El pasado 29 de junio el nuevo Consejo de Ministros aprobaba el Plan de Acción para la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que se incluirá en el primer Examen Nacional Voluntario en las Naciones Unidas. Esta medida del Gobierno marca un plan alineado con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS), aprobado en septiembre de 2015. Hasta ahora la posición de España al respecto ha sido tímida, y apenas había anunciado medidas para avanzar en los retos que propone dicha agenda, especialmente en términos de cooperación internacional, y hacia los que todas las naciones deberían ir avanzando. Se trata de objetivos como erradicar la pobreza, luchar por la igualdad, o velar por el respeto al medio ambiente entre muchos otros. Por ello, este reciente paso podemos leerlo como algo positivo.
Según afirmaba Juan Pablo de Laiglesia, secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe (Secipic) para El País, el documento hace hincapié en un buen diagnóstico de la situación actual en España como punto de partida, para poder afinar las acciones a desarrollar.
Pero los ODS no sólo afectan a las políticas nacionales. Las políticas de cooperación internacional que España desarrolla en el exterior tienen un importante impacto en otros países. Según de Laiglesia, el nuevo Plan también contempla un impulso de estas políticas de cooperación internacional, que se han visto tremendamente afectadas por la crisis y los recortes de los últimos años.
Y es que desde 2010 el presupuesto para la agencia de Cooperación había caído en picado, sufriendo un recorte del 70%, un 75% desde 2008. En los últimos presupuestos generales del estado la partida a experimentado un incremento del 8.1% respecto al año pasado, dejando la partida en 553.74 millones de euros. Sin embargo, esta cantidad dista de los 2.817 millones asignados a la cooperación en 2009.
La crisis fue la excusa para recortar en partidas de ayuda exterior, afectando a su vez a la política exterior del país. Quedó así bastante limitada a las ayudas de emergencia, restringiendo los recursos a la cooperación, que tiene resultados a largo plazo, y que es muy importante para que sociedades enteras puedan salir adelante en la línea marcada por los Objetivos del Desarrollo Sostenible. El problema es que a pesar de que nos llegan noticias anunciando que los peores años de la crisis han pasado, lleva mucho tiempo volver al punto de partida y recuperar los presupuestos destinados a la cooperación internacional antes de la crisis.