño paso que puede tener consecuencias enormes para tu salud y para la Tierra (además de para los animales, claro está). Puedes hacerlo para no sentirte tan pesada o hinchada, para mejorar tus niveles de colesterol, para perder peso de manera natural, para prevenir enfermedades como el cáncer o la diabetes, para mejorar tu piel… También puedes hacerlo para luchar contra la deforestación o el cambio climático, como extensión de tu compromiso con el comercio justo, o para salvar la vida de hasta 350 animales cada año.
¡Las razones son múltiples, y los beneficios todavía más! Es por eso que hoy te traigo unos cuantos consejos para ayudarte en este cambio y hacértelo más fácil.
Escoge una motivación
Sea cual sea, tu razón o motivación para realizar este cambio es clave. ¡Sin ella, será muy fácil rendirse! Tenerla siempre en mente te ayudará a seguir adelante en aquellos momentos en que no estés muy animado o en los que todo parezca más difícil. Si lo haces por los animales, recordar el sufrimiento que tiene lugar en las granjas industriales te hará más sencillo rechazar ese sándwich de pollo. Si lo haces por tu salud, no hay mejor inspiración que saber lo bien que te sentará sustituir ese embutido por un snack de hummus con zanahorias. Puedes poner post-its, fotografías o pegatinas en lugares que veas frecuentemente para recordar siempre tu motivación.
Encuentra apoyo
Si bien este es un cambio individual, tener apoyo de una manera u otra siempre hace que disfrutes más del viaje. Comparte con tu familia y con tus amigos las razones por las que quieres dejar de comer animales, enséñales uno de tus documentales preferidos (Forks Over Knives, Cowspiracy, What the Health…), y explícales por qué es importante para ti. Con un poquito de suerte, recibirás todo el apoyo que necesites de ellos. Si no es así, no te preocupes. En Internet hay miles de comunidades y grupos online que ofrecen ayuda, información, recetas, sugerencias, recomendaciones, consejos y apoyo moral, además de blogs, redes sociales y cuentas de Instagram.
Añadir al plato, no eliminar
Muchos ven la transición a una dieta sin carne como un cambio restrictivo, casi negativo, al que hay que restar. Pero la realidad es que es mucho más sencillo y efectivo si sumamos. En vez de quitarte ciertos grupos de alimentos del plato, intenta llenarlo con más verduras, cereales y legumbres. Por ejemplo, en vez de quitar la carne picada a los macarrones, prepáralos con un montón de verduritas. Intenta llenar el plato con un montón de súper alimentos que vengan de la tierra y apostar por proteínas que vengan de las legumbres; de esta manera, cada vez tendrás menos espacio (y necesidad) para la carne.
Si sigues viendo un gran vacío en el plato, tal vez te resulte más sencillo empezar con un sustituto para la carne, ya sea carnes vegetales, arroz, quinoa, un poco de pasta, o garbanzos. También puedes prepararte los famosos boles budha, en los que mezclas en un bol granos (normalmente arroz), legumbres, y un montón de vegetales. ¡Son muy saciantes!
Aprende qué necesita tu cuerpo
Ser vegetariano o vegano no significa que, automáticamente, eres delgado e inmune a todas las enfermedades. ¡Hay que saber comer! El cuerpo necesita ciertas cantidades de vitaminas y nutrientes que debe ingerir regularmente, mejor de fuentes vegetales, además de cualquier necesidad especial que tengas TÚ en específico. La especialista en nutrición vegana Virginia Messina comparte en su libro Vegan for Her estos consejos para comer de lo más saludable:
1. Come legumbres de manera regular. Pueden ser alubias, garbanzos (ejem, hummus, ejem), lentejas, cacahuetes, crema de cacahuetes…
2. Come entre 5 y 8 raciones de frutas y verduras cada día. Solía pensar que esto era imposible, pero la verdad es que es mucho más sencillo de lo que creemos, sobre todo con batidos de frutas y boles budha. Mejor enfatizar el consumo de verduras por encima de las frutas, e incluir siempre que podamos vegetales de hoja verde oscura (espinacas o col rizada), vegetales de color naranja (como la calabaza o las zanahorias, por su vitamina A) y alimentos con mucha vitamina C (naranjas, fresas, coliflor, brócoli, limón, tomates…).
3. Intenta comer cereales integrales en vez de refinados. Es decir, siempre que puedas, decántate por el pan, el arroz y la pasta integral, o por alternativas igual de sanas (¿has probado los espirales de garbanzo, o los fideos de guisante, o la pasta de arroz?).
4. Consume cantidades moderadas de grasas buenas (que son altamente necesarias), provenientes sobre todo de frutas como el aguacate y de frutos secos como las nueces, las almendras y los anacardos. Espolvorea tus comidas con semillas de chía o semillas de lino para consumir suficientes grasas ALA (relacionadas con el omega).
5. Asegúrate de consumir calcio a través de vegetales de hoja verde (las espinacas son fabulosas para ello), alcachofas, espárragos verdes, moras, olivas, tofu, tempeh, leches vegetales fortificadas, almendras, o tahini (¡que puedes usar como salsa con un poco de zumo de limón!).
Hazlo a tu ritmo
Cada persona es diferente. Si a eso le añades que no hay una única manera de hacer las cosas, verás que el ritmo en hacer el cambio cambia muchísimo entre unos y otros. Aunque aquí la servidora hizo la transición de la noche a la mañana, muchas personas realizan su cambio de alimentación a lo largo de las semanas, meses, e incluso años. Todo dependerá de tu salud, de tu motivación, y de tus facilidades. Tal vez puedes ir substituyendo un tipo de carne/producto cada mes, o ir añadiendo verduras a tus recetas cada semana. O tal vez necesitas empezar con un día a la semana sin productos animales. ¡Sea como sea, has empezado ya un cambio del que deberías estar orgulloso! Decide tu ritmo y verás que los progresos son constantes.
Si te caes, vuélvete a levantar
Seas un vegano estricto desde hace veinte años, o un vegetariano novato de hace tres semanas, es posible que alguna vez comas algo que no deberías. Ya sea por accidente o por un momento de debilidad. No pasa nada. Es algo normal que puede ocurrirnos a todos, y aunque nos sintamos mal por ello (¡a veces físicamente hablando!), debemos tomárnoslo como un aprendizaje. ¿No he podido evitar comerme esa chocolatina del hotel porque tenía un gran antojo? La próxima vez llevaré siempre chocolate sin leche en el bolso. ¿En el almuerzo del trabajo todo llevaba ingredientes animales? La próxima vez sugeriré otro lugar al que ir. ¿El picnic familiar no es para nada vegan-friendly? En el próximo encuentro prepararé yo mismo una de mis comidas preferidas para compartir. El contador no vuelve a cero; tu progreso sigue intacto y tu objetivo estará de nuevo más cerca en tu próxima comida.
Si tienes problemas, consulta con un profesional
La comida es medicina, y ya lo decía Hipócrates hace siglos. Cuando los alimentos entran en nuestro sistema, estos se desmenuzan y convierten poco a poco en nuestra energía, nuestra grasa, nuestra sangre. Es por eso que llevar una dieta saludable y mayoritariamente vegetal nos sana y evita de muchísimos problemas de salud. A pesar de todo, y como ya hemos dicho, cada persona es distinta. Y eso incluye tu salud y la manera de procesar alimentos de tu cuerpo. Así pues, si ves que algo no va bien, si no consigues sentirte mejor, o si quieres consejos profesionales para complementar tu dieta, no dudes en consultar a un médico, nutricionista, o profesional.
Del mismo modo, no esquives suplementos o medicinas si los necesitas para tu salud. Normalmente, con una dieta 100% vegana necesitas un suplemento de vitamina B12, que se consigue a través de los gérmenes/bacterias que ingieren los animales al comer. También se recomienda, seas omnívoro, vegetariano o vegano, que tomes un suplemento de vitamina D a causa de la normalizada falta de ejercicio en el exterior y poca luz solar en algunos lugares/algunas épocas del año. De nuevo, si tienes dudas al respecto, ¡consulta con un profesional!
Por último, ¡sé creativo! Desde que me hice vegana, ¡soy mucho más aventurera en el ámbito gastronómico! Y es que este cambio es una grandísima oportunidad para dejar volar tu imaginación, probar cosas nuevas, realizar cambios en tus recetas, inventarte platos nuevos, degustar frutas exóticas, súper alimentos, platos extranjeros y comidas que no has probado (por ejemplo el miso, la yuca, la pasta de kamut, el açai, la levadura nutricional, sushi vegetariano, chips de kale, la kombucha, etc.).
Si has tomado la decisión de mejorar el planeta, tu salud y la vida de los animales cada vez que te sientas a comer, te deseo muchísima suerte, y espero que estos consejos te sirvan de ayuda. Y si necesitas apoyo o información extra, tienes alguna pregunta/duda, o sencillamente quieres contarme cómo va tu cambio, te invito a que me mandes un correo electrónico.
¡Feliz Año!